La alimentación saludable, el aumento en actividad física, y otras modificaciones positivas de estilo de vida nos pueden ayudar a perder peso corporal y podrían resultar en los beneficios antes mencionados. (Shutterstock)
Dra. Nehsma Román, endocrinóloga en entrenamiento.
Dra. Nehsma Román, endocrinóloga en entrenamiento. (Suministrada)

El control del peso es importante en la prevención de la diabetes tipo 2 y en el manejo de todos los tipos de diabetes mellitus.

Específicamente, la acumulación de grasa alrededor del abdomen está asociada con la resistencia a la insulina, lo cual es un factor de riesgo para el desarrollo de la diabetes tipo 2. En este caso, las células del cuerpo no responden a la insulina: la hormona que ayuda a que nuestras células procesen la glucosa y la conviertan en energía. Cuando esto ocurre, el azúcar se acumula en la sangre, llevando a una fase de prediabetes que podría progresar, en muchos casos, a diabetes tipo 2. La obesidad también está relacionada con la inflamación crónica en el cuerpo. Esta inflamación puede llevar a complicaciones en los vasos sanguíneos grandes y pequeños, resultando en complicaciones en órganos vitales como el corazón, los riñones y las arterias.

Según la Asociación Americana de Diabetes, la Asociación Americana del Corazón y otras entidades, perder peso, al menos una cantidad de 5 a 7 % del peso actual, ayuda a disminuir la hiperglucemia y sus complicaciones cardiometabólicas.

Además, con esta reducción en peso se obtienen beneficios en el control de la presión arterial, disminución de grasas, prevenir el apnea del sueño, mejorar la condición de hígado graso, entre otras. Estos beneficios pueden ser aún mayores cuando la pérdida de peso es de más 10 % y de forma sostenida.

La alimentación saludable, el aumento en actividad física, y otras modificaciones positivas de estilo de vida nos pueden ayudar a perder peso corporal y podrían resultar en los beneficios antes mencionados. Estas modificaciones deben ser realizadas bajo la supervisión de profesionales expertos en estas intervenciones.

Además, existen medicamentos aprobados para el control de los niveles de azúcar en la sangre en pacientes que viven con diabetes que tienen la ventaja de ayudar a perder peso por su mecanismo de acción.

En pacientes con obesidad que no viven con diabetes, se han aprobado fármacos que, con su aportación en la reducción de peso, pueden retrasar o prevenir el desarrollo de la diabetes tipo 2, en combinación con los cambios en estilo de vida.

Los fármacos más utilizados son los inyectables, que actúan en los centros de apetito del cerebro, aumentando el tiempo en que los alimentos bajan a través del sistema gastrointestinal, razón por la que el paciente se siente más lleno.

Como cualquier terapia, estos medicamentos pueden tener efectos secundarios como sentido de saciedad y náuseas al inicio de la terapia, que suelen mejorar con el tiempo. Como paciente, debes estar alerta a que, al momento de utilizar uno de estos fármacos, uses los aprobados y regulados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), a través de una receta médica de un profesional cualificado para el manejo de estas condiciones, preferiblemente un endocrinólogo. No se deben utilizar productos que se obtienen sin receta a través de las redes sociales o en establecimientos comerciales donde no hay un profesional especializado.

¡Pequeños cambios diarios pueden marcar una gran diferencia en tu salud!

La autora es endocrinóloga en entrenamiento.

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Este contenido fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.

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