Imagine que llega a su casa y encuentra debajo de su puerta la tarjeta de una persona con un apellido raro que le ofrece comprar su propiedad al precio que usted pida. O que, por años, usted ha mantenido una casita en el campo y de la noche a la mañana, alguien ofrece comprarla por lo que sería el doble o hasta el triple de su valor. Más aún, piense que usted lleva toda una vida en una comunidad y de repente, ya no tiene vecinos porque quienes ahora ocupan la propiedad son huéspedes distintos cada semana.