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Aunque, desde una perspectiva externa, puede parecer una meta inalcanzable, lograr una agricultura puertorriqueña saludable y sostenible, que alimente a esta y futuras generaciones, es posible, afirmó el ecólogo social Nelson Álvarez, quien ha investigado al respecto.
A Álvarez, se sumaron varios agricultores, quienes, a través de prácticas conservacionistas en sus fincas, están cosechando alimentos e impulsando la agroecología local.
Empresarios como Decenia Vega, de Semila PR, e Ian Pagán, del proyecto agroecológico El Josco Bravo, han utilizado la agroecología como solución para cuidar de los suelos y mantenerlos fértiles, al igual que para proteger a las comunidades de organismos que hay en ellos.
Vega y Pagán también apuestan a la diversidad de proyectos internos y colaboraciones, así como a la educación agroecológica, a fin de que las personas sepan que el negocio puede ser rentable ahora y en el futuro, y capacitar a nuevos agricultores para que cultiven en la isla.
A través de su empresa –que se encarga de desarrollar fincas de cacao y promover su uso en diferentes formas–, Vega busca que las personas conozcan que “sí es posible crear más comida local, más alimentos locales” y que ser agricultor puede ser “rentable”. Mencionó que existen iniciativas, “como PRoduce, que no escatiman con los agricultores, que les pagan a los agricultores como es, sin regatear, y que pagan al instante”.
“Yo creo que son plataformas que hacen posible que el alimento local sea rentable y que realmente los agricultores puedan pasar de generación en generación, que es posible sembrar más, y sembrar de una forma sostenible”, afirmó.
De igual forma, la exprofesora y maestra de escuelas especializadas añadió “que un mismo proyecto no lo puede hacer todo porque es sumamente trabajoso, pero, si tenemos a alguien en cada área especializado, en educación, en proveer semillas”, pues “yo creo que va a hacer que podamos tener más alimentos locales”.
Además de Pagán y Álvarez, Vega se refirió a colegas como la directora ejecutiva de la organización no gubernamental Cafiesencia, Lisette Fas, y el presidente de la empresa Desde Mi huerto, Raúl Rosado, quienes también impulsan la agroecología en Puerto Rico.
Comentó, igualmente, que se debe “tener la conciencia de que hay que tener un sistema que, al final, también genere ingresos” para los agricultores.
Por su parte, Pagán señaló que, ante los retos que puede suponer la agroecología, entendieron “que una de las cosas más importantes que podíamos hacer era sistematizar un proceso educativo, un proceso de formación de una nueva generación de agricultores y agricultoras”.
Por tanto, el agrónomo mencionó que, además de cultivos, también “cosechamos nuevos agricultores y agricultoras”. “No existía y no existe todavía, según tenemos entendido, una propuesta sistémica, una propuesta institucional para proveer esa formación agrícola”, expuso.
Desde 2014, con la escuela de agroecología y 11 sedes en pueblos desde Mayagüez hasta Gurabo, El Josco Bravo ha logrado formar más de 1,000 agricultores. “Ya por nuestras manos han pasado más de 1,000, (pero) existen miles más”, destacó.
Sobre las posibilidades de la agricultura en la isla, Pagán dijo que, “para sustituir todas las importaciones de hortaliza (vegetales de ciclo corto) actualmente en Puerto Rico, se deben producir o se deben poner bajo producción cerca de 12,000 cuerdas de terreno”.
Abundó: “Si esas 12,000 cuerdas las repartimos en fincas de 5 cuerdas cada una, pues nos quedamos con 2,500 fincas aproximadamente, en donde se pudiera producir básicamente todas las hortalizas del país y queremos pensar que, de esos 2,500 (agricultores), ya 1,000 potencialmente los hemos producido”.