

Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media Brandstudio para Nestlé Niños Saludables
PRESENTADO POR
Nestlé Niños Saludables
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Podría suceder, en un futuro no del todo lejano, que padres y madres entierren a sus hijos porque murieron muy temprano de cáncer, problemas cardiovasculares o diabetes, las primeras tres causas de muerte en Puerto Rico según el Departamento de Salud.
Pero lo anterior no ocurriría si, desde temprano en la niñez, se educa sobre la importancia de mantener una alimentación nutritiva que ayude a prevenir el sobrepeso y la obesidad, así como el desarrollo de las enfermedades que las acompañan.
La Organización Mundial de la Salud identificó a la obesidad infantil como uno de los problemas de salud pública más serios del siglo 21. En Puerto Rico, el Departamento de Salud reportó en el 2013 que un 32% de los infantes entre dos a cinco años participantes del programa WIC estaban en sobrepeso u obesidad.
Más recientemente, entre el 2016 y el 2018, el programa Nestlé Niños Saludables analizó una muestra de aproximadamente 5,000 estudiantes de escuelas elementales públicas, y se encontró que entre un 40% y un 50% de los niños entre kínder y sexto grado están malnutridos, sostuvo la doctora Charmaine Alfonso.
“Ese rango de 40% a 50% se repite en todos los grados y en todas las áreas geográficas. Aunque fueron menos, también fue sorpresivo ver casos de bajo peso. Se tiene el concepto erróneo de que un niño malnutrido es un niño flaco, pero no necesariamente. El estar bajo peso, pero también sobrepeso u obeso, es evidencia de que el niño no está nutrido adecuadamente”, agregó la experta.
Dicho de otro modo, entre cuatro y cinco de cada diez niños en la isla presenta un perfil de malnutrición. La nutricionista Natalia Delgado teorizó que, al ser una muestra amplia, los hallazgos muy bien pueden representar el panorama de la situación a nivel general en Puerto Rico.
Múltiples los factores
Tanto Alfonso como Delgado coincidieron en que el estilo de vida que se vive hoy día incide en que un niño desarrolle sobrepeso u obesidad.
“Por ejemplo, los padres trabajan y no tienen tiempo para cocinar, por lo que aumenta el consumo en fast foods o, en la misma casa, de alimentos precocinados que requieren poco tiempo de preparación. Tampoco tienen tiempo para enseñarle hábitos alimenticios a sus hijos. De pequeño el niño come de lo que le da el papá o la mamá: si ellos no se alimentan bien, el menor tampoco”, expuso Alfonso.
A lo anterior, dijo, se añade el hecho de que, a diferencia de tiempos anteriores, hoy los niños se entretienen más con juegos electrónicos que con actividades físicas, lo que propicia el sedentarismo y, como consecuencia, sobrepeso y obesidad.
Complicaciones de crecer con sobrepeso
No atender en la niñez el sobrepeso u obesidad implica una alta probabilidad de que se llegue a la adolescencia y a la adultez en esas mismas condiciones, apuntó Alfonso. Esto significaría, además, que aumente el riesgo de sufrir diabetes, hipertensión y problemas cardiovasculares a más temprana edad, enfermedades que antes solo se veían en los adultos, abundó.
“Si se desatiende este problema, estaríamos viendo generaciones adultas muy enfermas con condiciones que se desarrollaron temprano en su niñez y adolescencia, generaciones que quizás sus padres sean quienes los entierren”, planteó Alfonso.
“Los adultos de las últimas cuatro generaciones le hemos creado una herencia a nuestros hijos que no nos estamos dando cuenta. Estamos dejándoles una vida más corta que la de sus padres. De acuerdo con las tendencias, nuestros hijos morirán diez años más jóvenes que nosotros. Más de la mitad de las principales causas de muertes en Puerto Rico están relacionadas con la alimentación. Si no atendemos la salud de los niños ahora, tendremos una isla totalmente enferma”, adujo Delgado.
Tips para comenzar una alimentación saludable desde el hogar
La doctora Charmaine Alfonso y la nutricionista Natalia Delgado comparten consejos útiles para las familias:
• Buscar orientación con un nutricionista o dietista y educarse sobre cómo lograr una buena alimentación.
• Ser ejemplo para los hijos: si comemos frutas y vegetales, ellos también lo harán. Si ingerimos alimentos con poco o de ningún valor nutricional, ellos también lo harán.
• Crear platos diversos y coloridos. Una buena práctica es comparar nuestro plato de alimentos con un arcoíris. Cada grupo de alimentos está representado por un color, así que mientras más color tenga nuestro plato, más balanceado será.
• Comer diariamente tres comidas principales, combinadas con tres meriendas, en porciones moderadas. Acostumbrarlos a comer porciones grandes implica comer calorías que no necesitan.
• Incentivarlos a probar los vegetales constantemente, por ejemplo, una misma fruta o vegetal toda la semana, de forma que terminen tarde o temprano incorporándolas en la alimentación.
• Incluir actividad física en la rutina diaria, como subir las escaleras en vez de utilizar el elevador, y priorizar los juegos electrónicos que requieran moverse.
• Integrar a los niños el proceso de comprar y cocinar alimentos.
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