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Yo no me quito
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Cuando hablamos del amor, no solo sentimos el amor por una pareja, por los padres o los hijos, también existe un amor incondicional que proviene de una especie totalmente diferente a la nuestra, los animales. Estos son parte del núcleo familiar y juegan un rol importantísimo en el diario vivir de muchos de nosotros, haciéndonos compañía y evocando ternura, amistad y felicidad.
Es por ese amor absoluto que la puertorriqueña Milly Ruiz lucha todos los días de su vida. Desde pequeña sus padres Ernesto Ruiz y Marina Rosado le inculcaron la importancia de todo tipo de mascota en la felicidad y bienestar del hogar. Siguiendo el legado, Milly ha rescatado por los pasados 20 años a miles de perritos, gatitos y otras mascotas, para que estas puedan tener vidas saludables y felices junto a personas que reciproquen ese cariño que solo ellos son capaces de dar.
Durante las últimas dos décadas, Milly ha emprendido con su misión de vida, y en el camino, han habido momentos que la han marcado y convertido en el ser humano especial que es hoy. Hershey, el primer perrito que rescató, no solo se convirtió en su primera gran hazaña sino que también en su compañero por los próximos 19 años.
Milly ha logrado alianzas con campos de golf —que están inundados con perros— para rescatarlos y conseguirles un hogar en y fuera de la Isla. Sus acciones han calado tan profundo en el corazón de los ciudadanos que el restaurante para el que trabajaba llegó a convertirse —para su sorpresa— en un centro de recolección de animales maltratados, salvando muchas vidas. Son experiencias como estas las que han convertido sus lágrimas de tristeza en la tenacidad para continuar sin quitarse.
A pesar de que ha sido una ardua tarea, llena de retos, lágrimas y situaciones emocionalmente difíciles, esta guerrera ha continuado —junto a sus 4,000 seguidores en las redes sociales— asistiendo a salvar la vida de estos animales que solo exudan amor. Sus seguidores son el motor que la impulsa a trabajar los rescates con más diligencia y a alimentar la búsqueda de mascotas perdidas. Muchas veces trabajan en equipo para conectar todos los ángulos de una situación para resolverla. Sin embargo, un sinnúmero de veces se ha visto al borde de desistir de su misión de vida, pero cada rescate exitoso le recuerda que su simple acción voluntaria es capaz de conceder una nueva oportunidad de vida a los animales y de darle a sus dueños un mar de alegría. Al final, solamente quedan los buenos recuerdos.
Esta encomienda de vida de Milly es una rodeada de muchos sacrificios. El tiempo libre de su trabajo lo invierte en sus nueve mascotas, en misiones de rescate online, en la calle, en llamadas de urgencia y en la coordinación de diferentes tareas para completar la adopción de muchas de estas mascotas. Su tiempo de familia y ocio con sus amistades se ve limitado en muchas ocasiones, pero su corazón cada vez late con más fuerza en cada oportunidad que tiene para observar la sonrisa de agradecimiento de estas criaturas. Son esos momentos los regalos que le hace la vida.
Han sido miles las mascotas rescatadas, las personas que se han reencontrado con sus perritos y las que han descubierto un nuevo amor hacia los animales. La encomienda de vida de esta luchadora ha tenido un efecto positivo y multiplicador en el país. Es por eso que Milly no se quitará y seguirá trabajando por los animales y la Isla que tanto ama.
Para más información o participar en esta iniciativa, puedes contactar a Milly Ruiz a través de su página de Facebook.
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