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George es reconocido en la actualidad como uno de los productores cotizados en la industria de la música.
George es reconocido en la actualidad como uno de los productores cotizados en la industria de la música. (Luis Alcalá Del Olmo)

“¡Ataca Sergio!”. Esa  proclamación de parte del cantante  Marc Anthony fue quizás  la primera  referencia  que  muchos en la   Isla  recuerdan del  productor  musical  y arreglista Sergio George. 

Sin embargo, al preguntarle al músico en qué momento las personas hicieron una conexión  entre su rostro y  el nombre, éste asegura que  fue a partir de  la demanda  que entabló en el 2011 contra el  exponente de bachata  urbana Prince  Royce. 

“Desafortunadamente, cuando demandé a Prince Royce es que la gente empezó a reconocer mi  nombre. Luego, al  volver a  grabar con Marc Anthony, el  tema Vivir la  vida, la  gente  empezó   a decir 'se trata de la misma persona'. Siempre Marc me ha dado el crédito”, afirmó  el  productor  que,  de inmediato,  aclara  que no se enorgullece del pleito  legal.  

Esta aseveración del arreglista pudiese ser  interpretada  como errónea para  algunos,  ya  que  al productor siempre  se  la  ha  vinculado   como uno  de los  responsables  de colocar   en el mapa   musical  al intérprete  de Valió  la pena.    

George  quien es reconocido en la actualidad como uno  de  los productores  cotizados   en la industria,  también ha sido partícipe de los  proyectos  musicales  de Luis Enrique, Tito Nieves, Víctor Manuelle, India, Frankie Negrón, Johnny Rivera, Jennifer López, Gloria Trevi, Tito Puente, Prince Royce, Orquesta de la Luz y Celia Cruz entre otros.  Como  pianista,  acompañó a Machito, Willie Colón, Héctor Lavoe  y  Mario Bauzá, entre  otros.      

Ahora, su nombre vuelve a sonar con fuerza en la Isla y en países  latinos luego de  ser la persona  responsable  de  avivar  la  nueva  etapa de solista del  exintegrante de El Gran Combo de Puerto Rico,  Charlie Aponte, que  renunció  en diciembre  del 2014 a esa orquesta.   

 El Nuevo Día conversó con  el  productor durante   una  de sus  visitas a la  Isla para  conocer   cómo  el  compositor y  arreglista ha logrado delinear  una fórmula única  y  establecer  su  sello musical dentro de la música   latina.  

Sus padres son puertorriqueños, pero nació y se crió en Nueva  York. ¿Cuándo se da ese primer acercamiento con Puerto  Rico?

Nací   en New York, pero mis  veranos  los   pasaba  en Carolina. Tenía  entre  ocho  y diez  años. Mi madre   venía  conmigo  y  mis  dos   hermanas.     Pasábamos las  vacaciones  de   verano  en  la Isla. Mi  padre  no   venía  porque no le  gustaba  viajar en avión. Ahora  es, musicalmente  y  emocionalmente, cuando más cerca  me  siento  de Puerto Rico.

¿Por qué?

Antes venía   a  la  Isla  y  no sé si era  que  la  misma industria... que   me  hacía  sentir  que  era  de afuera.  Me sentía extranjero. Ahora   me siento   de aquí. Vengo y  me  veo  como   un puertorriqueño que  ama   esta   patria.  No me  siento  ajeno.

 ¿Ha  considerado  vivir aquí? 

Me  encantaría  vivir en  Puerto Rico  que no   sea  meramente   vacaciones   o  trabajo. Además, debería  comprar aquí porque  cada vez  que   vengo  gastó  una fortuna   en hoteles.  

¿Qué  instrumentos siempre están presente  en sus arreglos?

Me  gusta   trabajar mucho con trombones. Estudié orquestación y  me  encantan los violines, pero en  los  arreglos  no se pueden usar tanto. Busco la  forma  de  doblar  parte  o cosas bonitas de los  chelos con trombones. Claro,  el bajo no  puede faltar ese  es el que  le  da  el feeling. Mi  clave  es trombones, bajo  y  percusión. 

¿En qué  momento usted define su  sonido? En su caso ha  podido  establecer una   sonoridad exclusiva  sin importar el intérprete.

Fue  una  combinación de factores   y  de  mis influencias. En la salsa,  mi  influencia grande  fue Fania  y las  estrellas  de  Fania como  Héctor Lavoe   y  Wille  Colón.  Al criarme  en New York la música  que  escuché  de  niño  fue James Brown, David Foster, Ohio  Players… todas esas influencias eran  parte  de  mi  sonido.  Ni  yo  mismo  te  puedo  definir    cómo  es  que  hice mi  sonido. A nivel de  producir  he  hecho  balada, salsa  y  bachata. Pero  siendo honesto,  mi  sonido se enfocó con Marc Anthony  en el 1992. Marc Anthony  era  un cantante  que  como  como  yo,  venía del Barrio de Nueva York y  lleno  de influencias americanas. Tenía  la  libertad absoluta  de trabajar con él, ya  que él no era  salsero. Con él  tenía  la  libertad  musical  para   hacer  diversas cosas y  combinarlas con música   americana y  salsa. Ambos  veníamos  de la  misma  escuela. 

 ¿Es  usted, entonces,  quién delinea  el estilo de  Marc Anthony  que,  como  bien  señalan   muchos, no  es  considerado un salsero, sino  uno de  los  mejores   intérpretes de la actualidad?

Él no era  salsero, pero le  encantaba la  salsa.  Yo venía  de trabajar con Tito Nieves, Tony  Vega y  José  Alberto “El Canario”  que  dominaban la  salsa  a  la perfección. Pero ellos,   aunque  podían  hacer otro  género, lo cierto  es  que  no  sería   al nivel de Marc  Anthony  que  muy bien dominaba  el  pop  y  cualquier otro género. Entonces,  comienzo a   pulir   mi  sonido con Marc porque  tenía  absoluta libertad. Se  me  hizo  muy  fácil  proyectar  mis  ideas  con él.  Con Marc comienzo a encuadrar la parte   salsera, porque  aunque nunca había hecho un disco de salsa,  Marc tenía el swing para la clave. Nos   enfocamos  bastante  en esa  parte  de salsa, y  la  de  pop con Marc  era  muy fácil trabajarla. Siempre   ha  sido un gran intérprete. Las  ideas mías  de pop sin él  no hubiesen   funcionado.  Marc le  dio vida a  ese  sonido. Todo nació ahí.

¿Se  puede  entender que  Marc Anthony  cambió un poco  el   género  de  la   salsa  con sus  fusiones  y  estilo?

Sí. Marc Anthony cambió  la música. Realmente no fue meramente  la salsa, sino  la  música  latina. Él atrajo a  muchos artistas  jóvenes   como  por ejemplo  Jennifer López, que  me trajo un demo  después   de hacer  la  película   de  Selena  y  ella  no  conocía  a  Marc Anthony   personalmente, pero  era   fanática  de  su música. Me  preguntó si lo  conocía  y  cómo  ella  podía  hacer para  conocerlo. Luego  es que  se   conocen, y  gracias a  Marc  artistas  como  ella   y  otros  tomaron en serio  la  música  latina. Es  en la  combinación de hacer  buena música con intérpretes  latinos que  surge el cambio en la música.

¿Pero usted  había   trabajado con  otros  soneros  como  el fenecido Cheo Feliciano y Víctor Manuelle?

Sí, pero no  un  disco completo. Con Cheo y   conAndy  Montañez trabajé  temas, pero no   hacer   una  producción  desde   cero.  Con Charlie,  aunque  lo había  escuchado no  sabía   si  me  conocía   o  no  y  si  realmente  le  interesaría trabajar  conmigo. Me da  temor de que,  ante  la   gran humildad de Charlie  Aponte,  ahora  que empieza   esta  etapa   alguien lo pueda timar, porque  la   industria es fuerte.

Dado que la industria  discográfica ha  cambiado  drásticamente  y  ya  no  se depende de la venta  de un disco. ¿Qué   ha  hecho para   sobrevivir  con su   sello  discográfico Top Stop  Music?

Todavía  se venden discos. En menor cantidad, pero se venden. Hay que  reducir los gastos  de grabar un álbum. La  promoción sigue  costando mucho. Y las compañías ahora cobran un porcentaje de las presentaciones y shows de los  artistas, porque  no  hay otra  forma de recuperar  la   inversión.  Antes, algunas compañías  lo  hacían, por ejemplo  el sello  de  la Fania   lo hizo. 

Ahora  que visita  más  Puerto Rico, ¿contemplaría  trabajar con otros talentos  locales?

Claro,  lo tengo en mis  planes. Me encantaría  desarrollar  talento local que  no  necesariamente tienen que  salir de aquí. Hace falta que se  escuche   ese   talento. No estoy  cerrado a  ningún género.   Me  encantan  los movimientos   y talentos de la calle, me encanta lo urbano. Puerto Rico  es una cuna  de   músicos y artistas.

Busca el resto de la entrevista en la edición impresa de El Nuevo Día.

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