Rosa Margarita Marrero García y Ricardo Antonio Vargas Valle se conocieron hace más de 30 años al iniciar sus estudios postsecundarios en la Universidad de Puerto Rico en Cayey, y desde entonces su amistad floreció hasta el altar a donde se unieron en sagrado matrimonio.

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En tanto, sus respectivos compromisos académicos los llevaron a completar una carrera en derecho, tal como esperaban sus familiares quienes ejercen la profesión, aunque el camino de Rosa Margarita la dirigió al campo de las relaciones públicas y, 20 años más tarde se propuso terminar sus estudios en abogacía para ayudar a su compañero de vida.

La razón era evidente ya que Ricardo Antonio se dedicó a la práctica privada y estableció una oficina en la que su esposa le ayudaba en aspectos administrativos, mientras cuidaba de su mayor tesoro, unas gemelas que nacieron producto de su matrimonio.

Así las cosas, con diploma en mano y siendo la segunda nota más alta de la reválida en derecho general y la primera en derecho notarial, Marrero García se unió al bufete de su esposo en calidad de socia, tanto en el hogar como en la oficina.

A través del Estudio Legal Vargas-Marrero, el matrimonio de abogados comparte sus conocimientos en derecho mediante una práctica estilo boutique en donde atienden a la población que requiere de sus servicios especializados, en un espacio moderno y acogedor.

Su especialidad va de la mano con “canales amplios de comunicación y accesibilidad con nuestros clientes que hacen de todo servicio uno directo y personalizado en las siguientes áreas: derecho notarial, cierres comerciales y residenciales, title clearance, entre otros”.

Además, trabajan con el manejo en inventario de propiedades comerciales y residenciales, derecho hereditario (planificación de sucesiones), litigio civil, derecho contractual y derecho administrativo.

Según Marrero García, “la mejor apuesta inicial es invertir en lo que resulta familiar, fortaleciendo, ampliando y desarrollando lo que se conoce y lo que la experiencia nos ha enseñado”.

“Con lo aprendido y vivido como matrimonio, decidimos apostar en lo que conocemos, extendiendo nuestra sociedad familiar a una de socios en la firma que por los últimos 25 años ha fungido como base para el desarrollo de nuestra familia”, manifestó la abogada de 51 años.

La egresada de la Escuela de Derecho de la Universidad Interamericana de Puerto Rico recordó que “tuve que dejar de trabajar (en un reconocido banco) para dedicarme a las gemelas que son nuestro proyecto de vida”.

“Los primeros cinco años nos dedicamos a estas niñas que amamos y adoramos. Me incorporé a su oficina, la cartera (de clientes) seguía creciendo y el trabajo en el negocio. Quería ayudarlo más, a pesar de que tenía asistente. Pero estaba limitada porque no tenía mi título y siempre me ha gustado estudiar”, confesó.

Fue justo cuando sus retoños cursaban el segundo año universitario, Rosa Margarita, quien también posee una maestría en finanzas, decidió regresar a la universidad para “retomar mis estudios en derecho”.

“Lo que quería era ayudar a mi marido en la parte notarial, especialmente en el área de los cierres comerciales y de bienes raíces; él iba a litigar y yo iba a atender esa parte. Me llamaron hasta del Tribunal Supremo para trabajar con ellos y me hubiese encantado hacerlo, pero la meta era ayudar a mi esposo”, resaltó.

En cuanto a su práctica privada establecida en una moderna y acogedora oficina ubicada en el centro comercial Apolo en San Juan, Vargas Valle explicó que el segmento más grande con el que laboran es bienes raíces, seguido de litigio comercial.

De hecho, desde que el letrado inició su carrera hace 26 años, ha sido abogado de un popular conglomerado de comercios y “proveemos servicios a compañías de seguros porque atendemos estos casos”.

“En el aspecto de bienes raíces, le damos servicio a Banco Popular, manejamos mucha cartera de propiedades y todo lo que tenga que ver con cierres de propiedades, tanto residenciales como comerciales. Rosa maneja sucesiones, herencias, declaratoria de herederos, entre otros servicios”, detalló.

Igualmente, mencionó que su servicio es personalizado.

“Tratamos de simplificar para reducir la tensión que generan estos procesos. Todo proceso legal o en casos de compra y todo, lleva cierto estrés y es mayormente por el desconocimiento de la gente. Lo que hacemos es llevar a los clientes de la mano, los mantenemos informados de todo lo que va trascendiendo”, argumentó el egresado de la Escuela de Derecho de la Pontificia Universidad Católica en Ponce.

“Nosotros hablamos en palabras sencillas, sin términos rebuscados y estamos accesibles todo el tiempo. Nosotros llevamos 26 años de casados; somos socios en la casa, en la oficina y el mejor complemento de vida”, concluyó la abogada.

Para detalles: 787-294-9238 y 787-294-9237.