Habíamos creído por generaciones que nada podía haber peor en la vida que la muerte inesperada de un ser amado. Malas noticias: lo hay. Los sombríos tiempos de resquebrajamientos que atravesamos demuestran que ni siquiera la mordida de león al alma que es la muerte inesperada de alguien querido es lo peor que se puede esperar de la vida.