Plena puertorriqueña: herencia viva del Pandero y la calle

Bad Bunny

Es el género musical puertorriqueño que más proyección internacional ha recibido por parte de intérpretes boricuas de la música pop, como Ricky Martin o Yolandita Monge, o del género urbano, como Bad Bunny. Entre los motivos puede estar el que la energía de su ritmo se relaciona con alegría, celebración y fiesta. No hay mejor manera de cerrar un concierto en el Coliseo de Puerto Rico o en el Centro de Bellas Artes que a ritmo de plena.

La plena, en esencia, es un ritmo joven. Sus orígenes se trazan para finales del siglo XIX en el pueblo de Ponce, aunque alcanzó popularidad en el siglo XX. Aparte del principal centro urbano del sur, la plena goza de un fuerte arraigo en la ciudad más grande del oeste, Mayagüez. Las canciones de plena suelen abordar sentimientos amorosos, patrióticos, consejos y advertencias. En sus orígenes, servía para narrar eventos importantes del diario vivir, desde crímenes, el azote de un huracán o la llegada a la isla de un personaje importante, razón por la que se le conoció como “el periódico cantado del pueblo”. Entre los primeros exponentes de plena en ganar fama se encuentran Mon Rivera e Ismael “Maelo” Rivera.

Es de evidente raíz africana; sin embargo, difiere marcadamente de la bomba, tanto en su ritmo, instrumentación, manera de bailar como hasta en la vestimenta con la que se le relaciona. Un detalle que quizás ha contribuido a la popularidad de la plena reside en que su ritmo se marca con dos instrumentos de percusión livianos y fáciles de cargar. Se trata de los panderos: el más grande, llamado segundo o seguidor, con el que se establece el ritmo base, mientras que el pequeño (requinto) elabora sobre la base diferentes contrarritmos y ornamentaciones, llamados “golpes” o “piquetes”. El carácter portátil de los panderos ha contribuido a la popularidad de la plena como el ritmo que más se interpreta durante las ya mundialmente famosas Fiestas de la Calle San Sebastián.

A los panderos se suele sumar algún instrumento de viento, preferiblemente el trombón. Cuando es interpretada por un conjunto folclórico con cuerpo de baile, las mujeres visten blusas de volantes que dejan los hombros al descubierto y faldas de vuelo cortas. Si la plena goza de tanta popularidad en la actualidad, se debe en gran medida a la labor, en los años 70 y 80, de Los Pleneros del Quinto Olivo y, más adelante, del fenecido bajista, arreglista y compositor Gary Núñez, quien, al frente de su conjunto Plena Libre, llevó este ritmo por el mundo entero desde principios de los años 90. Tras el deceso de Núñez, esta agrupación se mantiene activa. También cabe mencionar al grupo Plenéalo, así como el legado dejado por el plenero y líder comunitario Tito Matos, desde el Taller Comunidad La Goyco, en la calle Loíza de Santurce, en pos de la permanencia y vigencia de este género musical. A la nueva generación pertenecen Los Pleneros de la Cresta, quienes saltaron a la fama al interpretar el éxito “Café con Ron” junto a Bad Bunny.

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