

En el 1990, el mes de octubre se consolidó como el Mes de la Concientización del Cáncer de Seno en los Estados Unidos y en Puerto Rico. Desde entonces, esta designación se convirtió en un hito de importancia global, adoptando el color rosa como insignia y como lenguaje universal. Para los especialistas en tratamientos y concientización del cáncer de seno, este mes se materializa en una exhortación a las mujeres a realizar los estudios rutinarios, como mamografías y autoevaluaciones, para priorizar su salud y bienestar.
La hematóloga oncóloga Omayra Reyes Santiago destacó la importancia de informarse sobre esta enfermedad, que se origina en el tejido mamario y puede propagarse a otros órganos si no se siguen los estándares de vigilancia y control.
“El cáncer de seno, al igual que el cáncer en general, es un sobrecrecimiento de células que, por razones externas o hereditarias, han crecido desmedidamente. Este crecimiento de células en las glándulas del seno puede sentirse como una masa o un conjunto de masas”, explicó la galena. Alertó que, sin el seguimiento adecuado, estas células malignas pueden migrar hacia las axilas y, de ahí, a los nódulos linfáticos y órganos vitales, como los pulmones, el hígado, los huesos y el cerebro.
Asimismo, los mecanismos de detección son diversos y dependerán de la edad del paciente, de los factores de riesgo y de los síntomas que presente. Por un lado, todas las personas pueden realizar un autoexamen, particularmente si se notan cambios inusuales en la apariencia del seno. Según Reyes Santiago, este autoexamen debe hacerse en la ducha y con ayuda de jabón, palpando los senos con las yemas de los dedos, a favor de las manecillas del reloj. Este proceso se repite en la región axilar y debajo de los brazos.
“Si la paciente nota una masa o pelotita nueva, o que el pezón se hundió, eso no es normal. Igualmente, si del pezón sale un líquido y no está lactando o nota cambios como enrojecimiento atípico o en la textura de la piel… estos son signos cruciales de alerta para que la paciente vaya a hacerse una evaluación de inmediato”, aseveró.
¿Quién está a riesgo y qué factores le afectan?
La doctora Reyes Santiago resaltó que estos escenarios se manifiestan mayormente entre mujeres mayores de 40 años, pues más del 90 % de las pacientes entre 20 y 35 presentan masas benignas.
A partir de los 40 años, puntualizó, las radiografías anuales se tornan una necesidad debido a que existen distintos tipos de cáncer de seno que pueden desarrollarse en tan solo unos meses con distintos grados de severidad.
“Los tumores agresivos pueden formarse en poco tiempo y cada uno es diferente. Esto significa que cada paciente necesitará un tratamiento individualizado. Por esta razón, los chequeos no se deben dejar desapercibidos”, recordó.
Otro factor que debe señalizar un indicio para priorizar el monitoreo o la progresión del cáncer de seno son los factores hereditarios. Para quienes comparten un historial familiar de diagnósticos positivos, debe existir un estado de vigilancia, ya que el cáncer de seno puede deberse a un gen heredado.
¿Cuáles son los factores que sí se pueden prevenir?
Por otro lado, Reyes Santiago sostuvo que hay elementos modificables, por tratarse de hábitos del estilo de vida, que, con ciertos cambios, pueden ayudar a minimizar el riesgo de un diagnóstico. La oncóloga hematóloga mencionó la importancia de controlar el sobrepeso, dejar de fumar, evitar la exposición a hormonas para manejar los efectos secundarios de la menopausia y prestar atención al consumo de estrógenos, ya que estos están directamente relacionados con el avance del cáncer de seno.
En cuanto al acceso a radiografías y estudios especializados, Reyes Santiago reconoció el desfase que existe en Puerto Rico, ya que muchas mujeres no cuentan con plan médico para costearse un tratamiento o una evaluación de rutina. No obstante, durante el mes de octubre “muchos centros e instituciones ofrecen mamografías libres de costo y debemos aprovechar estos espacios”, precisó la doctora. Enfatizó, además, que este mes debe inspirar confianza en las mujeres para “dejar cualquier tabú a un lado, hablar sobre lo que les pasa y buscar las herramientas para pensar en nosotras y ser responsables con nuestra salud”, acentuó.
Un enfoque integral que se fortalece con los servicios de la farmacia especializada
El acercamiento a un curso de tratamiento para el cáncer de seno se aborda mediante un análisis multidisciplinario. Además del oncólogo, este se nutre de un equipo médico de cirujanos, radiooncólogos, patólogos, farmacólogos y de proveedores de servicios al paciente que velan por un trato digno en cada etapa del proceso clínico.
Sobre este último, Reyes Santiago subrayó la importancia de Alivia Specialty Pharmacy que, como farmacia especializada, se ha convertido en un intermediario entre la oficina del oncólogo y los planes médicos, “facilitando el acceso a ciertas drogas que, por sus costos, no necesariamente son muy accesibles”. De hecho, Alivia Specialty Pharmacy cuenta con las acreditaciones de URAC, ACHC y ACHC Oncology Distinction, de la cual es la única farmacia especializada puertorriqueña en ostentar dicha distinción.
De esta manera, su contribución a la experiencia completa del paciente es fundamental. Alivia Specialty Pharmacy brinda acompañamiento durante la etapa del financiamiento del copago, conectando al paciente con fundaciones e instituciones que cubren los costos de los deducibles y ofrecen orientación y seguimiento sobre los efectos secundarios de los medicamentos. Además, procura agilizar el despacho de los fármacos que, a diferencia de las farmacias de comunidad o de cadena, se entregan directamente al domicilio del paciente.
“Los médicos estamos para ayudar en la recta final, pero Alivia Specialty Pharmacy desempeña un rol clave en el tratamiento y, últimamente, en la recuperación exitosa de todo paciente”, finalizó la oncóloga.
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