



Las enfermedades inflamatorias del intestino (EII) afectan a más de diez mil personas en nuestro archipiélago, estimó la gastroenteróloga Esther A. Torres.
Este dato se suma a los resultados de un estudio realizado por la Unidad de Investigación de Gastroenterología de la Universidad de Puerto Rico en el 2013. Este arrojó que existía una prevalencia de 181.54 casos de pacientes de EII por cada 100,000 habitantes. Esto representa un aumento cuatro veces mayor que el de los datos disponibles para el 2005.
De hecho, el diagnóstico de las EII es tan frecuente que, en el 2010, representantes de 50 países declararon el 19 de mayo como el Día Internacional de las Enfermedades Inflamatorias Intestinales. A pesar de que estas enfermedades pueden impactar a personas de todas las edades, se observan, principalmente, entre adolescentes y adultos jóvenes.
Para la doctora Torres, la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn son dos de las enfermedades inflamatorias gastrointestinales más frecuentes a nivel global. La fundadora de la Fundación Esther A. Torres Pro Enfermedades Inflamatorias del Intestino (FEAT) señaló que estas afecciones se caracterizan porque “las personas que las padecen tienen un proceso inflamatorio crónico, o sea, de larga duración, primordialmente en el tracto gastrointestinal”, sostuvo.
Por un lado, según detalló la doctora Torres, la colitis ulcerosa se concentra en el recto, lo que, sin la debida atención médica, puede extenderse por todo el colon, impactando el intestino grueso en su totalidad. Por otro lado, la enfermedad de Crohn puede presentarse en cualquier parte del tracto intestinal, desde la boca hasta el ano. A diferencia de la colitis ulcerosa, esta transcurre a lo largo del sistema gastrointestinal, afectando distintas regiones en cada episodio inflamatorio.
Para la gastroenteróloga, el proceso inflamatorio se desencadena por la interacción de varios factores, entre ellos las predisposiciones genéticas que muestran ciertas variantes en los genes capaces de influir en “cómo [el cuerpo] responde a diferentes estímulos en el ambiente, las bacterias y a los biomas que hay en nuestro tracto gastrointestinal y en cómo el sistema inmunitario responde a estas enfermedades”, explicó, recordando que las EII no son enfermedades por quereditarias.
Al tratarse de enfermedades crónicas, la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn no cuentan con tratamientos curativos. Sin embargo, según destacó la doctora Torres, la combinación de medicamentos antiinflamatorios y los hábitos saludables puede ayudar a manejar los síntomas como diarrea, anemia y fatiga continua.
“Los alimentos son superimportantes. A lo largo de las últimas décadas, y con el consumo de grasa saturada y azúcares refinados, la dieta ha evolucionado hacia una menos saludable que antes. Todas las cosas malas para el corazón, la diabetes y el cáncer también son malas para las enfermedades inflamatorias gastrointestinales”, acentuó la galena.
Otra consideración común de las EII yace en el cuidado y la protección de la salud mental, pues “los componentes que participan cuando se tiene ansiedad, depresión y estrés son los mismos que están presentes en los procesos inflamatorios gastrointestinales”, aseveró la doctora, al destacar que, al ser considerado el “segundo cerebro”, el estado emocional y psicosocial del paciente debe priorizarse con la misma urgencia que los síntomas físicos.
De esta manera, la galena reiteró que el enfoque del cuidado de la salud de un paciente con EII es holístico. Debe centrarse tanto en la inflamación como en el bienestar psicosocial, la nutrición, el manejo del dolor y la salud preventiva y reproductiva. Esto requiere la intervención de un equipo interdisciplinario.
Por último, los tratamientos al alcance de los proveedores médicos incluyen antiinflamatorios orales e inmunosupresores y, para quienes presentan un perfil más severo, terapias biológicas y moleculares más avanzadas. A estos efectos, Torres destacó que Alivia Specialty Pharmacy es líder en la industria de manejo de medicamentos complejos y facilita la comunicación entre los planes médicos y los pacientes. Esto la posiciona como una pieza fundamental en el diseño de un plan de tratamiento individualizado.
“Dependemos de las farmacias especializadas para establecer ese vínculo con los pacientes y los planes médicos. Son medicamentos que, por su complejidad y costo, no manejan todas las farmacias y no se compran en cualquier lugar”, detalló la doctora Torres. Otro factor que incide en la disponibilidad de estos medicamentos es que muchas farmacias no tienen contratos con todos los planes médicos. “Esto requiere colaborar con ellas porque saben a dónde ir y qué documentos necesitan [los planes] para autorizar un medicamento”, puntualizó Torres, nombrando además los servicios de apoyo económico para costear las terapias que, a menudo, acarrean altos deducibles.
La gastroenteróloga exhortó al público a procurar una evaluación médica por un especialista si se presenta malestar gastrointestinal de larga duración y a “no ignorar los síntomas”. Asimismo, sostuvo que cuando un paciente recibe un diagnóstico positivo, debe informarse sobre la enfermedad, buscar atención médica especializada y no temer solicitar acomodos razonables en su trabajo e institución académica.
“Los pacientes deben empoderarse y ser parte integral y activa del manejo de su enfermedad, porque estas pueden controlarse. La meta es que puedan llevar una vida normal y alcanzar y ejercer la profesión que desean”, finalizó.

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