Podría haber más de una forma de contextualizar y comprender el sufrimiento que ha resultado de esta crisis. Debemos leer esta nueva cuarentena en el contexto de la Cuaresma que vivimos, propone Jorge Macías de Céspedes
Podría haber más de una forma de contextualizar y comprender el sufrimiento que ha resultado de esta crisis. Debemos leer esta nueva cuarentena en el contexto de la Cuaresma que vivimos, propone Jorge Macías de Céspedes
Este año la Cuaresma se encuentra con el mundo bajo una cuarentena global sin precedentes. Una coincidencia, dirán algunos, pero una coincidencia que tal vez sea significativa, como son todas las coincidencias. Pensamos en una cuarentena, por lo general, como un confinamiento en el espacio y el tiempo. Sin embargo, cuarentena es el nombre que le damos a un tiempo, una cantidad de días. La palabra deriva de la expresión italiana quaranta giorni, es decir, un período de cuarenta días durante el cual cualquier barco que navegaba a Venecia debía permanecer anclado lejos del puerto de la ciudad como medida de precaución contra la peste o la plaga. Una cuarentena, por lo tanto, es ante todo una categoría temporal, una marca de tiempo, y solo secundariamente de espacio.
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