El exceso de cortisol puede producir algunos de los signos distintivos del síndrome de Cushing: una joroba de grasa entre los hombros, la cara redondeada y estrías de color rosado o púrpura en la piel. También puede provocar hipertensión arterial, pérdida de masa ósea u osteoporosis y diabetes tipo 2. (Shutterstock)
José M. García Mateo, MD, FACE
José M. García Mateo, MD, FACE (Suministrada)

El síndrome de Cushing aparece cuando el cuerpo tiene un exceso de la hormona cortisol a lo largo del tiempo. Puede ser el resultado de tomar corticosteroides (medicamentos como la prednisona o dexametasona) por vía oral u otras rutas o que el cuerpo produzca demasiado cortisol.

El exceso de cortisol puede producir algunos de los signos distintivos del síndrome de Cushing: una joroba de grasa entre los hombros, la cara redondeada y estrías de color rosado o púrpura en la piel. El síndrome de Cushing también puede provocar hipertensión arterial, pérdida de masa ósea u osteoporosis y diabetes tipo 2.

El diagnóstico de este síndrome consiste en un historial clínico y examen físico que van a revelar las posibles causas. El médico debe revisar todos los medicamentos que utiliza el paciente (píldoras, inyecciones, cremas e inhaladores) para determinar si estos pueden provocar este trastorno. El diagnóstico en ese caso es claro y, en la mayoría de los casos, no necesita pruebas diagnósticas para confirmar. Si el origen del síndrome es por producción excesiva de cortisol como resultado de un trastorno en la glándula pituitaria o adrenal, o por algún tumor que produzca hormonas que estimulan la producción de cortisol, el diagnóstico es más complejo y la consulta con un especialista en desórdenes hormonales o endocrinólogo es necesaria.

Aunque la clínica del síndrome de Cushing es sugestiva por la apariencia del paciente, en una gran cantidad de los casos, el exceso de cortisol puede manifestarse con complicaciones metabólicas sin hallazgos físicos. A estos casos no se les cataloga como síndrome de Cushing, ya que es una manifestación menos severa clínicamente conocida como “exceso de cortisol autónomo leve”. Esta entidad no presenta muchos hallazgos clínicos, pero puede sospecharse en pacientes con obesidad, hirsutismo (exceso de vellos faciales en mujeres), desórdenes menstruales, pérdida de masa ósea, fracturas de fragilidad, nódulos incidentales en la glándula suprarrenal, hipertensión arterial resistente al tratamiento o resistencia severa a la insulina, entre otros.

El especialista realiza pruebas dinámicas que comprueban el exceso de cortisol. Estas pueden ser en sangre, saliva u orina y pueden involucrar el uso de esteroides sintéticos por boca para comprobar que los niveles de cortisol se mantienen altos cuando se supone que reduzcan con la ingesta de estos agentes. Esta evaluación por pruebas de laboratorio determinará el origen del cortisol en exceso, que podría ser de la glándula pituitaria, suprarrenal o un tumor con tejido glandular. Una vez se confirma el diagnóstico, se realizan imágenes en áreas sospechosas del origen del exceso de cortisol. Entre estas imágenes están: resonancia magnética de pituitaria y tomografía computarizada abdominal con atención a las glándulas suprarrenales y otras áreas como el pecho y la pelvis. En caso de que las pruebas y las imágenes sean inconclusas, se realizan pruebas diagnósticas invasivas donde se toman muestras de niveles hormonales relacionados al exceso de cortisol del área de la pituitaria para llegar a un diagnóstico certero y guiar así la terapia.

El tratamiento es dirigido al origen o la etiología del exceso de cortisol. Si el origen de la condición es la ingesta de esteroides, estos se descontinúan. Si el consumo fue en altas dosis y por un tiempo prolongado, se deben retirar bajando las dosis durante varias semanas o meses, dependiendo del tiempo y la cantidad del consumo de estos. Esto es para prevenir complicaciones relacionadas con la deficiencia de cortisol por la glándula suprarrenal, la cual se puede encontrar suprimida por el exceso de cortisol ingerido.

De lo contrario, si se halla una masa en pituitaria, suprarrenal u otra área responsable del exceso de cortisol, se planea una remoción quirúrgica de esta por un cirujano entrenado y con experiencia en estos procedimientos. Luego de la cirugía también hay que estar muy pendiente a la deficiencia de cortisol, por la misma razón que en la ingesta exógena de esteroides, ya que se remueve la fuente de exceso de cortisol y la recuperación de la supresión de la glándula suprarrenal causada por ese exceso tarda un tiempo.

Hay casos donde el origen de exceso de cortisol endógeno causante de la condición no se puede localizar. En estas situaciones, se recurre al tratamiento médico con agentes que disminuyen la producción o síntesis de cortisol o aquellos que bloquean los efectos de cortisol en los tejidos. Estos no son tan efectivos como la terapia quirúrgica, pero pueden controlar las complicaciones asociadas al exceso de cortisol. Al igual que las otras terapias hay que velar por los efectos secundarios como insuficiencia suprarrenal, disminución de potasio, desórdenes menstruales, inducción de aborto, problemas en el ritmo cardíaco y daño hepático, entre otros. Medicamentos con mejor perfil de efectividad y seguridad están en desarrollo.

Si ninguna de estas opciones de tratamiento es exitosa, se puede recomendar la extirpación quirúrgica de ambas glándulas suprarrenales (adrenalectomía bilateral o parcial). Este procedimiento curará la producción excesiva de cortisol, pero requerirá medicamentos de reemplazo de por vida.

El exceso de cortisol es más común de lo que se cree. Comunícate con tu médico, si tienes síntomas que sugieren la presencia del síndrome de Cushing o exceso de cortisol autónomo leve. Si estás tomando corticosteroides para tratar una afección como el asma, la artritis o la enfermedad intestinal inflamatoria, debes estar pendiente de estos síntomas y signos relacionados con el exceso de estos. Si no es así, puedes tener un origen glandular del exceso y requiere la evaluación de un especialista en endocrinología para un diagnóstico y tratamiento certero.

El autor es endocrinólogo y lipidólogo clínico en Ponce y Guayama y presidente electo de la Sociedad Puertorriqueña de Endocrinología y Diabetología.

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Este contenido fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.

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