La riqueza y expresividad del arte taíno se manifiestan en las cinco cuerdas que comprenden el Parque Ceremonial Cueva del Indio, donde se conservan más de 200 petroglifos, además de un batey, que se mantiene como evidencia de los aspectos sociales y míticos de esta cultura en la isla.

Caminar en esta zona histórica es como transportarse a la época de nuestros antepasados, visualizar las costumbres y tradiciones taínas y entender sus luchas por subsistir.

“El gobernador Pedro Pierluisi vino a visitarnos y declaró que esta era de las cuevas más importantes que hay en Puerto Rico porque tiene todos los elementos en un solo sitio. Aquí tenemos el batey, el centro ceremonial. Tenemos la única cueva de culto que hay en Puerto Rico y la descubrimos hace unos nueve meses; y la cueva con más de 200 petroglifos que son los elementos esenciales para demostrar que aquí hubo habitantes taínos” explicó David Velázquez, guía turístico del municipio de Las Piedras.

El lugar integra un batey rodeado de una hilera de enormes piedras que cercan el área y que fueron colocadas de una forma peculiar. “En el batey era donde los taínos jugaban el juego del batú y está la piedra donde el cacique se sentaba a ver el juego. También hay piedras donde se sentaban los guardias que vigilaban cuando el cacique iba a bañarse a la quebrada. Cuando toman fotografías aéreas, las piedras en esta zona tienen la forma de una gran serpiente, con su cabeza y su cola claramente distinguibles. Se han hecho estudios, pero no hay forma de decir cómo o quién puso las piedras así”, relató el estudioso de la cultura taína, quien se encarga de brindarle al público un recorrido guiado con detalles históricos.

Además, esta zona cuenta con un reloj astronómico y piedras que, Velázquez afirma, eran utilizadas por el “chamán” o “curandero” de los indios para crear sus “medicamentos”. Cuentan, además, con un parque ceremonial, donde se distinguen varios petroglifos, así como una enorme piedra con características de un manatí. Los visitantes también se pueden adentrar a la Cueva del Indio, donde se encuentran los petroglifos en los que grabaron sus emociones, vivencias, etapas y sucesos trascendentales.

“Aquí era la biblioteca donde los taínos escribían su historia. Yo he estudiado estos petroglifos y he encontrado que solo es información, información e información. Ellos querían dejar un legado para que los que vinieran detrás supieran cómo ellos vivieron aquí, porque hablan hasta de guerrillas”, dijo el historiador, quien además informó que hay otras cuevas en el lugar, pero solo hay acceso a la Cueva del Indio y a la Cueva del Culto.

El lugar estuvo amenazado en la década del 80 por inversionistas que buscaban desarrollar un complejo de viviendas allí, pero la voluntad y determinación del pueblo logró frenar el plan. “Esto siempre estuvo aquí, pero antes eran fincas agrícolas y esto iba a ser parte de unas urbanizaciones que se iban a construir. En aquel entonces empezaron a explotar piedras y el pueblo llegó aquí para el 1980, hicieron una marcha y paralizaron la construcción, obligando al municipio a que se hiciera cargo de estos terrenos y que no permitiera que los destruyeran”, contó Velázquez.

“Así llegaron a un acuerdo con los desarrolladores para tener 5 cuerdas de terreno y poder conservar esto y hacerlo un patrimonio cultural”, agregó.

El Parque Ceremonial La Cueva del Indio atiende por reservación de martes a sábado, en horario de 8:30 a. m. a 12:30 p. m. Quienes deseen separar su espacio para el tour, pueden contactarlos a la Oficina de Cultura y Turismo al 787-733-2160.

Cerca de la transitada carretera PR-30, aún permanecen las columnas de lo que en algún momento fueron las vías del tren que pertenecía a la Red Ferroviaria de la Central El Ejemplo, en el barrio Mariana de Humacao. Las cuatro columnas de cemento se conservan casi intactas y su estructura cuenta una historia que desapareció entre las décadas de 1930 a 1960.

Hay quienes recuerdan el distintivo silbato que avisaba la cercanía del tren para que nadie se acercara a la vía. Aunque ahora solo quedan cuatro grandes columnas, el historiador Velázquez afirma que había una veintena de ellas, las cuales fueron destruidas para dar paso a la construcción de la carretera 30. No obstante, el municipio de Las Piedras se encuentra en trámites de subasta para dar inicio a un proyecto donde se estará recreando un fragmento de la vía del tren sobre esas columnas.

Otra de las paradas obligadas cuando visitas el pueblo de los artesanos es la gigantesca bandera de Puerto Rico, que ubica justo en la entrada de la Plaza del Mercado Juan Velázquez, de Las Piedras.

Esta bandera es la #52 que pintó el artista Héctor Collazo como parte del proyecto “78 pueblos, una bandera”, y está acompañada por un elemento que distingue al municipio: dos hamacas tipo asientos, donde las personas pueden mecerse y tomarse su foto. Las hamacas, destacó Velázquez, tienen un significado especial para el pueblo de Las Piedras, ya que fueron las manos del pedreño Eustaquio Hernández, las que crearon esta artesanía por primera vez para los años 80.

Ese legado invaluable y el talento de muchos de sus compueblanos han logrado que el pueblo se destaque. Tanto así que esta plaza del mercado es el escenario desde donde se brindan cerca de 35 cursos de artesanías para desarrollar el arte en los ciudadanos.