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Río de Janeiro, Brasil. - Transcurrían los años noventa. La vida ya era diferente pero no tan cambiada a como se vive ahora. Eran tiempos en que ya los niños no salían a las calles a jugar tira y tápate o al esconder como lo hicieron en los ochenta y antes, las generaciones de los setenta y antes. La Generación del Ochenta ya prefería quedarse en la comodidad del sofá y la sombra de la sala jugando Nintendo. Por suerte, Beverly Ramos se aburría de los juegos electrónicos cuando los jugaba durante una semana.