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¿O Facebook o yo?
Ultimátum a la pareja para que escoja...
Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 15 años.
13 de abril de 2010 - 5:06 PM
Confieso que aunque digo ser moderna estoy bien atrás en eso de la tecnología. Cargo con un celular porque no tengo de otra y tengo una computadora portátil porque sería el colmo. Aún así me resisto a esos enredos de las redes sociales.
Tengo una cuenta en Facebook a la que apenas entro. Y de Twitter nada que ver. Me valgo de la excusa de que no tengo tiempo, y en cierto modo lo es. No dispongo del tiempo ni de deseos de alimentar la curiosidad de otros con mis asuntos personales.
En Facebook se entera una de lo que desayunan los amigos, de dónde compran, dónde y qué cenan, cuántos palos se han dado en la noche y hasta de las aventuras carnales. Y ni hablar de los que postean todo lo que hacen, minuto a minuto. Algo así como la bitácora de ‘Star Trek’.
Es puro voyerismo, y el que no esté de acuerdo que me escriba.
Y es precisamente a esa confianza a la que le temo porque no sabe una cómo se utiliza esa información en tu contra.
Hace unos días me escribió una chica que se identificó como “Sólo Amy”. Me llamó la atención su correo electrónico porque en la primera línea escribió, “Odio a Facebook”. Para luego dar paso a lo que entiendo fue un ejercicio de sanación porque el ‘email’ tenía más de cuatro páginas.
Amy empezó una relación con Omar, un chico que conoció en la pista de Parque Central. Esa noche él le preguntó si tenía cuenta en Facebook y ella le dijo que sí. Le dio el correo y estuvieron hasta la madrugada metidos en la red, intercambiando fotos y mensajes.
Por el tamaño, mejor dicho, por la extensión de la página de Omar en Facebook, Amy se dio cuenta que él era un ‘freak’. Estaba pegado día y noche. El hombre no sólo daba detalles de todo lo que hacía sino que tiene más de más 800 amigos y al parecer a casi todos los atiende. Posteaba fotos, canciones, comentarios; unos discretos y otros no tantos. Fue precisamente esa indiscreción la que casi llevó a Amy al borde la locura.
Navegando por la página de Omar, Amy se enteró de que él veía a unas cuantas amigas a la vez que salía con ella. También vio unas fotos del chico mientras se divertía con sus amigos, en días en que le decía a ella que no podían salir porque estaba muy ocupado. Incluso se enteró de una novia que Omar tuvo en Estados Unidos y que estaba en Puerto Rico tomándose unas vacaciones muy acaramelada en compañía de Omar.
La obsesión de Amy por la página de su novio llegó a tal extremo que le instaló a la computadora un programa que le permitía ver todo por remoto. (Yo pensé que eso sólo era posible en las películas de James Bond). Le chequeaba la cuenta mañana, tarde y noche para luego reclamarle.
En una de las tantas veces que se reconciliaron, soltó el ultimátum… “O Facebook o yo”. ¡Error!
Está de más decirles que ganó Facebook y ella se quedó perdida en el espacio. Ahora es “non grata” en la red porque al parecer se corrió la voz que de que era más ‘psycho’ que la Alex Forrest de ‘Fatal Atraction’. Al menos no le llegó a hervir el conejo en una olla.
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