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Orlando Bravo: el boricua que envió su resumé y fue rechazado 150 veces ahora figura entre los más ricos e influyentes del mundo

Con más de $179,000 millones en activos bajo manejo, el cofundador de Thoma Bravo explica cómo la inversión privada ha transformado el sector tecnológico y exhorta a fomentar la educación y el libre mercado en Puerto Rico

29 de mayo de 2025 - 11:10 PM

El empresario mayaguezano, Orlando Bravo, conversó con la prensa sobre su historia y crecimiento en el negocio del capital privado. (Wanda Liz Vega)

El inversionista puertorriqueño Orlando Bravo identificó hace más de dos décadas una oportunidad en el sofisticado mundo de la inversión privada, invirtiendo en empresas de software. Ahora, Thoma Bravo, la firma que cofundó junto a su mentor, Carl Thoma, es la mayor compradora de compañías tecnológicas en el mundo.

En una mesa informativa con la prensa de Puerto Rico, este miércoles, Bravo explicó el valor que tiene el capital privado para el crecimiento empresarial de un país y el potencial que tiene para las innovaciones tecnológicas.

“Este es el negocio que más rápido está creciendo en el mundo de las inversiones”, mencionó Bravo. “Si tú vieras dónde estábamos antes y dónde estamos ahora. Ahora Thoma Bravo es la firma de capital privado más grande del mundo enfocada en tecnología”, abundó.

Thoma Bravo gestiona más de $179,000 millones en activos y ha completado más de 520 adquisiciones en el sector de software y tecnología. Además, maneja un portafolio de 75 empresas, que juntas generan ingresos superiores a $28,000 millones anuales y emplean a más de 91,000 personas en el mundo.

De acuerdo con el inversionista, el futuro del capital privado se está moviendo hacia la tecnología, reflejando una gran oportunidad para empresas emergentes.

A modo de ejemplo, Bravo detalló que en el mercado de software en Estados Unidos, que consideró como el más grande y sobresaliente en todo el mundo, hay aproximadamente $1 billón (trillions, en inglés) solo en compañías públicas listadas en el mercado de valores.

“La estrategia nuestra es que, en el futuro, el mundo entero de capital privado se moverá a la tecnología y a activos digitales”, subrayó el inversionista.

La historia de Thoma Bravo es, entre muchas cosas, el inicio de la migración del capital privado desde sectores industriales hacia la economía digital. En un principio, las firmas de capital privado, consideradas como un intrumento de inversión alternativa, invertían principalmente en empresas manufactureras, de distribución o servicios.

Para la década del 2000, atraído por el sector tecnológico, Bravo comenzó a mirar oportunidades de inversión en el semillero que representa Silicon Valley. Por aquellos tiempos, la burbuja del .com dejó a más de uno en aprietos, pero para Bravo fue tiempo de aprender, un proceso que se consolidó durante la Gran Recesión o la crisis financiera de 2008.

Hace unos tres años, en su más reciente ronda de capital, la firma levantó $32,400 millones. En esa ronda, solo el quinceavo fondo de la firma levantó $24,300 millones de inversionistas, una cifra jamás vista para el sector de tecnología.

Un rechazo tras otro

Pero el éxito que hoy exhibe el inversionista original de Mayagüez, dista de sus inicios. Luego de graduarse de Stanford University, en California, no encontraba trabajo en lo que deseaba ejercer: capital privado en tecnología.

“No podía conseguir un trabajo en capital privado. Nadie, nadie, nadie... Cero, cero... O sea, envié por lo menos 150 resumés (y) llamadas, era rechazado. Rechazado. Rechazao. Al final de ese proceso me dieron las oportunidades, pero lo que querían hacer estos grupos es, como yo era puertorriqueño y hablaba español, querían ponerme en el grupo de Latinoamérica de capital privado”, relató Bravo.

El mayagüezano, economista y abogado, dio sus primeros pinitos en los mercados de capital, en Nueva York, trabajando para la firma de inversiones global, Morgan Stanley, donde supo, por primera vez, del negocio de inversión privada.

Fue su mentor, Carl, quien le dio la oportunidad y, aunque sus primeras transacciones “no fueron buenas”, Bravo supo cómo ganar su confianza y la de los inversores.

“No creé nada nuevo. A mí lo que me dieron fue la oportunidad”, dijo Bravo, refiriéndose a su mentor y socio.

Sin embargo, finiquitar las transacciones de empresas y ganar la confianza de los inversores son negociaciones que pueden “tomar toda una vida”, reflexionó Bravo.

La receta para Puerto Rico

Aunque la operación de Thoma Bravo se ha centrado principalmente en el mercado tecnológico de Estados Unidos, hace unos cinco años, la firma comenzó a comprar compañías en Londres y expandir sus mercados.

Por el momento, América Latina y, por consiguiente, Puerto Rico, no figuran entre los mercados objetivos de Thoma Bravo ante la falta de un número importante de empresas que desarrollen software. Además, el mercado estadounidense, sigue siendo, por mucho, el mejor, aseguró el manejador de inversiones.

“Todavía no (compran compañías en América Latina), porque es tanto y tanto el mercado de software estadounidense... en Norteamérica”, dijo Bravo. “Salirnos a otros países cuando hay tanta y tanta oportunidad en Estados Unidos, es increíble”, abundó.

No obstante, Bravo planteó que hay una ventana para considerar a Puerto Rico como un lugar viable para invertir.

“Para mejorar las empresas y los servicios de Puerto Rico en el mundo de capital privado sería muy bueno”, sostuvo Bravo, quien explicó que la inversión privada puede mejorar los procesos y servicios de una empresa, potenciarla y crecer.

En ese sentido, explicó que Thoma Bravo ha tenido buenos casos de éxito al comprar empresas familiares, que tras la inyección monetaria de la firma, se movieron al siguiente nivel.

El inversionista puertorriqueño insistió en que el desarrollo de un ecosistema empresarial sólido en Puerto Rico dependerá de invertir en educación, especialmente en educación digital desde temprana edad, apoyar el emprendimiento y crear un marco que fomente el libre mercado y la libre competencia. Ese enfoque, a juicio de Bravo, es esencial para que la isla pueda competir en un mundo cada vez más digital y garantice su desarrollo económico.

“Para mí la suerte fue la oportunidad, la mentoría. Y para mí, siendo puertorriqueño, siempre vivo en un avión compitiendo, porque hay tanto y tanto todavía por hacer y tanta oportunidad, (que) es increíble”, dijo Bravo.

Es esa misma oportunidad la que Bravo intenta replicar a través de la Bravo Family Foundation, una organización sin fines de lucro que ha impulsado a emprendedores puertorriqueños, poniendo a su disposición herramientas y capital.

¿Cómo funcionan las firmas de capital privado?

El negocio de capital privado consiste en adquirir o hacer inversiones sustanciales en empresas privadas o que cotizan en bolsa con el objetivo de mejorar su operación, ampliar su escala o diversificar su modelo de negocio, y eventualmente, obtener un retorno de inversión al venderlas o llevarlas al sector público. Así funciona Thoma Bravo.

Generalmente, a través del capital privado se busca generar rendimientos superiores a los del mercado, utilizando capital que proviene, por ejemplo, de fondos de pensiones, fondos dotales, patrimonios familiares o tesoros corporativos, explicó Bravo.

“Empezamos comprando compañías de software bastante baratas en el mercado público. Las mejorábamos y las vendíamos o las llevábamos públicas”, explicó Bravo. “Así fue como construimos nuestro negocio”, narró.

Antes de posicionarse como la principal firma de capital privado en tecnología, Bravo aprendió del negocio “comprando las compañías pequeñas”. La primera adquisición de Thoma Bravo fue Prophet 21, en Filadelfia, por unos $50 millones.

Ahora, es frecuente que Thoma Bravo pacte acuerdos de 9 dígitos, siendo el más reciente compra, los activos digitales de aviación de Boeing, por una valoración de $10,550 millones. La adquisición de debe consumarse a finales de este año.

Thoma Bravo se estableció en 1980 y las transacciones más cuantiosas se han producido en los pasados cinco años, siendo la más significativa, Proofpoint, en California, en 2021 por una valoración de $12,300 millones.

EmpresaValoraciónAño
Proofpoint$12,300 millones2021
Boeing$10,550 millones2025
Sailpoint$6,900 millones2022
Darktrace$5,300 millones2024
Sophos$3,900 millones2020


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