El pasado abril, la FADEY lanzó la iniciativa Arte Yunque, programa para introducir la recreación responsable y el rol del ser humano con la naturaleza y el bosque.
El pasado abril, la FADEY lanzó la iniciativa Arte Yunque, programa para introducir la recreación responsable y el rol del ser humano con la naturaleza y el bosque. (Suministrada)

La Fundación Amigos de El Yunque (FADEY) estableció un acuerdo con la firma LionGrove, dueña de la marca Wyndham, para que dos hoteles de la cadena, en Puerto Rico, insten a sus huéspedes a donar a la organización un dólar por cada noche de estadía, de manera que esos fondos nutran los programas de conservación y educación de la entidad.

La organización y el Servicio Forestal de Estados Unidos (USFS, en inglés) firmaron el acuerdo con la empresa dueña de los hoteles Wyndham Grand Rio Mar Puerto Rico Golf & Beach Resort, en Río Grande, y Wyndham Candelero Beach Resort, en Palmas del Mar, Humacao, con el objetivo de continuar expandiendo los programas de educación ciudadana sobre el Bosque Nacional El Yunque.

Los hoteles Wyndham ya comenzaron a cobrar la donación voluntaria desde el 6 de noviembre y capacitaron a su personal para contestar preguntas sobre la iniciativa.

La directora de la agrupación, Carmen Portela, en medio de la conmemoración de los 14 años de la FADEY, señaló la responsabilidad de los hoteles en la protección de El Yunque, el principal pulmón de Puerto Rico.

“El rol de la industria turística debe ser uno mucho más protagonista. Más allá de utilizar nuestros recursos naturales como punta de lanza de mercadeo del destino o el hotel, deberían crear alianzas estratégicas con grupos ambientales que estén protegiendo esos recursos, como el ejemplo que está trayendo a la mesa Wyndham”, indicó Portela, en entrevista con El Nuevo Día.

Amadeo Zarzosa, vicepresidente sénior de LionGrove y gerente general de los hoteles, firma el acuerdo.
Amadeo Zarzosa, vicepresidente sénior de LionGrove y gerente general de los hoteles, firma el acuerdo. (Suministrada)

Portela resaltó que la responsabilidad ambiental de los hoteles es un tema de conversación que lleva décadas en la isla, pero no se había tomado en cuenta. Opinó que este acuerdo establecerá precedentes positivos en la industria hotelera, y estimó que otras hospederías podrían unirse a la iniciativa.

“Hemos visto cómo hemos sufrido el embate del cambio climático en la última década. Si los huracanes Irma y María nos enseñaron algo, es que estamos bien vulnerables al cambio climático, y hemos visto el desarrollo desmedido sin tomar conciencia sobre la importancia de la conservación de nuestras playas y nuestros bosques”, resaltó.

Según la directora de la FADEY, “la industria turística puede ser un aliado del ambiente o un enemigo del ambiente”.

Sobre la iniciativa, el vicepresidente sénior de LionGrove y gerente general de ambos hoteles, Amadeo Zarzosa, calculó que, si el año próxomo las hospederías manejan una ocupación de 70%, “puede resultar en una donación de $350,000″ para El Yunque.

El ejecutivo afirmó que desean hacer mucho más por El Yunque, por lo que comenzarán en diciembre un proyecto educativo para niños y niñas huéspedes, y planifican un evento el próximo año para recaudar fondos para la fundación.

“Tenemos que proteger el ambiente. Hoy día, da mucha pena la forma en que se está tratando y la poca educación que hay de esto. Si queremos que este mundo siga, El Yunque es súperimportante”, consideró.

El USFS estima que, este año, entre 800,000 y 1.2 millones de personas han visitado El Yunque, incluyendo las áreas recreativas y atractivos naturales fuera de la carretera PR-191 norte.

Respecto del creciente interés por visitar el bosque, Keenan Adams, supervisor forestal de El Yunque, recordó que “unos 80 carros tenían que virar todos los días porque no contaban con una reservación y, ahora, con la entrada por orden de llegada, que comenzó el 23 de agosto, hemos registrado un incremento estimado del 50% en el número de personas que entra al área recreativa”.

Educar para conservar

Inicialmente, las donaciones son para apoyar el programa Educar de la FADEY, que contempla atraer a más niños y jóvenes al bosque para que tengan ese primer contacto con El Yunque.

“Esos fondos van a FADEY para ayudarnos a hacer el trabajo para el cual no recibimos asignaciones de fondos federales. Por ejemplo, estamos haciendo muchísimo trabajo comunitario. Recibimos dinero para administrar el bosque y manejar las instalaciones recreativas, pero no para apoyar el desarrollo de nuestras comunidades, que es un aspecto fundamental de nuestro Plan de Manejo Forestal”, indicó Adams.

El programa también impulsa esfuerzos de educación continua para estudiantes y maestros, en colaboración con el Departamento de Educación, sobre temas como el cambio climático y el rol del bosque en su mitigación.

La Fundación de Amigos del Yunque cuenta con diversidad de programas dirigidos a la niñez puertorriqueña.
La Fundación de Amigos del Yunque cuenta con diversidad de programas dirigidos a la niñez puertorriqueña. (Suministrada)

Lo que no se educa, no se conoce. La Fundación lleva 14 años en esos ejercicios de conservación, educación y recreación responsable en la región del Yunque”, puntualizó Portela.

Además, Portela estableció que la FADEY reconceptualizó, desde el año pasado, el centro de visitantes del bosque, El Portal. “Luego del huracán María, sufrió bastante daño. Lo reabrimos el año pasado. El espacio es mágico”, comentó.

“Se repensó el modelo de El Portal para que, aparte de ser un centro de visitantes, también fuera un centro de comunidad, en donde hay programas educativos y culturales, y convertirlo en un espacio de desarrollo económico para la región completa”, abundó.

En abril, lanzaron Arte Yunque, programa para introducir la recreación responsable y el rol del ser humano con la naturaleza y el bosque. Portela indicó que esperan que el centro de visitantes sea un espacio “vivo” en donde se ofrezcan servicios y, al mismo tiempo, experiencias.

“El Servicio Forestal, con este plan de comanejo, ha tomado en consideración cómo trabajar directamente las necesidades primarias de las comunidades porque un bosque saludable necesita una comunidad saludable”, recalcó.

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