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Después de la candela que dio, de las historias que protagonizó que le ganaron simpatía y hasta miedo, Yuyo, el chimpancé que vivía en el Parque de las Ciencias en Bayamón, murió ayer.
El veterinario del Parque de las Ciencias, José Trujillo, le practicó ayer una necropsia al chimpancé que reveló preliminarmente que murió de vejez.
El veterinario dijo que Yuyo tenía 46 años. La edad promedio de un primate oscila entre los 40 a los 50 años. Para su especie, esto equivaldría a cerca de 90 años de edad. Aclaró que se le tomaron muestras -cuyos resultados demoran entre dos a tres semanas- para enviarlas a patología y tener un cuadro más claro de lo que provocó su muerte.
En esa longeva vida, el simio se dio a conocer por sus travesuras y amoríos. Yuyo logró escaparse del desaparecido zoológico del Monoloro de Carolina y durante meses burló la “justicia”. Durante el tiempo que estuvo escondido en los cambos del barrio Barrazas de Carolina sembró el temor entre residentes que no podían creer cómo el gracioso mono malabarista dobló las barras de acero de su jaula para escaparse y campear por su respeto, transformado en un temible animal.
Lo hallaron en el balcón de una residencia haciendo lo que sabía hacer: piruetas y maromas.
Lucy Muñiz, hija del fenecido productor Tommy Muñiz, recordó que fue su padre quien compró a Yuyo cuando cerró el Monoloro. “Papi compró todos los animales y contrató al entrenador Joaquín Barranco. Había perdido un brazo al hacer un 'show'. Con él, Yuyo se portaba de lo más bien. Una vez Barranco murió el mono no quiso hacer nada más. El resto de los animales (del Monoloro), papi los donó al Zoológico de Mayagüez”, relató Muñiz.
El primate dio de qué hablar con su primer amor, Judith. Con ella tuvo los primeros gemelos chimpancés. Toby fue uno de ellos y acompañó en jaula a Yuyo hasta que accidentalmente se mató. Posteriormente, Yuyo se enamoró de Katerina. Aunque estaba en otra jaula, Yuyo logró preñarla. Tamy, nació de esa relación y ahora es la única sobreviviente de Yuyo. Se encuentra en el zoológico de San Louis, en Missouri a donde tuvo que ser trasladada ya que en Puerto Rico no había otro animal de su especie que la criara, precisó el veterinario Trujillo.
Ayer él y su bióloga, Lourdes Meléndez recordaban sus ocurrencias como la práctica de abrir cocos a pesar de no tener dientes. Tampoco dejó su dieta a base de frutas, verduras y comida seca. Esos manjares y el buen cuidado físico le hicieron ganar peso, dijo Trujillo.
Se comportaba de manera muy dócil al momento de cortarla las uñas y de que le hicieran su rutinario 'grooming', relató la bióloga.
“Lo vamos a extrañar mucho con todo lo que hacía”, dijo.
Yuyo solo padecía de artritis y de sobrepeso. Pesaba 250 libras cuando debía estar en las 150 libras.
“Él pasó la expectativa normal de vida. Honestamente, pensábamos que en cualquier momento se iba a ir. Hasta los últimos días todavía continuaba consumiendo sus alimentos y actuando relativamente normal. En los últimos chequeos salía bien”, dijo el veterinario.
El alcalde de Bayamón, Ramón Luis Rivera Cruz, destacó que después que reciban los resultados de las pruebas toxicológicas decidirán si disecan o convierten en “animatronic” (forrar un robot con la piel del animal) el cuerpo de Yuyo.
“Se quedaría aquí en el Parque de las Ciencias”, dijo el alcalde.
“Más adelante vamos a ver si sustituimos a Yuyo. Era un símbolo del parque”, agregó.