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"Agrofit": cosechar para estar en forma

Jorge Rodríguez, de 65 años, trabaja su finca para una mejor calidad de vida

6 de junio de 2017 - 5:32 PM

Jorge Rodríguez estira un tapete de yoga sobre el suelo, mientras se prepara para hacer su rutina mañanera. Una barba blanca y frondosa cubre la parte inferior de su rostro, quizá la única muestra de su entrada a la vejez. A sus 65 años, Jorge mantiene un espíritu jovial y se ejercita de una curiosa manera.

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“Parte de cómo yo mantengo mi cuerpo en forma es haciendo trabajo en el patio”, explica Jorge. “Yo utilizo todas las herramientas de trabajo, desde pico y pala hasta machete, rastrillo duro, rastrillo blando y máquina de cortar grama”, ejemplifica.

Con cada brazada, Jorge abre paso en la maleza con su machete, sí, pero también ejercita su abdomen y hombros, y mejora su salud cardiovascular.

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Con el pico y la pala crea surcos, a veces llanos, a veces profundos, para depositar las semillas de cultivo. Pero también fortalece la espalda baja y las piernas. Los racimos de plátano y la calabaza, ya listos para ser consumidos, sirven como una especie de pesa, que lo asiste en mantener su masa muscular.

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A este tipo de rutina física la denomina como “agrofit”.

Jorge pasa al menos tres días en semana en su patio, practicando su “agrofit”, alternando turnos de tres a cuatro horas en las mañanas o tardes. A veces puede entregar hasta dos tandas diarias a su cosecha. Enfatiza que siempre mantiene buena postura, utiliza ropa con tela licra y controla su respiración para convertir su labor en ejercicio.

“Lo hago teniendo mucho cuidado con cómo manejo el cuerpo para no lesionarme”, sostiene. “Además de eso, utilizo todas las herramientas en el lado izquierdo y en el lado derecho”.

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Inicialmente, Jorge y su esposa, la diseñadora Vilma Martínez, planificaron darle mantenimiento básico a su patio cuando compraron el terreno en el 1991. Pero, desde que se mudaron en el 1994, han cosechado tres tipos de guineo, plátano, papaya, achiote, corazón, pomarrosa, jengibre, arúgula, col rizada, espinaca, cilantro, yautía, ñame, aguacate, entre otros.

“Ya no compro esas cosas fuera”, dice. “Me acostumbré al sabor de lo que yo siembro”.

El matrimonio lleva una vida cosechando frutos. A sus 10 años, Jorge ayudaba a su abuelastro a recoger café, huevos, toronjas y chinas cuando visitaba su casa. Mientras, Vilma se crió cosechando en huertos caseros en su natal Camuy.

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Sin embargo, su cosecha no lo es todo. Jorge divide su vida profesional en dos partes. La primera es su servicio como masajista terapéutico, que provee a domicilio o en el taller de costura de su esposa en Río Piedras. La segunda es ayudar a su esposa con su negocio Ropajes, un taller y escuela de costura. También asiste a Vilma cuando trabaja proyectos de vestuario de época para teatroy cine. Entre sus proyectos más notorios se encuentran Cimarrón (2006), María (1972) y La Llamarada (2016), en la que Jorge obtuve un papel como actor.

“Para mí no es trabajo”, comparte. “A mí me gusta ayudar a la gente”.

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Ese vínculo con las personas fue lo que lo llevó a estudiar y graduarse con un bachillerato en Antropología del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. A pesar de que nunca pudo ejercer como antropólogo, se siente feliz de haber estudiado una de sus materias favoritas.

“De las clases que más me gustaban en escuela superior era Estudios Sociales y Antropología; me gustaban mucho porque son el estudio del hombre”, abunda.

En esa época también conoció a Vilma, quien es su segunda esposa. Coincidieron en la cooperativa Ciudad Universitaria, donde Jorge vivía con su primera esposa, quien falleció. Varios años después, Vilma y Jorge contrajeron matrimonio, del que nació su hija Argelia Rosa, de 26 años.

Jorge confiesa que no tiene metas ambiciosas para su vejez, solo desea tener salud para hacer las cosas que le gustan. Por eso, además de practicar el "agrofit", cuenta con el plan de salud MCS Classicare para el cuidado preventivo de su salud.

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“Se me hace difícil estar quieto”, afirma. Para eso, tiene su patio, su práctica de yoga y masaje, su esposa Vilma, su hija Argelia, y sus hijastras Namibia y Azania.

Pero, concluye que él es el principal responsable de mantenerse en forma y alegre. “El cuidar mi cuerpo es un proceso diario”, concluye.

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