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“Yo descubrí a Marc Anthony, tendría como 20 años, iba a casa a jugar Atari con mi hija. Trabajaba para mi compañía haciendo ‘jingles’, y ahí fue que lo identifiqué y lo llevé al productor”.
“Yo descubrí a Marc Anthony, tendría como 20 años, iba a casa a jugar Atari con mi hija. Trabajaba para mi compañía haciendo ‘jingles’, y ahí fue que lo identifiqué y lo llevé al productor”. (Andre Kang)

Luis Esteban “Perico” Ortiz Ruiz llega a su cita solo, de buen ánimo y complaciente. Presto a ser fotografiado, cede sus aparejos: la llave del auto, el reloj, una bolsa pequeña, pero no el estuche con su trompeta, ese es sagrado. Tan pronto saca la reluciente pieza y la sostiene con su diestra, mueve los dedos rápida e instintivamente, pero sin oprimir los pulsadores de pistón. A la hora de posar con ella en la escalera de su alma máter, el Conservatorio de Música de Puerto Rico, comienza a sacarle música con ojos cerrados, como si entrara en un trance, hasta que lo interrumpe el fotoperiodista para darle instrucciones.

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