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Fallece el fundador de Bella Group

Don Jerónimo Esteve-Abril, pilar del sector empresarial en Puerto Rico y figura destacada a nivel internacional en el mundo automotriz, ha fallecido a la edad de 94 años

14 de abril de 2024 - 1:15 PM

En una foto de archivo, don Jerónimo Esteve, fundador de Bella International, ahora Bella Group. (CARLA D MARTINEZ FERNANDEZ)

Don Jerónimo Esteve-Abril, pilar del sector automotriz en Puerto Rico, falleció este sábado por causas naturales a la edad de 94 años.

Carlos López-Lay, confirmó el deceso de quien fuera su segundo padre, suegro y mentor al tiempo que destacó los aportes del fundador de Bella Group y a quien describió como un hombre visionario, profundamente interesado en contribuir con los demás y conciente de que más allá de los negocios, lo fundamental son las relaciones humanas.

De acuerdo con López-Lay, Esteve-Abril partió a la eternidad rodeado de su familia.

“Vivió una vida plena, es un momento de tristeza, pero también de satisfacción”, indicó el principal oficial ejecutivo de Bella Group al narrar que, apenas trascendió el deceso de Esteve-Abril, personas en Puerto Rico, pero también figuras vinculadas al mundo automotriz a nivel internacional se han desbordado en mensajes y llamadas telefónicas para expresar sus condolencias.

“Eso llena de fortaleza. No es hasta momentos como este que uno se da cuenta del legado que se deja”, agregó López-Lay.

En 1963, junto a su amigo Juan José Bellapart, Esteve-Abril fundó Bella International, un concesionario de motocicletas en la ciudad capital.

Una década más tarde, el empresario se aventuró a lo imposible: traer a Puerto Rico, un auto más eficiente. Y lo hizo de la mano de Honda Motor Company.

Fue así como -en momentos en que los precios de la gasolina saltaban por los aires- llegó el Honda Civic a Puerto Rico. Y con esa unidad compacta, entre las más distinguidas por los consumidores puertorriqueños durante seis décadas, comenzó una larga relación entre el fabricante japonés y Esteve-Abril, quien se convirtió en representante exclusivo de la marca en Puerto Rico e Islas Vírgenes.

Al centro, rodeado de sus hijos y nietos, don Jerónimo Esteve-Abril y su esposa, Mary Pineda.
Al centro, rodeado de sus hijos y nietos, don Jerónimo Esteve-Abril y su esposa, Mary Pineda. (Suministrada)

Un empresario que se hizo a sí mismo

Esteve-Abril, nacido en Cuba en 1929, fue parte de una familia dedicada a los negocios, incluida la venta de carros.

Su padre, Jerónimo Esteve, tenía varias empresas y vendía automóviles en La Habana. Su hijo, Jerónimo Miguel, creció el negocio familiar en el estado de la Florida, con operaciones en Miami y Orlando.

Pero según López-Lay, antes de hacer vida en Puerto Rico y fundar Bella International, don Jero -como le dicen en casa- fundó J Esteve & Compañía, dedicada a la venta de vitrolas o “jukeboxes”.

En 1960, las tensiones políticas en la mayor de las Antillas forzaron a don Jero a dejar Cuba y trasladarse a Puerto Rico junto a su amada, Mary Pineda -con quien contrajo matrimonio en 1951- y su hijo, Jerónimo Miguel.

En Puerto Rico, creó Automatic Equipment Distributing Corp. y posteriormente, Esteve International, dedicadas a la venta de vitrolas y enseres eléctricos.

“Empezó desde abajo”, narró López-Lay.

Ya al frente de Bella International, una vez compró la parte de su amigo en las postrimerías del siglo XX, Esteve-Abril volvió a marcar el paso, pero esta vez con la importación de Acura, hito que supuso la incursión de Bella International en el mercado automotriz de lujo.

En esa etapa, Esteve-Abril también comenzó lo que fue una singular transición de la empresa familiar, proyecto que dejó en manos de su hija -María Isabel- y López-Lay. De esa forma, Bella entró en un período de cambio. Modificó su identidad corporativa a Bella Group y apostó al crecimiento mediante adquisiciones y diversificación de productos.

López-Lay narró que hacia 1997, intentó comprar la empresa, pero don Jero se negó.

No fue hasta cinco años más tarde que Esteve-Abril apoyó y vendió su imperio a su yerno y única hija, sentando las bases para la empresa de servicios, arrendamiento y venta de autos, motocicletas, unidades todo terreno y equipos de generación energética. Al presente, Bella emplea unas 650 personas de manera directa.

“Esa transacción fue parte de un proceso educativo que no entendíamos en ese momento. Fue un proceso que nos dio la fortaleza para saber que las cosas que uno se gana son más importantes que las que se regalan porque se consiguen con trabajo y visión. Ese el ejemplo que nos dio”, dijo López-Lay.

En lugar mantenerse al frente de la empresa como patriarca, don Jero, vislumbró la transición y prefería enseñar con acciones y ejemplo, en vez de mensajes o discursos, agregó López-Lay.

En esa nueva etapa, Bella Group adquirió los concesionarios Flagship, distribuidores en la isla de Chrysler, Volkswagen y Mazda. Esta última marca también es distribuida en exclusiva por la empresa puertorriqueña. Posteriormente, Bella Group -que en diversas instancias, ha figurado entre los Mejores Patronos de Puerto Rico- también incursionó en el segmento náutico.

La entrada de los japoneses al mercado estadounidense

Al cabo de 60 años, Bella Group es un nombre que se da por sentado en el panorama empresarial puertorriqueño.

Sin embargo, la apuesta del “humilde vendedor de autos” y su confianza en la marca Honda tuvo diversas ramificaciones.

No fue hasta la década de 1970 que las automotrices japonesas, entre ellas Toyota, Nissan, Isuzu, Mitsubishi y Honda, comenzaron a ganar fuerza en el mercado estadounidense. Si bien varios de esos fabricantes entraron a la principal economía del mundo utilizando el estado de California como la puerta desde el océano Pacífico, la apuesta de Bella también jugó un papel clave para la expansión Honda a nivel continental.

A preguntas de El Nuevo Día, López-Lay explicó que en esos primeros años, los concesionarios de autos debían cumplir con cuotas de venta. Entonces, muchos vendedores de autos en Estados Unidos, utilizaron a Puerto Rico como la plataforma de conexión para importar vehículos japoneses. Bella contribuyó a que eso sucediera, lo que a su vez, resultó en la creación de grandes concesionarios a nivel continental.

“Todavía hoy, cuando acudimos a alguna convención o reunión de la industria, hay personas que se acuerdan de eso, de las muchas oportunidades de crecimiento que se dieron por lo que hizo don Jero”, agregó López-Lay.

La escuela de muchos

En Puerto Rico, se produjo una dinámica similar.

A través de Bella International, ahora Bella Group, don Jero dio la primera oportunidad a agencias de publicidad que al presente, lideran el sector, una apuesta que dio pie al conocido eslogan “Honda Clase y Más”.

“Instituciones como FirstBank y aseguradoras como Universal crecieron con nosotros”, dijo López-Lay al agregar a la lista de aliados, suplidores de productos de automóviles y otros proveedores en ese segmento.

Sobre todo, el empresario indicó que Bella fue la escuela de otros jugadores en el sector automotriz. Empleados que hicieron su vida en el concesionario hasta su jubilación y otros, que habiendo aprendido la ciencia del negocio, partieron para emprender nuevos caminos en el nicho u otros segmentos comerciales.

“Tenemos historias bien bonitas. Autogrupo, Triangle, Abreu Power Cars surgieron desde aquí”, dijo López-Lay.

Para López-Lay, el mayor legado de su suegro, se encuentra en su visión de los negocios y en las múltiples iniciativas de tipo filantrópico que ayudó a gestar.

López-Lay narró que recibió una buena formación de su padre basada en valores y le perdió cuando él tenía 29 años de edad. Luego de ese momento, fue don Jero quien terminó de pulir la persona y empresario que es en la actualidad. Agregó que una de sus mayores enseñanzas fue entender que los negocios van más allá del dinero o las transacciones, lo importante es la relación que se cultiva con quien se hace negocios.

De aquí que a la hora de recibir a los ejecutivos de las automotrices en Puerto Rico, el lugar obligado para agasajarlos era su casa. “Era un hombre de detalles”, ejemplificó López-Lay.

Asimismo, según el empresario, para don Jero, más que dar dinero a causas benéficas, la filantropía es un asunto de comprometerse con iniciativas que contribuyan a la economía y sobre todo, al bienestar de toda una sociedad, una visión que aseguró, él y María Isabel, han procurado consolidar. En muchas ocasiones, narró, ese apoyo por parte de don Jero nunca se dio a la luz pública.

En ese sentido, destacó que el torneo de golf que el concesionario celebró por espacio de 15 años, sirvió para crear un fondo dotal que cada año, cubre los gastos educativos de un estudiante en la Universidad de Sagrado Corazón.

“Don Jero decía que había dos bandos. El bando de los que reciben y el bando de los que dan. Él siempre decía que prefería estar en el bando de los que dan”, dijo López-Lay, quien a pesar del dolor de la partida, catalogó como una alegría el hecho de que por los pasados 15 años, sus suegros han residido en su hogar.

Las exequias fúnebres de don Jero, esposo de Mary Pineda; padre de Jerónimo Miguel y María Isabel, y abuelo de Carlos Jerónimo, María Isabel, Cecilia María, José Carlos, Jasmine Michelle, Jerónimo José y Alexandra se llevarán a cabo mañana, lunes y el martes, 16 de abril.

Este lunes, se llevará a cabo una misa por el descanso eterno del empresario en la parroquia San Juan Evangelista, en Torrimar, Guaynabo, a las 6:00 p.m.

El martes, junto a empleados de Bella, se exaltarán los aportes de don Jero y se llevará a cabo un servicio religioso en las instalaciones de Flagship en la avenida Kennedy en el sector Bechara entre las 9:00 a.m. y 11:00 a.m.

Ese día, familiares darán un último adiós a don Jero y sus restos descansarán en el cementerio Puerto Rico Memorial de Isla Verde.



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