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Arar la tierra con bueyes: una tradición arraigada a los trujillanos

Los bueyes Tigre y Brillante se integran diariamente a la faena de los agricultores Samuel Mangual y Rafael Ruiz

2 de mayo de 2023 - 3:11 PM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
“El mundo es una escuela”: la vida de un agricultor que ara la tierra con bueyes en Trujillo Alto

“El mundo es una escuela”: la vida de un agricultor que ara la tierra con bueyes en Trujillo Alto

Conoce la historia de Samuel Mangual en este episodio de Somos Puerto Rico.

En las montañas de Trujillo Alto, los agricultores del barrio Quebrada Grande conservan la costumbre de arar la tierra con bueyes, una tradición de antaño que resulta en innumerables beneficios y que está arraigada al corazón de este pueblo cuya economía en algún momento estuvo basada en la agricultura.

Con la ayuda de Tigre y Brillante, una yunta de bueyes de aproximadamente dos años cada uno, los agricultores trujillanos Samuel Mangual y Rafael Ruiz recorren los terrenos y preparan la tierra para cultivar recao, ajíes, plátanos, cilantrillo, entre otros frutos que muchos compueblanos colocan en su mesa. Pero, para lograr buenas cosechas, los agricultores dependen del trabajo que realizan con estos animales.

“Llevo desde los 12 años arando con bueyes. Mi papá fue un agricultor y desde que nací me enseñó la agricultura, me enseñó a arar, a talar y a sembrar”, recordó Mangual tras destacar lo retante que resulta enseñar a estos ejemplares el trabajo en la tierra.

“Aprender a domar los novillos, ahí es que coge mucho tiempo. Ellos brincan y saltan cuando son jóvenes. Pero depende del trabajo que uno tenga porque estos novillos, si están empezando a arar, y uno tiene mucho trabajo y los enyugas todos los días, ya a los cinco a seis meses aprenden y se adaptan a coger el surco”, explicó Mangual, quien dijo que prefiere los bueyes al arado con máquinas.

Samuel Mangual y Rafael Ruiz (en la foto) aseguran que la clave para una labor exitosa es la constante comunicación con los bueyes.
Samuel Mangual y Rafael Ruiz (en la foto) aseguran que la clave para una labor exitosa es la constante comunicación con los bueyes. (Xavier García)

A la hora de trabajar en la tierra, una de las técnicas de Samuel y Rafael es estar en constante comunicación con los bueyes. De este modo, coincidieron, el trabajo se hace más llevadero hasta integrar un buen equipo. Pero, esa sincronía requiere de un entrenamiento que comienza cuando estos animales son jóvenes.

“Cuando voy entrando yo los llamo por su nombre… para que se vayan adaptando. Si empiezan a arar, ya ellos saben sus nombres. (Les hablo porque) no es bueno estar dándole muchos cantazos ni (utilizar) mucha fuerza porque cogen miedo. Si la carga es muy pesada tampoco se puede ajorar porque le coge miedo a la carga”, sostuvo Mangual.

Aunque el trabajo de entrenarlos es arduo, más exigente aún es salir al campo, pues aunque la fuerza de los bueyes es la que hace el trabajo primordial, los agricultores dirigen estos animales que pesan más de 1,000 libras cada uno y dejan su alma en el campo cada día.

“Con los bueyes hay que caminar detrás, lo mismo que caminan ellos camina uno. El trabajo de levantar el arao no es fácil. Hay que sacar el arao, moverle la estrella. Esto es para gente fuerte porque hay bueyes que pesan 1,000 libras, 1,100 o 1,200. Hay unos que son ariscos y te pueden dar un cantazo si te pones muy lento. Cuando ellos van paʾ lante tienes que salirte si no le puedes coger el ritmo porque te pueden dar un golpe. No todo el mundo puede arar”, señaló Héctor Betancourt, presidente de la Asociación de Agricultores de Trujillo Alto.

No empece a estos retos, Betancourt afirma que en su barrio, Quebrada Grande, la mayoría de la gente tiene bueyes porque es más económico para la industria y se adapta más a la topografía de la zona.

“Diría que en esta área de Quebrada Grande nada más hay como 7 u 8 yuntas de bueyes porque acá en Trujillo Alto los terrenos son casi todos jaldosos y hay sitios donde no se meten las máquinas, y los sitios incómodos los bueyes sí pueden arar”, destacó.

En el barrio Quebrada Grande, algunos agricultores conservan la práctica del arado con bueyes y nos enseñarán cómo es su día a día.
En el barrio Quebrada Grande, algunos agricultores conservan la práctica del arado con bueyes y nos enseñarán cómo es su día a día. (Xavier García)

“También es más barato, porque el que tiene bueyes no tiene que alquilar una máquina… los bueyes se comen el pasto y siempre están en la finca, que a cualquier hora los puedes enyugar. Las máquinas tienen que ser con tiempo, hay que pedirlas y todas esas cosas. Los bueyes siempre están disponibles”, resaltó el presidente de los agricultores.

No obstante, según Betancourt, la tradición del arado con bueyes se está perdiendo. Por eso dice estar orgulloso de su barrio, porque sus agricultores conservan esta práctica tradicional.

“Mis abuelos araban con bueyes, pero ahora de la juventud casi nadie sabe arar. Eso es tradición, la mayoría de la gente aquí que ara con bueyes, la mayoría es porque aprendieron con sus papás y con sus abuelos. Esto es algo de tradición”, culminó Betancourt.

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