La profesora María de Lourdes Lara resume la dinámica gestión que permitió la recuperación de la UPR en Humacao tras el duro golpe del ciclón María y cómo asegura se mueven a la transformación necesaria a tono con los tiempos
La profesora María de Lourdes Lara resume la dinámica gestión que permitió la recuperación de la UPR en Humacao tras el duro golpe del ciclón María y cómo asegura se mueven a la transformación necesaria a tono con los tiempos
Amanecía el 21 de septiembre. El ojo del huracán María había acabado de atravesar una de las regiones más empobrecida del país. Atónitos y devastados, sin lo mínimo para sobrevivir, ciudadanos de toda una región avanzaban a pie hacia la Universidad de Puerto Rico en Humacao. Atravesaron cables de electricidad, árboles tumbados en calles y, también, sus incertidumbres. Brincaron verjas, avanzando con un espíritu tan aguerrido, como cuando una madre busca en los restos de un derrumbe fatídico, el corazón latiendo de su hijo. Allí llegaron: eran estudiantes, profesores, personal administrativo, comerciantes, industriales, vecinos y familiares de los más de 16 pueblos que sirve. La vida que sostiene a una universidad, así como a un país entero, avanzaba a la institución que les ha dado una oportunidad de prosperidad y desarrollo por más de cinco décadas.
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