De izquierda a derecha, Madeleine Muñoz, Carmen Lucy Matos y Amarilis Fuentes, tres generaciones al frente de la repostería artesanal Cookie Couture, en Puerto Nuevo.
De izquierda a derecha, Madeleine Muñoz, Carmen Lucy Matos y Amarilis Fuentes, tres generaciones al frente de la repostería artesanal Cookie Couture, en Puerto Nuevo. (Stephanie Rojas Rodriguez)

Por 27 años, Madeleine Muñoz fue una exitosa empresaria en la industria de la costura, con una fábrica de ropa que empleaba a 19 personas y les vendía sus creaciones, bajo la marca Amarilis, a dos importantes cadenas de tiendas, además de reconocidas boutiques del área metropolitana. Todo iba tan bien que, en 2005, trasladó sus operaciones a un nuevo edificio en Puerto Nuevo, comprado con la idea de seguir creciendo. Pero a los seis meses, sus dos principales clientes dejaron de comprar ropa en Puerto Rico. “Nos quedamos sin trabajo y con un edificio acabado de comprar”, recuerda la emprendedora, quien destaca que la crisis económica de esos años truncó su idea de vender ropa al detalle y decidió cerrar la fábrica para buscar otras alternativas de negocio.

“Tenía dos alternativas, entregar el edificio o empezar a hacer otra cosa”, agrega Madeleine, quien hizo honor a ese popular refrán de que, si la vida te da limones, puedes sacar provecho y hacer limonada. En su caso, tenía mucha tela para cortar, talento y creatividad. Y, ciertamente, no desperdició nada para lograr una deliciosa y dulce limonada.

Así nació, lo que hoy es un dulce negocio, Cookie Couture, una repostería artesanal que ofrece al público deliciosas galletas de diferentes sabores, como la de limón o guayaba (cual de las dos más ricas), bizcochos, cheesecakes, tartas y otros postres hechos con mucho cariño y los mejores ingredientes, asegura Madeleine, hija de Carmen Lucy Matos -la matriarca de la familia de 89 años-, y la tercera generación, Amarilis Fuentes, todas con un rol muy importante en el negocio familiar.

“La Biblia dice que uno hace con lo que tiene a la mano y yo lo que tenía era tela, así que decidí hacer bolsas de tela, rellenarlas de galletas y venderlas como regalos corporativos, recordatorios de boda o de aniversarios. Yo tenía un edificio, pero no tenía nada de cocina; lo único que tenía era la batidora de mi casa”, relata sobre esos difíciles comienzos en los que buscaba alternativas para ganarse la vida. Además, en ese momento, solo contaba con la ayuda de su mamá porque su hija, Amarilis, todavía estudiaba.

Galletas de guayaba y de limón, dos de los productos que más se venden en 
Cookie Couture en Puerto Nuevo.
Galletas de guayaba y de limón, dos de los productos que más se venden en Cookie Couture en Puerto Nuevo. (Stephanie Rojas Rodriguez)

Recuerda, por ejemplo, que en su iglesia había una cocina industrial y ella preguntó si podía alquilarla por unas horas, pero le dijeron que no, que se la podían prestar. Así estuvo un año horneando sus galletas allí. Luego encontró una persona que tenía un equipo de repostería sin uso, que se lo cedió y le permitió pagarlo poco a poco. “Después de hornear las galletas, las traía y las empacaba aquí”.

Fue así como comenzó a visitar algunos comercios, entre ellos La Hacienda, para también venderlas allí. Y con el tiempo, comenzó a hacer bizcochos “y poco a poco fuimos evolucionando y sacando productos nuevos”. Por supuesto, dice que tenía conocimientos de repostería, pero también decidió estudiar a través de cursos y talleres que la ayudaron a reforzar sus conocimientos.

Así, según las personas fueron probando sus productos, comenzaron a llegar al edificio donde los empacaba, aunque en ese momento no tenía una tienda, solo la cocina. Por esta razón, dice que comenzó a hacer “cositas para vender aquí”. Entre ellas, bizcochos de cumpleaños con merengue. “Siempre lo que tratamos de hacer es buscar un nicho, no queremos hacer lo mismo que hacen otros. Además, empacamos de forma diferente para tener nuestro ‘branding’”.

Una de las características de los bizcochos de Cookie Couture es que son recubiertos de merengue y se decoran con diversos motivos.
Una de las características de los bizcochos de Cookie Couture es que son recubiertos de merengue y se decoran con diversos motivos. (Stephanie Rojas Rodriguez)

El rico sabor y la creatividad al momento de combinarlos, el empaque diferente, hecho en bolsitas de telas y adornos especiales, fue creando un sello de identidad para Cookie Couture, que hoy es muy reconocido. Madeleine comenta que su hermana es dietista y ayudó en un principio con las etiquetas nutricionales. “Las recetas se fueron haciendo de acuerdo con lo que la gente pedía. Por ejemplo, cuando yo fui a La Hacienda, les llevé un bizcocho de calabaza de muestra porque nadie lo hacía en ese momento, sólo se vendía el de zanahoria. Allí también me dijeron que no tenían bizcocho de pistacho y también decidí hacerlo”. Pero una de las características de sus bizcochos, explica, es que todos se hacen recubiertos de merengue, en vez del tradicional “frosting”.

La entrada de su hija, Amarilis, al negocio también amplió la visión de cómo darse a conocer a través de las redes sociales. Un momento que, para la joven, también significó un cambio radical en su vida. “Yo trabajaba para una multinacional y hubo una reorganización y me quedé sin trabajo. Ese mismo año me estaba divorciando y de verdad que no sabía qué iba a hacer”, recuerda Amarilis, quien acepta que fue un tiempo muy difícil para ella.

Fue cuando también decidieron decorar el lugar que hoy es un acogedor espacio donde se nota, desde la entrada, la mano femenina. Una de las paredes, recubierta de telas bordadas, llama la atención de inmediato. Al igual que una mesa con cristal, en la que se pueden ver algunos elementos de costura, como hermosos botones, recuerdos de la época de costurera de Madeleine. O un escaparate, donde se ponen algunos de los productos, como las bolsitas de galletas, y se exhiben cojines que se han hecho con retazos de las telas. Al igual que carteras en tela, con diversos adornos. Mientras que un mostrador exhibe algunas de las delicias que puedes consumir allí con un café o comprar para llevar.

“Trabajar aquí me ayudó con la depresión y ansiedad que tenía. Atender a la gente que llega, hablar con ellos mientras se toman el café, me ayudó en mi proceso. Ya llevo casi dos años y puedo decir que estoy súper bien”, comenta Amarilis, quien dice que siempre le gustaba hacer bizcochos y hasta cogió clases en la Escuela Hotelera, unos conocimientos que también la ayudaron a ser más creativa al momento de crear nuevos sabores en sus bizcochos temáticos.

Los detalles del empaque de cada producto son otro de los distintivos de la tienda Cookies Couture. En la foto, Amarilis Fuentes, hija de Madeleine Muñoz y la tercera generación de mujeres emprendedoras en la familia.
Los detalles del empaque de cada producto son otro de los distintivos de la tienda Cookies Couture. En la foto, Amarilis Fuentes, hija de Madeleine Muñoz y la tercera generación de mujeres emprendedoras en la familia. (Stephanie Rojas Rodriguez)

Explica que, aunque hay otros negocios que hacen bizcochos con merengue, normalmente es blanco flameado. “Pero nosotros hemos tratado de cambiarlo un poquito. Por ejemplo, hacemos un bizcocho que se está vendiendo (que hacemos por orden previa) que recrea el mar. Y le ponemos unos caracoles que son en chocolate”, detalla la joven empresaria, quien muestra la foto de otro, también en merengue, lleno de hermosas flores. De la misma forma, enfatiza que, además de bonitos, los bizcochos saben muy rico.

Mientras, la matriarca de la familia, Carmen Lucy Matos, también tiene un rol muy importante en todo el engranaje de Cookie Couture. “Es la que atiende a todo el que llega y le monta conversación. Ella hasta se sienta y se toma el café contigo. Al principio le decíamos que la gente lo que quería era tomarse su café. Pues resultó que llegaban y decían: ‘¿Dónde está la señora, vine a tomarme un café con ella?’ Todo el mundo le dice Tata”, cuenta Amarilis, quien dice que, por muchos años, ella era la que atendía el merendero de la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras.

Entre los postres que se venden en la tienda, Muñoz explica que siempre tienen pedazos de bizcochos para la venta y que los clientes los puedan probar. Además de las galletas, cupcakes y los bizcochos, indica que también hacen postres especiales.

Por ejemplo, destaca que tienen 12 sabores de cheescakes y los fines de semana, saca dos de ellos para vender en la tienda, al igual que las tartas, entre otras delicias. Entre ellas, el cheescake vasco, de queso manchego, uno de los más pedidos. Y otro, que han llamado “Román”, en honor a uno de sus clientes que llega todas las semanas a comprar galletas de limón. Por supuesto, es un cheesecake de limón, con merengue y el “crust” se hace con galletas de limón.

Además de otro que, según dicen, se vende mucho, con crema de pistacho y baklava abajo, que solo se hace por pedido, aunque algunos fines de semana lo tienen a la venta. “Siempre anunciamos (por las redes sociales) cuál tenemos y las personas pueden venir a probarlo y si les gusta, lo pueden ordenar”, explica Amarilis, tras mencionar que en el fin de semana tiene dos bizcochos, uno regular y otro relleno. Uno de ellos es el “Romántico” que es “layer cake” que tiene masa de bizcocho, cheesecake, mousse de chocolate y raspberry. “Le pusimos romántico porque casamos el bizcocho con el cheesecake”, agrega entre risas.

“Aquí inventamos todo el tiempo”, afirma Madeleine, mientras su hija también menciona el bizcocho “Día y noche”, que tiene bizcocho de vainilla y de chocolate, con una mitad decorado en dorado y la otra plateada. Otro que gusta mucho, y se hace por pedido especial, es el “Chajá”, de origen uruguayo, relleno de dulce de leche y melocotón.

Se trata, sin duda, de un espacio que ha servido no solo para que estas mujeres trabajadoras se reinventen y puedan salir adelante, sino también para ofrecer a sus clientes un lugar de asueto donde pueden endulzarse la vida por un rato, afirma Madeleine. “No queremos tener una súper fábrica, eso ya lo tuve. Queremos tener un sitio lindo en el que la gente se sienta feliz, que nosotras podamos vivir tranquilas haciendo lo que nos gusta”. Mientras que Amarilis ha logrado entender que los cambios son oportunidades y, en su caso, “me han ayudado a sanar y a ser feliz”.

Más información

Cookie Couture está ubicado en la calle Baleares # 411, Puerto Nuevo, San Juan

Tel: (787) 210-6742 y (787) 902-0020

E-mail: cookiecouture@gmail.com

Página web: www.cookiecouturepr.com

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