“A mí para pararme me van a tener que matar”.
La sentencia de 149 años de prisión impuesta ayer a Daniel Vázquez Cubilete y Rafael Aponte Peña por el asesinato de la fiscal Francelis Ortiz Pagán no trae tranquilidad a su esposo, Fermín Arraiza Navas.
Por el contrario, lejos de pensar que se hizo justicia, hoy más que nunca sostiene su teoría de que su muerte, ocurrida el 19 de enero pasado frente a su hogar en el barrio Guzmán Arriba, en Río Grande, fue por encargo y no por tentativa de robo de vehículo a mano armada, como trascendió en el juicio por jurado en el Tribunal de Fajardo, proceso presidido por la jueza Gema González Rodríguez.
En entrevista con El Nuevo Día después de la lectura de sentencia, el abogado de profesión volvió a mencionar los nombres del exsecretario de Justicia, Antonio Sagardía, y del exdirector del Negociado de Investigaciones Especiales (NIE), José Lozada, como “personas de interés” al entender que fueron los “autores intelectuales” que les dijeron a los “autores materiales” que Ortiz Pagán los estaba investigando por un caso de soborno, lo que no era cierto, y por eso la mataron.
Arraiza Navas entiende que Ortiz Pagán “hizo renunciar” a Sagardía como titular de Justicia al esta sacar a la luz información relacionada con que se allanó a una petición de nuevo juicio que hizo un exsocio de él, Víctor Ramos. En el caso de Lozada, dijo que fue por un caso que ella sometió de “policías corruptos” y él era uno de los abogados.
Sagardía renunció como secretario de Justicia en 2009, mientras que Lozada fue destituido en 2006 en medio de alegaciones de que un narcotraficante le regaló un auto lujoso a cambio de que le archivaran un caso.
Con anterioridad, ambos ya habían negado las imputaciones de Arraiza.
“Me reafirmo que todo lo que dice es falso. Me da pena por lo que está pasando y le deseo mucha salud”, señaló Sagardía al ser abordado ayer.
No obstante, Arraiza Navas dijo que Ortiz Pagán guardaba los recortes de dichas noticias “por si algún día le pasaba algo, según sus expresiones en vida”. Agregó que se reunió con agentes federales dos veces.
Hizo un llamado a empleados del Departamento de Justicia que dice que tienen información sobre lo ocurrido, pero que no hablan “por miedo”.
Arraiza Navas dijo que trataron de asesinar al testigo principal y participante de los hechos, Alexander Serrano Figueroa. También, este diario indagó con una fuente enterada del caso al respecto, quien explicó que Serrano Figueroa alegó que un día, un carro lo siguió mientras era llevado al albergue de testigos, luego de declarar, pero que no pasó nada.
Arraiza Navas recordó que durante el juicio de los coacusados, entraron a su hogar y robaron algunas de sus armas, caso que no se ha resuelto.
“Se hará justicia cuando todo el peso de la ley caiga sobre los autores intelectuales de este crimen”, aseguró.
Invitó a los abogados a los que implica a que lo demanden, “que se tiren, que está llanito”, dijo, “a ver si aguantan un ‘discovery’ (descubrimiento de prueba) de parte mía”.
“A mí lo peor que me podía pasar ya me pasó. Yo voy a tirar pa’ alante. No me van a parar. Van a tener que matarme”, agregó.
El padre de Ortiz Pagán, Ángel Ortiz, estuvo de acuerdo con su yerno.