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El pasado mes de junio, los organizadores del Festival de la Palabra recibieron la noticia que los $90,000 que recibían de una asignación especial por parte del gobierno había sido recortada en su totalidad. La escritora Mayra Santos-Febres, gestora y directora ejecutiva del festival, mantenía la esperanza de que recibirían $81,000, pero al final nada llegó. Esos fondos iban destinados a cubrir la producción, el salario del equipo y de los talleristas que les dan servicio a las 20,000 personas que asisten anualmente al evento.