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Cortarse, "escape" para el dolor de los adolescentes

La automutilación se ha observado en jóvenes que atraviesan "bullying", depresión y baja autoestima

14 de junio de 2017 - 10:29 AM

La comunicación entre padres e hijos es crucial para una recuperación exitosa.
La comunicación entre padres e hijos es crucial para una recuperación exitosa.

Para Laura (seudónimo) fue la soledad —o como dijo, “no tener a quién acudir”— lo que la llevó a infligirse cortes cada cinco o siete días, que era lo más que aguantaba sin herirse.

Fue la soledad, sí, pero también un cuadro de depresión severa, baja autoestima y bullying. Se lo hacía en los brazos, pero también en las muñecas, en los muslos, en el abdomen, en las caderas.

Todavía recuerda los comentarios que antecedieron las heridas, esos que en sus silencios recordaba sin tener claro por qué.

“Eso lo hace por llamar la atención”.

“Hay que medicarla”.

“Loca, mátate”.

Y todo inició cuando comenzó a creérselos.

“Al estar tanto tiempo sola, empezaba a pensar en las cosas hirientes que decían otras personas, que dolían por dentro, que necesitaba exteriorizarlas para poder canalizarlas y ‘aliviarlas’ en cierta medida”, narró Laura.

El alivio, pensó, era automutilarse, abrirse la piel con la idea de que por ahí podría expulsarse un dolor interno.

“Por la euforia no sentía dolor. Pero después sentía miedo, por mí y por lo que pensarían los demás si se enteraran, desprecio de mí misma, culpa extrema y un deseo de no volverlo a hacer”, recordó la joven residente de Utuado.

Había dejado de automutilarse hacía tres años, en su último semestre de universidad, cuando le dijo a su madre que no quería seguir viviendo, que le dolía todo, que lo que hacía antes —herirse— dejó de ser suficiente. Juntas buscaron ayuda profesional.

Con tratamiento médico cerró exitosamente a los 25 años un ciclo de depresión y laceración propia que comenzó a los 16, en plena adolescencia.

En busca de las señales

Como Laura —que habló con su madre de su situación años después— es común en los casos de automutilación en adolescentes que los padres no se den cuenta, explicó Edda Blanco, coordinadora de servicios clínicos del Hospital Panamericano. “Una manera de expresarlo es lacerándose”, abundó Blanco.

Si bien cada situación es individual, la trabajadora social subrayó la importancia de notar cambios drásticos en el comportamiento del joven que puedan ser una señal de alerta.

Mencionó, por ejemplo, un adolescente que siempre compartía con su familia, tenía comunicación con sus padres, buenas notas y participaba de actividades en la escuela. “De momento baja las notas, los maestros comienzan a citarlo porque tiene conducta negativa, no está prestando atención a las clases como antes, en el hogar se aísla, se torna agresivo, todo le molesta y evita el contacto con los padres o los familiares”, detalló Blanco.

Identificar señales se complica, sumó Blanco, toda vez que muchos de los adolescentes esconden sus cicatrices porque se sienten avergonzados o rechazados, “aun cuando, al volver a sentir ese sentimiento de coraje o minusvalía, vuelvan a infligirse”.

La tendencia del bullying y otros factores

A juicio de Blanco, es cada vez más recurrente entre los adolescentes que se automutilan un común denominador: el acoso que trasciende el horario escolar.

“Antes existía el bullying, pero no estaban las redes sociales. El exponerse a eso tan abiertamente y que más personas sepan por qué tú eres víctima de acoso, que se burlen de ti, puede llevar a la autolesión”, declaró la experta.

Aunque no necesariamente son corolarios del bullying, el rechazo de pares —como compañeros de estudio o deportes— y la presión de grupo son también variables de peso en este tipo de conducta, dijo Blanco.

Los adolescentes más susceptibles a incurrir en la automutilación, detalló Blanco, son aquellos que no tienen recursos de apoyo en el hogar, ya sea porque no hay buena comunicación entre progenitores o entre estos y el joven. En cuanto a condiciones de salud mental relacionadas, sostuvo que en la mayoría de los casos los adolescentes tienen depresión.

Es posible superarlo

El tratamiento para adolescentes que se automutilan requiere, más allá de atención médica inmediata a las heridas, una modificación de conducta.

"Lo que lleva a que el adolescente a autoinfligirse es un pobre control de impulso", sostuvo Blanco.

A través del Programa Residencial, el Hospital Panamericano ofrece a la población de 13 a 17 años cuidado de la facultad médica —psiquiatría, trabajo social, enfermería y técnicos de salud mental— para lograr el control de la automutilación.

El programa, que puede durar de tres a seis meses, cuenta con ofrecimientos escolares acreditados por el Departamento de Educación, de forma tal que el paciente no vea un atraso en sus estudios, aclaró la trabajadora social.

A base de su experiencia, es posible sobrellevar la automutilación y las condiciones vinculadas a la misma. "Son más los casos de éxito", afirmó.

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