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Joyas del turismo ecológico en Luquillo

La “Capital del Sol” reúne los espacios perfectos para disfrutar de experiencias naturales únicas

25 de junio de 2023 - 11:00 AM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 1 año.
Visita al río Mameyes y río la Mina y caminata por la Vereda el Angelito en el Yunque en Luquillo, Puerto Rico.
La Vereda El Angelito en El Yunque en Luquillo es un recorrido que todo amante de la naturaleza debe hacer. (XAVIER GARCIA)

Cientos de turistas, internos y de otros países, frecuentan anualmente el municipio de Luquillo y no es para menos.

Y no es para menos, ya que este pueblo, de aproximadamente 20 mil habitantes cuenta con una gran diversidad ecológica que incluye parte del bosque lluvioso de El Yunque, ríos caudalosos y escénicos, playas, reservas naturales y marinas y una amplia fauna y flora.

Vereda El Angelito

El Bosque Nacional de El Yunque comprende tres municipios, Río Grande, Canóvanas y Luquillo. Y este último cuenta con algunos de los pocos lugares en El Yunque, que pueden visitarse sin una reservación, la vereda El Angelito.

Visita al río Mameyes y el río la Mina y caminata por la Vereda el Angelito en el Yunque en Luquillo, Puerto Rico.
La vereda el Angelito, en el Yunque en Luquillo, tiene entre sus atractivos el paso de los ríos Mameyes y La Mina. (XAVIER GARCIA)

Localizada a orillas de la carretera 988, se trata de una vereda en descenso de aproximadamente una milla, hasta llegar al Río Mamayes, en cuyas aguas se encuentra la charca Las Damas. El lugar es hogar de especies protegidas como la cotorra, la boa puertorriqueña, el coquí y el murciélago rojo frutero, entre otros. Por su parte el Río Mameyes es el único río en Puerto Rico bajo la protección de la Ley Federal de Ríos Escénicos y Silvestres del 1968, que prohíbe cualquier tipo de desarrollo a lo largo del cauce del río. “Es una de las mayores cuencas hidrográficas que alimenta a El Yunque, al bosque. Lo que lo caracteriza (como río escénico y silvestre) es la envergadura de su cuenca hidrográfica”, explicó Kyonis Vega, bióloga marina luquillense quien es asidua al lugar.

Vega añadió que históricamente, la vereda ha sido utilizada como área recreativa y también para el avistamiento de aves, vegetación e investigación científica. Entre la vegetación que puede apreciarse en la vereda se encuentran árboles de tabonuco, helechos arbóreos y plantas primitivas que prácticamente no han evolucionado como las briofitas, conocidas comúnmente como musgos. Aunque en la charca Las Damas está permitido nadar, la rotulación en el lugar advierte a los visitantes que no hay salvavidas, que deben estar pendientes al riesgo de inundaciones repentinas y que no entren al agua si no están acompañados.

Localizada a orillas de la carretera 988, la vereda el Angelito tiene un descenso de aproximadamente una milla, hasta llegar al río Mameyes, en cuyas aguas se encuentra la charca Las Damas.
Localizada a orillas de la carretera 988, la vereda el Angelito tiene un descenso de aproximadamente una milla, hasta llegar al río Mameyes, en cuyas aguas se encuentra la charca Las Damas. (XAVIER GARCIA)

De otra parte, a orillas de la carretera 983 también se encuentra la charca Las Pailas. La peculiaridad de esta charca es la formación lisa de las rocas en el cauce del río, que la han convertido en una chorrera natural.

Corredor Ecológico del Noreste

Los límites geográficos de la Reserva del Corredor Ecológico del Noreste (CEN) comprenden unas 3,000 cuerdas de terreno y una reserva marina que se extiende nueve millas mar adentro por toda la costa de Luquillo.

Conocida principalmente por el anidaje de tinglares, el Corredor Ecológico del Noreste incluye las playas Sandy Hills, La Selva, San Miguel, Playa Escondida, La Boca, y otras más, así como la antigua hacienda San Miguel, dedicada en el pasado al cultivo de la caña y por donde transitaba el antiguo tren de circunvalación que le daba la vuelta a toda la isla. De hecho, los vestigios de las vías del ferrocarril pueden apreciarse en la costa de la hacienda.

Los límites geográficos de la Reserva del Corredor Ecológico del Noreste (CEN) comprenden unas 3,000 cuerdas de terreno, incluyen la playa La Boca.
Los límites geográficos de la Reserva del Corredor Ecológico del Noreste (CEN) comprenden unas 3,000 cuerdas de terreno, incluyen la playa La Boca. (Isabel Ferré Sadurní)

La bióloga Rosaly Ramos Gutiérrez, encargada de las investigaciones científicas del CEN indicó que la reserva es hogar de 486 especies de plantas, de las que 409 son nativas, entre ellas el pterocarpus o ‘palo de pollo’, que solo crece en humedales, bosques de mangle, colonias de corales -entre los que figura el cuerno de arce-, praderas de yerbas marinas que consisten en uno de los sustentos principales de los manatíes y muchas otras más. También es hábitat de 124 especies de aves, y sobre 126 especies de animales marinos, anfibios, invertebrados e introducidos, entre los que se encuentran los delfines nariz de botella y el manatí, que es una especie protegida.

Algunas de las especies, como la eugenia fajardensis solo existen en los terrenos del CEN.

Playa La Boca, en Luquillo, forma parte de la Reserva del Corredor Ecológico del Noreste
Playa La Boca, en Luquillo, forma parte de la Reserva del Corredor Ecológico del Noreste (Isabel Ferré Sadurní)

La Reserva está abierta al público los siete días. El uso de vehículos y caballos en las arenas de la playa está prohibido. Los visitantes pueden disfrutar del mar, la pesca recreativa, pueden hacer ciclismo y caminatas y cuenta con un área para acampar. El CEN es un área de basura cero, por lo que los visitantes deben llevarse su basura.

Parroquia San José

Edificada a principios del siglo XX en su ubicación actual -aunque se fundó en el 1731- la parroquia San José de Luquillo combina la diversidad ecológica de Luquillo con la herencia taína y la protección del ambiente en los retablos de su altar y el ambón.

Interior de la Parroquia San José en la Plaza Pública de Luquillo.
Interior de la Parroquia San José en la Plaza Pública de Luquillo. (Isabel Ferré Sadurní)

Wilfredo Ríos, maestro retirado de Estudios Sociales y profesor universitario explicó que la parroquia original se construyó en madera en donde hoy ubica la plaza de recreo y posteriormente se movió a la ubicación actual. “De ahí en adelante se han hecho remodelaciones”.

Por su parte Ramos Gutiérrez explicó que el retablo del altar cuenta con una estampa de la artista luquillense Isabel Vázquez Maldonado. “La pintura muestra el pueblo de Luquillo a las faldas del Yunque, que es lo que representa el retablo, con el cacique Yuquiyú. El retablo fue tallado en Colombia y fue traído por partes”, destacó Ramos Gutiérrez. Entre otros simbolismos, en el retablo pueden verse todos los elementos de un pueblo costero. Desde las uvas playeras, las palmas de coco, los símbolos taínos tales como el coquí taíno, el sol taíno y los cemís, junto a San José, patrono de Luquillo y la Virgen María de la Santísima Providencia. La parroquia se encuentra en la calle Jesús T. Piñeiro, frente a la plaza pública de Luquillo.

Muestra de arte ecológico en la mueblería de la Parroquia San José, localizada en la Plaza Pública de Luquillo.
Muestra de arte ecológico en la mueblería de la Parroquia San José, localizada en la Plaza Pública de Luquillo. (Isabel Ferré Sadurní)
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