:format(jpeg)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/gfrmedia/3RXS6KPHJBAD5NACCMWSY4VYGA.jpg)
La felicidad se asomó nuevamente el pasado miércoles en la escuela elemental José Robles Otero, ubicada en el barrio Ingenio, en Toa Baja. Ese día, la mueca de alegría se dibujó en los rostros de los niños y las niñas de este plantel, que tras dos meses sin clases y después de sobrevivir el azote del huracán María, recuperaban un poco de normalidad. Volvían a sus maestras, a sus materias, pero, sobre todo, a sus amistades, al juego.