Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media Brandstudio para Natural Instincts
PRESENTADO POR
Natural Instincts
Se adhiere a los criterios de The Trust Project

Lo que aprendí al dejar el "blower" y el maquillaje

¿Te atreverías a estar una semana al natural? Esta chica lo hizo.

14 de julio de 2015 - 12:01 AM

Voy a pasar cinco días sin peinarme ni maquillarme. Esto para mí es un verdadero reto, pues llevo más de la mitad de mi vida usando maquillaje y estilizando mi cabello con la ayuda de mis fieles amigos, el blower y la plancha.

Les doy algo de background. En la escuela superior nunca usaba maquillaje. Era la nena que solo usaba bálsamo labial y se ponía un pinche para sacarse el cabello —que solo veía blower en alguna actividad— de la cara. Toda muy "al natural". Sin embargo, todo cambió cuando mi primer trabajo me llevó a conocer el maquillaje. De repente, se volvió necesario para mí estar arreglada en todo momento. Durante los años que trabajé en un mostrador de cosméticos aprendí a jugar con el maquillaje y, poco a poco, ciertos artículos se hicieron indispensables en mi vida diaria.

Fue mientras trabajaba ahí que conocí a mi adorada amiga y estilista. Como toda profesional de la belleza, sus clientes son su carta de presentación, por lo que siempre trato de llevar el estilo como ella lo diseña. Además, tengo el cabello corto y cortado en capas, por lo que siempre tengo que peinarlo para que luzca como debe ser.

Así que, anticipando la pregunta, sí, me maquillo y me peino todos los días.

Con este dato podrán imaginarse los nervios que despertó la idea de estar cinco días al natural. ¿Ir al trabajo sin nada de maquillaje? ¿Dejar que mi cabello se seque solito? ¿Salir a comer, cubrir cosas del trabajo sin estar arreglada?

Mi dependencia —por ponerle algún nombre— al maquillaje o al blower no tiene nada que ver con baja autoestima. Simplemente me gusta usar maquillaje y jugar con mi look. Comprar mi lápiz labial favorito, encontrar una paleta de sombras mega coloridas y cambiar el color de mi cabello constantemente (he sido rubia, pelirroja y hasta pelivioleta) son de esas cositas que me dan felicidad.

¿Por qué si adoro estar arreglada acepté estar cinco días al natural? Porque me parece que es una forma muy cool de salirme de mi zona de confort.

Además, me llamó la atención inmiscuirme en este dilema de qué luce mejor: la belleza natural o la maquillada. Solo espero poder cumplir con los cinco días sin hacer trampa. Y no porque sea realmente difícil, es más porque tendré que enfrentarme a mi rutina, a mi costumbre y obligarme a salir de mi casa por debajo de mis estándares.

Como todo reto de este tipo, hay unas reglas del juego. Aquí las que tengo que seguir:

1. El primer día tengo que lavar mi cabello y dejarlo secar al natural.

2. Sí puedo usar bobby pins y algunas herramientas para acomodar mi melenita.

3. No puedo usar nada de maquillaje. Ni lip gloss.

4. Tengo que tomarme una foto del antes y el durante.

5. Tengo que documentar todos los días del proceso.

Luego de tanto preámbulo, que comience mi semana al natural.

DÍA 1

¡Crisis! Traté de no mirarme mucho en el espejo para evitar la tragedia, pero fue imposible. Me dio vergüenza salir así de mi casa, pero había que hacerlo.

Nadie me dijo nada en la oficina. Una chica a quien le comenté sobre el reto me dijo que me veía igual (god bless her) pero sé que mintió.

left
left

Algo que me estuvo curioso (tanto como para darme cuenta) fue que estuve buscando formas de compensar mi look natural con mi ropa. Claro está, este pensamiento desató otras inquietudes en mí. La primera de ellas el por qué los hombres no sienten este tipo de presión.

El resto de las inquietudes iban más del lado de mi autoestima. ¿Estaré usando el maquillaje para esconderme de algo? ¿Por qué siento que tengo que compensar mi look porque no estoy peinada o maquillada? ¿Será porque me siento incompleta? ¿Será alguna inseguridad de la que no estoy consciente?

No tuve respuesta para ninguna. Lo único que sé es que fui al baño varias veces para ver como iba mi cabello. Fue el peor error que cometí ese día. ¡Horror!

DÍA 2

Hoy trabajé remoto, pues tenía unos asuntos personales que resolver. Entre ellos, ir a bregar con una reclamación al seguro, una diligencia para la cual me hubiese maquillado y arreglado el cabello. Me sentí rarísima cuando me bajé de la guagua y caminé hacia el lobby.

Algo curioso, al menos para mi que trabajé en cosméticos, fue que me sentí el rostro grasoso y sucio. No sé si culpar al calor veraniego o a que no tenía a mi polvo protegiéndome. Nuevamente traté de compensar mi falta de algo con la ropa. Es como si no tuviera mi safety net.

left
left

Nadie me dijo nada. Cuando le pregunté a mi nene que cómo mami se veía sin arreglar, me dijo: "siempre eres linda mamá". Awww, los ojos del amor.

DÍA 3

Solo faltan dos días de reto y de veras que no puedo esperar. Hoy volví a lavarme el pelo y dejarlo secar al natural y me estoy muriendo. Para colmo, tengo que ir a cubrir algo para mi trabajo y me siento como mal de no ir arreglada.

Sé que es una estupidez, que en el mundo hay problemas más serios, que en mi vida tengo problemas más serios, pero el sentimiento de incomodidad no se me quita. Siento que hay instancias en las que hay que estar arreglada. La cara limpia es para la casa, la playa y el supermercado. Y peor será mañana que tengo que cubrir a mi amiguita en su tienda. O sea, ¿cómo voy a atender gente así? ¿Tendré que suspender el reto y extenderlo un día?

Mi esposo me preguntó cuántos días faltan. Lo hace por molestarme, más que nada, porque sabe que estoy loca por, al menos, peinarme el pelo.

DÍA 4

Voy a ser honesta, hoy me puse lipstick pero no lo retoqué. Honestamente, me dioun poco de vergüenza atender a las personas en la tienda con la cara limpia. Eso sí, reconozco que, con este calor, salir de mi casita con el cabello mojado alivió un poco el sofocón del día.

left
left

He estado reflexionando sobre lo que he experimentado en estos días. Los anoté para escribirlo en la conclusión.

DÍA 5

Este día no fue tan malo, era domingo así que estuvimos haciendo tareas del hogar. Pero en la noche salimos a cenar mi esposo, mi chiquito y yo.

No sé si fue porque ya me estaba acostumbrando, o porque era el último día, pero no me dio tanto estrés salir de casa al natural. También puede ser que bregué con mi melenita usando una banda para darme la ilusión de que me había peinado.

Y al final...

Empecé este reto con muchas reservas. Cuestionándome cuál era el repelillo de lucir al natural. Preguntándome por qué sentía emociones tan intensas (de rechazo particularmente) al tema del look natural.

left
left

Mi ansiedad no tenía nada que ver con mi amor propio, pero sí con la hipótesis de que "al natural" una mujer es más bonita. Esa narrativa de que si sientes que necesitas maquillaje es que no te aceptas como eres. Y esta es otra de las etiquetas que las mujeres tenemos que enfrentar cada día.

Creo que lo que me llevo de estos cinco días es que sentirte y verte natural debe estar íntimamente relacionado con cómo nos sentimos más cómodas. Si te sientes cómoda sin maquillaje y con el cabello al natural, esa eres tú al natural. Pero si te gusta peinarte y ponerte maquillaje, esa también eres tú al natural.

Al final del día, quizás, lo que importa no es lo natural que luzcamos, sino lo auténticas, asertivas y decididas que seamos con nosotras y con el mundo que nos rodea.

BrandStudio
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media BrandStudio para Natural Instincts

Ups...

Nuestro sitio no es visible desde este navegador.

Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: