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“Había que hacer un sacrificio”. El 19 de marzo regresan al evento en San Juan.

Dos nudos en las gargantas se confunden entre sí en el intento de que padre e hija describan lo que sienten el uno por el otro. Faltan palabras y sobran las emociones. Apenas pueden mirarse a los ojos que se inundaron de inmediato mientras Javier Pagán revelaba que su incursión como atleta en el evento deportivo Ironman 70.3 Puerto Rico se debe a una promesa que le hizo a su hija en el 2015 cuando la joven Julissa Pagán, con 15 años, recibía un diagnóstico de cáncer de tiroides.

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