



En Puerto Rico, la mayoría de las personas que han muerto en las últimas dos décadas ha fallecido por enfermedades cardiovasculares. Cerca de 240,000 personas padecían de alguna de estas afecciones en 2023, según cifras del Departamento de Salud. Esto equivale a 1 de cada 10 adultos en el país.
Dentro de ese grupo, tres enfermedades destacan por su prevalencia: la enfermedad coronaria –que es cuando se estrechan u obstruyen las arterias que suministran sangre al corazón–, la insuficiencia cardíaca y la fibrilación atrial.
Ante este panorama, el Centro Cardiovascular de Puerto Rico y el Caribe se ha equipado con tres tecnologías de Boston Scientific, empresa que desarrolla, fabrica y comercializa dispositivos médicos a escala mundial, cuyo objetivo es reducir complicaciones, hospitalizaciones y muertes.
“Estas terapias se enfocan en grupos de pacientes que, en realidad, representan una carga significativa para el sistema de salud y tienen un impacto drástico en la calidad de vida de los pacientes”, explicó Juan C. Sotomonte, director médico de la institución.
Modern PCI: ver, preparar y tratar
La intervención coronaria percutánea (PCI, en inglés) es un procedimiento mínimamente invasivo para abrir las arterias coronarias obstruidas.
Tradicionalmente, esta opción terapéutica se basaba en imágenes bidimensionales obtenidas por rayos X, lo que limitaba la comprensión de la realidad anatómica del vaso sanguíneo. Sin embargo, el enfoque Modern PCI cambia esa perspectiva, centrándose en tres pasos:
Este enfoque moderno reduce riesgos y mejora la durabilidad del proceso, especialmente en lesiones complejas, donde “sin contar con este tipo de información adicional, el riesgo de complicaciones es mayor”, afirmó.
HeartLogic™: datos que previenen crisis
Por su parte, los pacientes con insuficiencia cardíaca –que sufren del corazón dilatado– enfrentan un alto riesgo de arritmias potencialmente mortales, así como de readmisiones hospitalarias frecuentes.
Es ahí donde entra en juego HeartLogic™, una tecnología de monitoreo remoto integrada en los desfibriladores, que son un tipo más sofisticado de marcapasos.
Este sistema, detalló Sotomonte, recopila cinco variables: la intensidad del primer sonido cardíaco, la presencia de sonidos cardíacos anormales, la impedancia torácica (indicadora de retención de líquidos), la frecuencia cardíaca nocturna y la frecuencia respiratoria.
Con estos datos, el sistema utiliza algoritmos avanzados, “como inteligencia artificial”, para identificar patrones y anticipar una crisis antes de que ocurra.
Esa información se transmite automáticamente al médico mediante el sistema remoto LATITUDE™, sin necesidad de que el paciente acuda al hospital.
“Si se identifica una tendencia de descompensación, el médico puede actuar antes de que el paciente requiera admisión hospitalaria”, sostuvo.
El directivo hospitalario destacó que esta detección temprana reduce costos para el sistema, aliviana la carga de las oficinas médicas y, más importante aún, mejora la calidad de vida de los pacientes.
WATCHMAN™ FLX Pro: cierra la puerta a los derrames
Por otro lado, las personas que padecen de fibrilación atrial no valvular –la arritmia más común en el mundo– tienen un mayor riesgo de derrames cerebrales, debido a la formación de coágulos en la orejuela auricular izquierda del corazón.
El tratamiento tradicional ha sido el uso de anticoagulantes, pero no todos los pacientes pueden tomarlos.
Para ellos, el WATCHMAN™ FLX Pro ofrece una alternativa igual de eficaz. Este dispositivo de última generación, implantado mediante un procedimiento mínimamente invasivo, obstruye la orejuela izquierda para evitar que los coágulos viajen al cerebro.
El especialista resaltó que esta nueva versión cuenta con la tecnología HEMOCOAT™, que facilita la integración del tejido al dispositivo y su curación; utiliza marcadores radioopacos que facilitan la visualización durante el implante; y dispone de un diseño que permite reposicionarlo con facilidad durante la intervención.
“El chance de éxito está en que la orejuela quede completamente tapada y que no haya fugas. Y entre más puntos de referencia tenga el operador para saber que eso está bien puesto, el resultado va a ser mejor”, expresó.
Por el bienestar del paciente
Ante esto, Sotomonte puntualizó la importancia del acceso y la disponibilidad de estas terapias para disminuir la mortalidad y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
“El hospital siempre ha luchado por ofrecer el mejor servicio cardiovascular. Contar con un armamentario sólido y con los mejores avances tecnológicos mejora la entrega del tratamiento, reduce complicaciones y readmisiones y permite que los pacientes vivan saludables, que es lo que queremos”, aseguró.
Para más información sobre enfermedades del corazón y del sistema circulatorio, accede a https://www.pensemosensalud.com/es-pr/condiciones/cardiologia.html.

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