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Miso, tamari, kale, crudivegano, etiqueta verde, cruelty free, bosque comestible, soberanía alimentaria, economía social, números E, plant based son conceptos sin mayor significado para muchos de nosotros. En cambio, para los seguidores de la revolución verde son parte de su lenguaje cotidiano.

Este movimiento está integrado por veganos, vegetarianos o flexitarianos, que deciden, entre otros cambios, no consumir carne o reducirla al máximo y sus adeptos van desde los millennials, más cercanos a las primeras dos tendencias, hasta mayores de 55 años, que se decantan por el flexitarianismo (consumo ocasional de carne).

Lantern, una firma española de innovación dedicada al impulso de nuevos productos y modelos de negocio, llama veggies a sus seguidores y da luces sobre cómo esta revolución de la conciencia está cambiando la forma de comer, de vivir y de hacer negocios. En el país, la chef caleña e investigadora gastronómica Catalina Vélez habla de la necesidad de estos cambios hace muchos años.

Ella es ejemplo de los beneficios de una alimentación consciente desde temprana edad y tiene claro cómo se mueven los conceptos y productos saludables en el país: “Somos influenciados por aquello que se publica, se expone en los medios o es promovido por influenciadores. Así cada vez más los consumidores despiertan su inquietud por temas específicos de salud, bienestar y fitness”, asegura.

Otro factor importante, destaca Vélez, “es la exposición a enfermedades debidas al estilo de vida, que obligan a cambiar los hábitos, no solo en un individuo, sino en su entorno. La conciencia colectiva se va despertando poco a poco, al vernos enfrentados a información que nos alerta sobre la importancia y premura de un cambio”.

Salud, ética y sostenibilidad
El informe ‘The Green Revolution’ afirma que cada vez más la tendencia se aleja del vegetariano activista y protector de los derechos de los animales (sin que el tema ético pierda su importancia) para acercarse a un consumidor que busca una vida saludable, activa y sana.

"Hoy más que nunca se tiene conciencia de que todo lo que se ingiere tiene un impacto en la salud y bienestar a corto y largo plazo”. La creciente conciencia en torno a la sostenibilidad del planeta es una de las razones por las cuales un gran número de personas reducen su consumo de carne, dice el estudio. Un tercer aspecto es mejorar la salud personal.

“El informe de la OMS vinculando el consumo excesivo de carne a una mayor predisposición a contraer enfermedades coronarias, o incluso cáncer, hizo saltar la chispa en el 2015”, concluye.

Los veggies sienten pasión por los llamados superalimentos y su aporte natural de energía, vitaminas y proteínas. Apuestan por productos orgánicos y todo lo que sea ‘sin’: sin azúcar, sin harinas blancas, sin preservativos, sin químicos, sin transgénicos ni químicos y, últimamente, sin gluten, aunque no sean intolerantes. Prefieren los productos de Km0; es decir, adquirirlos del productor local, y eso les hace más placentera la compra y el consumo, y tiene un impacto positivo en la comunidad y el medioambiente.

De esta manera, la revolución veggie ha dado paso a nuevas propuestas de negocio dedicadas a ofrecer servicios puntuales para este mercado, pero lo más interesante es que sus creadores comparten la ideología de sus clientes y abren las puertas a una nueva generación de empresas. Para algunos escépticos, el futuro de la revolución verde aún no es claro. 

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