18 de mayo de 2025 - 11:10 PM
Más de 40 yardas de algodón blanco componen el llamado traje representativo de Puerto Rico, una pieza de identidad cultural puertorriqueña, que promueve la moda como expresión patrimonial, además de valorizar las tradiciones de los textiles locales.
Las características de su diseño y los materiales sugeridos para su confección responde a lo que se indica en el Proyecto de la Cámara 135 -que quedó sin avances en 1983-, y que está basado en las tradiciones y costumbres de la vestimenta del hombre y la mujer puertorriqueña a través de la historia nacional.
Manos laboriosas puertorriqueñas, entre ellas 70 diseñadores, artesanos, costureras, estudiantes vocacionales y expertos en patrimonio cultural, participaron en la confección del vestido, llevada a cabo en octubre de 2024 en las instalaciones del Capitolio de Puerto Rico, y que fue considerado como una obra de arte.
“Toda pieza fue donada, incluyendo la mano de obra, los materiales, la artesanía… Todo fue un regalo de nosotros los diseñadores artesanos puertorriqueños para nuestra nación, para nuestro Puerto Rico”, expresó Joseph Da’ Ponte, presidente de Puerto Rican Fashion History Council, quien en 2020 tomó la encomienda de unir voluntades y trabajar con diversas visiones, luego del esfuerzo legislativo.
Además de Da’ Ponte, diseñadores como Harry Robles, Sonia Rivera, Miriam Budet y Lisa Thon, le dieron vida a este proyecto junto a estudiosos de la moda en Puerto Rico, con más de 110 colaboradores. A ellos se integraron las artes tradicionales a través de mundilleras de diversas partes de la isla, lideradas por Carmen Arteaga, quien se encargó de coordinar con todas para laborar incansablemente durante varios meses, entre ellas: Edna Pomales, Carmen González, Nitza Ortiz, Josefina Rivera, Carmen Aurora Ortiz y Jackeline Piñeiro, como artífices de la pieza histórica.
“Coordiné con otras mundilleras, que trabajaron fuertemente y estén dispuestas a trabajar pulgadas y pulgadas de mundillo, especialmente para la falda. Nos levantábamos a las 5 de la mañana para empezar a tejer a veces a las 6, a las 8 a las 10 de la noche y estuvimos tejiendo por meses y meses. A fin de cuentas, a mí me tocó el jubón, la mitad de la puntilla de un volante, un pedacito de otro, y el cuello. Fue una historia interesante. La pasión que pusimos todas para que eso se lograra y ser parte de ese pedacito de historia”, expresó Arteaga acerca del proceso, quien fungió como patronista de mundillo.
“Tuvimos que hacer en 7 meses, 7 yardas. Fue un maratón”, acotó la líder mundillera natural de San Juan.
Se utilizó el color natural de la fibra de algodón, que originalmente utilizaron nuestros indicios para hilar y producir sus telas, además de que es muy apropiado para nuestro clima.
La pieza está unida a la cintura, donde lleva una banda terminando en un lazo, que forma parte de la pretina de la falda color rosado, como la flor de Maga, flor oficial de Puerto Rico.
El jubón o vestidura, que es la pieza del traje que cubre desde los hombros hasta la cintura, es entallado y se confeccionó en finas alforzas de alfiler de 1/4, incorporado a un pecherín en volante de algodón junto a mundillo en bordado con cristales.
El escote del jubón es amplio y redondo, de hombro a hombro. Este escote tiene un volante fruncido. La línea del escote recrea en encaje de mundillo de algodón, volante de patrón semicircular.
El encaje de mundillo fue el escogido por ser este uno de los elementos más representativos en las artes populares nativas.
La falda es fruncida a la cintura, que consiste de tres sobre faldas y la inferior llega al tobillo. La segunda sobrefalda llegara hasta la mitad de la pierna y la tercera (la exterior) se extenderá hasta la rodilla.
El borde de cada sobre falda se termina con tres alforzas de alfiler y encaje depasacintas con bieses en algodón blanco, con bordado en mundillo. A finales del siglo XIX y principios del s. XX estos volantes se iban agregando según crecía la dama, incluso se pasar a ser herencia, se le quitaban los volantes
Enagua
La enagua es amplia. Comienza en la cintura y se extiende hasta cerca del borde del traje. Esta, y todas las otras piezas de ropa interior, fueron adornadas con volantes, pasacintas, encaje y cintas.
Se le integraron 78 lazos blancos en cinta de algodón, bordado con los colores representativos de los escudos de los municipios de Puerto Rico. Estos lazos son en representación al baile afroantillano.
Varillaje
A cargo de Joshua Moreno Quiles y Erika M. Acevedo Tower, de MELT3D Studios.
Abanico
Bordado por Michelle Ann y la parte de mundillo a cargo de Carmen Arteaga.
Tocado de flor de maga:
Estuvo a cargo de Fabián de la Fuente.
Los aretes fueron llamados “Anhelo”, aros de oro con una perla colgante y un delicado detalle de flor de maga, un vibrante símbolo de la identidad de nuestra isla.
Donados por Reinhold Jewelers, joyería puertorriqueña que contribuyó en este significativo proyecto junto con ITÄ Jewelry, con los aretes diseñados por Inés Capó, quien mencionó que “Anhelo” no es solo un diseño, sino una ofrenda simbólica, un homenaje a nuestra historia, cultura y a la belleza que florece en lo cotidiano de Puerto Rico.
“Desde el comienzo, supimos que sería un proyecto de profunda introspección. Queríamos que las piezas fueran ponibles, pero que también transmitieran sentimiento a través del simbolismo. El resultado fue un par de pantallas pequeñas confeccionadas en oro de 14 quilates, de las cuales cuelgan perlas de agua dulce de 8.5 mm —una referencia directa y poética a nuestro apodo caribeño. Quisimos rendir homenaje al mundillo, una de las expresiones más emblemáticas del vestido nacional puertorriqueño. Escogimos entonces incorporar un grabado a mano de nuestra flor nacional, la flor de maga", explicó Capó.
“¿Por qué un grabado para reconocer el mundillo? Para mí, el mundillo es como un grabado en textil, una filigrana tejida. Como nuestro medio es el metal, decidimos grabar la flor de maga con meticulosa atención al detalle directamente sobre el oro. Finalmente, los bordes de las pantallas están adornados con un patrón de puntillismo que hace referencia a nuestro legado Taíno. Muchos artefactos Taínos y arahuacos presentan estos pequeños puntos, y son un elemento recurrente en el lenguaje visual de nuestra marca", agregó la diseñadora puertorriqueña y fundadora de ITÄ.
Para Mildred Marcano Abrams, directora de ventas, mercadeo y compras de Reinhold Jewelers, el que puedan formar parte de este legado es un profundo honor.
“Estamos bien felices de que nos hayan llamado para esta colaboración, en un homenaje a nuestra isla, a nuestra gente y a nuestra artesanía. Uno de nuestros pilates en Reinhold es Puerto Rico, y pensamos en ITÄ para que juntos formáramos parte de este proyecto hermoso”, manifestó.
Pava del jíbaro puertorriqueño: Ángel L. López Díaz
Machetes: Bienvenido Vargas Martínez, de Artesanías Bienve
Botones y Maniquíes: Joshua Moreno Quiles y Érika M. Acevedo Tower, de MELT3D Studios
El traje representativo de Puerto Rico, que se adoptó en cuanto al hombre puertorriqueño, también reúne un conjunto de características en cuanto a su diseño.
La denominada pieza dominical del jíbaro puertorriqueño es completamente de algodón. Los botones de la flor de maga que confeccionan la pieza son hechos en 3d printing, además del machete de la caña y el sombrero de paja
La confección de la chaqueta dominical era la pieza con la que el jíbaro se representaba ante los jefes y ante la iglesia. Tiene un pequeño coquí en 14 quilates de parte de ITÄ Jewelry, con la piedra del ojo en acuamarina representa el trabajo del puertorriqueño.
Con su pava, machete y mangas enrolladas, se representa al jíbaro que trabaja labrando en la tierra.
Modelos: Karla Sontori y Fernando Álvarez
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