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Desde el envío de las invitaciones, la marca española Uno de 50 procuró darle un toque de misterio al evento “Clandestino” que se llevó a cabo en el Chico Cabaret en Fairmont El San Juan Hotel. En un espacio decorado para mantener ese ambiente enigmático descrito como un “Speakeasy Jewelry Bar” se mostró un conjunto de joyas exclusivas de diversas colecciones.
“Puedes tener en tus manos y en tu cuerpo más de un cuarto de millón de dólares en joyas que han sido ocultas a través de todo el mundo y las reuniremos en un lugar secreto”, era todo lo que decía la invitación.
Para la ocasión llegó a la isla Cristina García-Adán Hierro, Global Head of Communication de Uno de 50, quien acompañó a las asistentes a adentrarse en ese mundo de lujo de la marca.
“Las joyas son de edición limitada. Cuando comenzó la marca solamente elaborábamos 50 piezas de cada modelo. Eso, evidentemente, a la hora de crecer y de expandirnos era inviable, pero queríamos seguir manteniendo la esencia de la marca. ¿Cómo? En cada colección tenemos siempre una edición limitada, por lo menos, esas ediciones siguen teniendo 50 piezas que vienen numeradas en cada cierre. Son especiales porque están por todo el mundo, pero nunca hemos tenido tantas piezas de colecciones limitadas en un solo país y aquí (en Puerto Rico) es la primera vez que lo hacemos”, explica García-Adán.
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La ejecutiva destacó que con esta actividad buscan sorprender y seguir mostrando la esencia de Uno de 50, que tiene un espíritu muy libre. En el evento “Clandestino” buscaron que las pocas clientas invitadas pudieran vivir una experiencia distinta e interactuar con las piezas más exclusivas de la marca, que pudieron ver, tocar y comprar.
“Todas nuestras piezas se fabrican en España de manera artesanal. Para ser de edición limitada, las piezas tienen que ser únicas y tener vinculación con el arte, que al final cuando se lo ponga se identifique con la persona que lo lleva y con la marca”, añade.
García-Adán destaca que el mercado puertorriqueño es muy relevante para Uno de 50 porque son consumidores con un sentido de estética muy desarrollado. Comenta que la mujer puertorriqueña está muy consciente de que la selección de joyas las complemente. Para ella es algo que va muy bien con la esnecia de la marca, que es muy creativa.
“Puerto Rico para nosotros es uno de los mercados clave. Ahora mismo y en estos años hemos estado en una expansión internacional y en Puerto Rico siempre hemos tenido una buena acogida. Nos hemos sentido muy cómodos. Al puertorriqueño y a la puertorriqueña le gustan las joyas de Uno de 50 y entonces queríamos hacer algo especial previo a Navidad donde pudiéramos reconectar con nuestra consumidora”, concluye.
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