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Llegaron a pensar que su hijo padecía de autismo… Cuando Gustavo tenía poco menos de dos años, sus padres comenzaron a notar ciertas características que no habían experimentado con su hijo mayor. El niño no balbuceaba, salivaba constantemente y no pronunciaba palabra alguna, además de mostrar problemas de sensibilidad corporal y al comer. Los sonidos que emitían eran inentendibles.