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Los criadores en Guayama sostienen que el nativo puro sobresale de cualquier otro ejemplar.
Los criadores en Guayama sostienen que el nativo puro sobresale de cualquier otro ejemplar. (Marcos Lozada)

Los movimientos suaves, con gracia; el ritmo y la cadencia en el andar de los caballos de paso fino han engalanado por más de 50 años las calles de Guayama, considerada la cuna de la tradición en la crianza y entrenamiento de los mejores ejemplares en la isla; acción que mereció la construcción del Parque Ecuestre Dulce Sueño.

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