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El concepto “privilegio” cobró un nuevo matiz para el puertorriqueño Javier Ávila Morales, quien en plena época de alzamientos supremacistas en Estados Unidos recorre ese país dando cátedra sobre multiculturalismo, racismo y el “problema” de tener un apellido de origen castellano en un país cuyo idioma oficial es inglés.
El doctor en filosofía goza de ese “privilegio” desde que en el 2015 se convirtió en el primer latino seleccionado Profesor del Año en Pennsylvania por la Fundación Carnegie para el Desarrollo de la Educación y el Concilio para el Desarrollo y el Apoyo a la Educación. Decidió compartir su historia para crear conciencia sobre los retos que enfrentan las minorías y los latinos en Estados Unidos, particularmente los que tienen el “privilegio” de ser educados y bilingües. Creó la conferencia “The Trouble With My Name”, convertida en un espectáculo itinerante que combina historia, poesía, sátira, reflexión, y con la que espera tocar este año más de 20,000 conciencias en unas 40 ciudades de Estados Unidos y Puerto Rico.
Él, que siendo hijo de un veterano de Corea estudió en una escuela privada con sistema de enseñanza militar y completamente en inglés aun cuando su familia era de clase media y en casa se hablaba español, conoce algo sobre la diversidad social, económica y cultural. Él, que optó por estudiar en la Universidad de Puerto Rico (UPR) con el reto de tener que reforzar sus destrezas en la lengua materna y terminó siendo profesor de la institución a los 23 años, tiene una idea de cómo adaptarse exitosamente a los cambios. Él, que se casó con una estadounidense a quien trajo a vivir a Puerto Rico y con quien luego se estableció en Pennsylvania, conoce algunos de los retos que enfrentan latinos y boricuas que emigran a Estados Unidos.
“Mucha gente me dice 'eres bien valiente al ir a este pueblo blanco a hacer el show'. No me considero valiente. ¿Qué me van a hacer? En uno de los 'shows' no había ni un latino. Vino un señor al final, me dio la mano y me dijo: 'Gracias señor Ávila por haberme permitido ver la experiencia de usted como yo nunca me la había imaginado”, narra.
A lo largo de sus años como profesor en el Recinto de Río Piedras de la UPR (la ‘IUPI’) y luego en el Northampton Community College, en Pennsylvania, el también poeta ha desarrollado un estilo pedagógico divertido que usa en el ‘show’. “La risa es una de las mejores maneras de bajar defensas y aprender”, apunta, aunque no siempre la empleó. “Usaba el humor en el salón, pero no era el método número uno porque empecé a dar clases bien joven en la IUPI y no quería convertirme en un payaso para que no me confundieran… (El estilo jocoso) lo reprimía para que me tomaran en serio”, recuerda.
Sin embargo, en el 2010 dos sucesos lo transformaron. “Nació mi hijo y empecé a ver a los estudiantes de otra manera, como mis nenes, como bebés quetuvieron padres como yo, que se desvelaron, que tuvieron un montón de miedo… y decidí ser más generoso con mi honestidad. Ese año también me promovieron a catedrático y dije ‘¿qué debo hacer ahora?'. Y lo que hice fue una revolución en la manera en que enseño. Decidí cambiar todos los trabajos, hacer que ellos escogieran sus temas, cambiar los libros, empecé a ser totalmente independiente en cómo enseñar, a realmente tener libertad de cátedra”, relata.
Su evolución continuó en Pennsylvania, a donde asegura emigró por amor. Conoció a su esposa mientras cursaba estudios doctorales en Indiana University, se radicó con ella en Puerto Rico unos años y luego decidieron radicarse en Estados Unidos, donde continuó su cátedra. “En los últimos años de mi carrera empecé a ser más cómico en el salón, a insertar elementos de comedia en mis clases y año tras año esto se está convirtiendo más en una experiencia. Llego al salón y le ves la carita a los estudiantes de… 'vamos a ver qué va a hacer ahora'”, describe.
Ávila Morales considera que su mayor aportación es lograr que los estudiantes sientan libertad de manifestarse y, en el caso de los latinos, visualizar todo lo que pueden lograr. “Estudiantes latinos me han dicho 'usted me ha dado permiso para soñar, para tener una meta que no pensaba que podía tener, porque me ha hecho ver que es posible”, relata.
Cuando su comunidad escolar lo nominó como Profesor del Año pensó que no lo seleccionarían pues nunca un hispano había ostentado el título. Pero lo ganó, y aprovechó la visibilidad. Tenía en mente publicar un nuevo libro -ha escrito varios en prosa y poesía, el primero a los 16 años y en inglés- así que el ganador de varios premios de literatura partió de ahí.
“La intención era escribir un libro de poesía que fuera una explicación de la experiencia del latino en Estados Unidos. Al ganarme el premio empiezo a recibir ofertas para ir a diferentes lugares a hablar. Dije: 'No quiero hablar de pedagogía, quiero hablar de este proyecto'. Ahí fue que se convirtió en otra cosa”, detalla.
“Gracias a los premios (también el Hispanic Leader of the Year Award 2016 de la Cámara de Comercio de Lehigh Valley) la gente me trataba con una deferencia", reconoce. El nuevo “privilegio”, que por él ser parte de una minoría cobró aún más relevancia, le reactivó el sentido de urgencia que tuvo desde que a los 9 años fue operado de corazón abierto y pensaba “que no iba a tener una vida larga”. Explica que por eso desde niño se sintió en minoría, igual que cuando llegó a la IUPI con rezago en escritura en español y literatura latinoamericana. Como si fuera poco, “me enamoro de una mujer de Pennsylvania...”. “Cuando me voy, soy el único profesor puertorriqueño en el Departamento de Inglés (de Northampton)”, recalca. Y lo más definitivo: hace siete años es padre de un jincho que heredó su mirada y su perspicacia. Por tanto, hablar de su realidad latina y de las minorías se le hizourgente.
“El 'show' analiza lo que uno necesita para realmente comprender lo que es el racismo, el discrimen (hasta en Puerto Rico)… Tiene que ver con esto de salir de una posición privilegiada a convertirse en minoría”, adelanta.
“Es como una clase, divertida, pero si el público es latino, es más una celebración. En Puerto Rico va a ser más una advertencia a ‘mira, esto es lo que te puede ocurrir no importa quién seas’, y también un llamado a la unidad y a la tolerancia, porque si es importante para la persona que está en una posición privilegiada empezar a ver cómo es la vida de la minoría, es igualmente importante para esa minoría enseñar con nuestro trabajo”, anticipa.
“The Trouble With My Name” tendrá en Puerto Rico su estreno en español y se presentará en cinco salas los días 6, 7 y 8 de septiembre. Ha sido visto por unas 8,000 personas y Ávila Morales estima que al finalizar este año habrá llegado a casi 25,000.
A continuación, el itinerario de presentaciones de ‘The Trouble With My Name’ en Puerto Rico:
- 6 de septiembre - 11:30 a.m. Biblioteca y Centro de Investigación Social Jesús T. Piñero, Universidad del Este, Carolina
- 7 de septiembre - 9:30 a.m. Anfiteatro Argentina Hills, Universidad del Turabo, Caguas
- 7 de septiembre - 6:00 p.m. Universidad Interamericana, Recinto de Fajardo
- 8 de septiembre - 9:00 a.m. Teatro Emilio S. Belaval, Universidad del Sagrado Corazón, Santurce
- 8 de septiembre - 7:30 p.m. Teatro de la Escuela de Bellas Artes de Guaynabo
- Las funciones son libres de costo y abiertas al público general, excepto la de Guaynabo, para la que se requiere adquirir boletos a través de American Military Academy o llamando al (787) 720-6801.