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Se recomienda a los padres hacer un plan de acción que sea preventivo durante estas primeras semanas en lo que los niños se acostumbran al ambiente.
Se recomienda a los padres hacer un plan de acción que sea preventivo durante estas primeras semanas en lo que los niños se acostumbran al ambiente. (Shutterstock)

Con el inicio del segundo semestre escolar y las clases presenciales, esta vez sin que sea necesario u obligatorio usar mascarillas, es posible que pronto se vea un repunte de contagios de varios virus respiratorios de fácil transmisión que están en el ambiente. Además del riesgo que representa la nueva variante de ómicron -XBB.1.5- que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), puede contribuir a un aumento de casos de COVID-19 en las próximas semanas.

Sin embargo, a los profesionales de la salud también les preocupa el alza de contagios con el virus respiratorio sincitial (VRS) y el de la influenza, que comenzó a aumentar en septiembre y octubre del año pasado y, aunque bajó un poco en noviembre, desde diciembre se nota un nuevo repunte. “Ahora es el pico usual (más alto) de estas dos enfermedades que, combinado con COVID-19, puede crear un problema”, advierte el pediatra Gerardo Tosca, presidente de la Sociedad Puertorriqueña de Pediatría, tras subrayar el riesgo que supone para los estudiantes estar en la escuela sin la protección necesaria.

“Por eso sugiero que se retome el uso de mascarillas en las escuelas hasta que baje este pico, especialmente aquellos que tienen problemas respiratorios crónicos”, recomienda el pediatra tras enfatizar que hay vacunas contra el COVID-19 y contra la influenza, que es la mejor manera de protegerlos contra esta enfermedad y sus complicaciones potencialmente graves.

De hecho, destaca que todo chico y chica mayor de seis meses de edad se puede vacunar contra la influenza anualmente, aunque niños de 6 meses a 8 años pueden necesitar dos dosis para que obtengan la mejor protección. De la misma forma, desde los seis meses pueden vacunarse contra el COVID-19 y recibir las vacunas de refuerzo, “y a partir de los cinco años, la bivalente, ya sea como tercera o cuarta dosis”.

A los profesionales de la salud también les preocupa el alza de contagios con el virus respiratorio sincitial y el de la influenza, que comenzó a aumentar en septiembre y octubre del año pasado y, aunque bajó un poco en noviembre, desde diciembre se nota un nuevo repunte.
A los profesionales de la salud también les preocupa el alza de contagios con el virus respiratorio sincitial y el de la influenza, que comenzó a aumentar en septiembre y octubre del año pasado y, aunque bajó un poco en noviembre, desde diciembre se nota un nuevo repunte. (Shutterstock)

Y es que, con el comienzo de cada semestre escolar, siempre hay un aumento de contagios con virus respiratorios, así como alergias -que se convierten en un factor de riesgo-, por lo que siempre se les recomienda a los padres tomar medidas de precaución, señala el alergista e inmunólogo Rafael Zaragoza Urdaz. Por esta razón, enfatiza en que se debe tener un plan de acción de terapia preventiva para estas primeras semanas.

“Estamos en el pico de la temporada de diferentes tipos de virus respiratorios y todo se complica porque a esas edades son los que más lo llevan y lo traen”, agrega el inmunólogo, tras resaltar que también ha habido un aumento en “la patogenicidad de micoplasma e influenza que, previo a la pandemia, no se había visto”.

Precisamente, Zaragoza señala que el COVID-19 se está dando “concomitante con micoplasma o influenza, y eso tira a los pacientes a una descompensación que tiene unas consecuencias prolongadas”. Es lo que se ha denominado como “long covid” o covid persistente. Se refiere a una variedad de síntomas nuevos, frecuentes o continuos que las personas presentan después de las cuatro semanas posteriores a contraer el virus y que, en algunos casos, puede durar meses o años, además del riesgo de algún tipo de discapacidad.

Tanto el doctor Tosca como el doctor Zaragoza -entrevistados por separado-, coinciden en que el alza de contagios con el VRS en niños es más alto de lo usual. Además de que se complica aún más cuando son prematuros o tienen problemas cardiacos y respiratorios.

El VRS es una infección frecuente que la mayoría de los niños contrae cuando ronda los dos años. Los síntomas típicos son similares a los del catarro común, como congestión nasal, poco apetito, tos, estornudos, fiebre y sibilancias cuando las vías respiratorias están parcialmente bloqueadas. Pero también puede causar una infección grave en adultos mayores, personas con enfermedades cardíacas y pulmonares, o cualquiera con un sistema inmunitario débil.

“Ahora mismo no hay una vacuna para este virus, pero hay tratamiento efectivo con el anticuerpo monoclonal Synagis, que actúa específicamente contra el virus y se administra en bebés de 35 semanas o menos y en prematuros, que tengan problemas cardiacos y pulmonares”, explica el doctor Tosca, mientras aclara que es diferente a una bronquiolitis regular que dura entre una a dos semanas, mientras que el VRS dura entre cuatro a seis semanas.

Según el doctor Zaragoza, antes de la pandemia, el VRS se veía más en niños y bebés prematuros. Sin embargo, ahora también se está viendo en una población más amplia. “Los niños lo llevan y lo traen, pero donde está causando estragos es entre los mayores de 65 años. Es una condición seria que puede tirar a una persona en intensivo y hasta ser fatal porque ese cuadro bronquiolítico, muy parecido al asmático, se complica”, advierte.

Pero también ha visto en su oficina un incremento de niños que se han recuperado del virus respiratorio sincitial, pero siguen “hiperreactivos”, con broncoespasmos y con la función pulmonar baja. “Si les hacemos una prueba de óxido nítrico -que es otro marcador que se está usando ahora-, hay inflamación residual de los bronquios. Por eso, los tratamientos hay que prolongarlos preventivamente, seguirlos durante el periodo de recuperación hasta que el paciente se estabilice bien, lo que puede tomar de ocho a doce semanas”, recomienda Zaragoza.

Pero además de estar atentos al VRS, ambos médicos enfatizan en la importancia de estar atentos a la influenza, el dengue y la nueva variante de COVID-19 que, aunque es muy contagiosa, no se ha visto que cause mayores problemas. “Si le da a un miembro de la familia, toda cae contagiada”, añade el alergista, quien destaca que causa un cuadro respiratorio relativamente leve sin mayores consecuencias.

Sin embargo, dice que personalmente es muy enérgico en tratar esta variante adecuadamente “porque he visto las consecuencias de lo que es un ‘long covid’, particularmente en personas con problemas respiratorios o de alto riesgo”. Por esta razón, enfatiza en que se tenga en cuenta el uso de antivirales orales y monoclonales “que evitan que uno se meta en condiciones de alto riesgo”.

Entre las consecuencias del “covid persistente”, el especialista indica que ha visto a pacientes que desarrollan fatiga crónica, además de efectos de pérdida de memoria a corto plazo. “Es un virus que se ha comprobado que ataca los tubos interneuronales (que es parte del sistema nervioso central)”, advierte.

Asimismo, agrega el doctor Tosca, que las personas que están inmunocomprometidas y los que padecen de problemas respiratorios, deben ser conscientes de la importancia de tomar las precauciones necesarias para evitar el contagio con esta cepa.

“Ahora mismo la principal recomendación es vacunarse (contra el COVID-19 y la influenza) y mantener a los estudiantes con las mascarillas en lo que baja la temporada de VRS y de influenza que, usualmente, es en los meses de marzo y abril. Hay escuelas que ahora mismo exigen mascarillas y la vacuna de influenza, así que también queda de cada institución, con sus reglamentaciones, evitar esos brotes y contagios para prevenir el mismo problema que tuvimos el semestre pasado”, subraya el doctor Tosca, mientras indica que, hasta ahora, en la isla no hay un brote de micoplasma.

Pero el pediatra advierte que hay una prueba de laboratorio para micoplasma que “está dando muchos falsos positivos” y que “no es certera ni precisa”. “Todas las entidades pediátricas nos unimos en una carta a las escuelas para que no exijan esta prueba porque no hay brotes de micoplasma en la isla”.

De hecho, destaca que el 95% del micoplasma en Puerto Rico es “self limited”, que el propio cuerpo lo destruye y no hay necesidad de recetar antibióticos. “La prueba te puede dar positivo y le están dando antibióticos, lo que es un error”. En todo caso, agrega el doctor Tosca, si hay preocupación, se puede mandar a hacer una placa de pecho para determinar si hay un proceso de pulmonía “que es lo único que se trata con medicamentos”.

El doctor Zaragoza también llama la atención de otros virus que están en el ambiente. Entre ellos, menciona los enterovirus, que provocan síntomas similares a los de la influenza y que van de leves a serios. “Se presentan con un cuadro del tracto alto respiratorio, dolores de garganta y, a veces, con el síndrome ‘de manos, pies y boca’, que se puede complicar y afectar los pulmones”, explica el inmunólogo, quien dice que es una infección viral leve y contagiosa frecuente en los niños pequeños. Los síntomas incluyen llagas en la boca y sarpullidos en las manos y los pies. Lavarse las manos con frecuencia y evitar el contacto cercano con personas que padecen de la enfermedad puede ayudar a reducir el riesgo.

El adenovirus es otro de los virus que, según el doctor Zaragoza, está subiendo en esta época y ya se han visto brotes en Estados Unidos. “Todo esto se está convirtiendo en una ‘tormenta perfecta’ en el pico de la temporada y se complica con el regreso a las escuelas”, advierte, para enfatizar que si las personas no tienen buenas condiciones de salud o si padecen de alergias, se activan “y esto se convierte en un ciclo vicioso porque una cosa perpetúa a la otra”.

Pero, sobre todo, lo más importante, coinciden ambos médicos, es tomar medidas y tener “sentido común”. Una de las primeras medidas es vacunarse contra el Covid-19 y la influenza, hablar con los hijos y enseñarles sobre la importancia de usar las mascarillas en espacios cerrados, como pueden ser las aulas.

“Esta es una decisión muy personal mía como inmunólogo, pero siempre estoy con una mascarilla en el cuello y si veo que hay mucho hacinamiento o que voy a pasar por un área donde hay mucho contacto e interacción con personas, me la pongo. Es algo que hago en los centros comerciales, en el aeropuerto y en los aviones, donde una está en un ambiente cerrado”, afirma el doctor Zaragoza, tras enfatizar que, sobre todo, “hay que sacarle el cuerpo a los que están tosiendo y estornudando activamente”.

PLAN DE ACCIÓN

Algunas recomendaciones del doctor Rafael Zaragoza Urdaz, alergista e inmunólogo son:

- Visitar las escuelas y estar en contacto con los maestros. Revisar los alrededores y las aulas para cerciorarse de que estén limpias, que no haya humedad y no crezcan esporas de hongo ni ácaros.

- Hacer un plan de acción que sea preventivo durante estas primeras semanas en lo que los niños se acostumbran al ambiente. Eso incluye usar inhibidores de leucotrieno (medicamentos que disminuyen la inflamación) o antihistamínicos que no sean sedativos, en pacientes con condiciones de asma, alergia o problemas respiratorios. Algunas veces también se puede usar un medicamento intranasal preventivo.

- Si es un paciente que tiene problemas en los pulmones, se le puede dar un tratamiento con una pompa preventiva, idealmente de las que vienen ahora que son combinadas de larga duración y pueden durar unas doce horas.

- Mantener medidas de limpieza y de control, como lavarse las manos constantemente y cubrirse con una mascarilla.

- Usar el sentido común. Si va a áreas cerradas con mucha gente, es importante que se proteja y use una mascarilla. “Son medidas que se deben repasar con los maestros para que estén pendientes a ese tipo de interacción con los niños”.

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