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19 de junio de 2025
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Milán, Italia - Las ventas mundiales de artículos de lujo personales están “desacelerándose pero no colapsando”, según un estudio de consultoría de Bain & Co. publicado el jueves.
Las ventas de esos artículos, que se redujeron a $419,000 millones en 2024, se proyecta que disminuyan otro 2% a 5% este año, según el estudio, que atribuye la situación a las amenazas de aranceles de Estados Unidos y las tensiones geopolíticas que desencadenan desaceleraciones económicas.
“Aún así, para ser positivos en un momento difícil, con tres guerras, economías desacelerándose, desigualdad al máximo, no es un mercado en colapso”, dijo la socia de Bain y coautora del estudio, Claudia D’Arpizio. “Se está desacelerando, pero no colapsando”.
Junto con los vientos en contra externos, las marcas de lujo han alienado a los consumidores con una crisis de creatividad en curso y fuertes aumentos de precios, dijo Bain.
Los compradores también se han desanimado por las recientes investigaciones en Italia que revelaron condiciones de explotación laboral en subcontratistas que fabrican carteras de lujo.
Las ventas están cayendo bruscamente en los mercados potentes de Estados Unidos y China, según el estudio. En Estados Unidos, la volatilidad del mercado debido a los aranceles ha desalentado la confianza del consumidor. China ha registrado seis trimestres de contracción debido a la baja confianza del consumidor.
Oriente Medio, América Latina y el Sudeste Asiático están registrando crecimiento. Europa está mayormente plana, según el estudio.
Esto ha creado una fuerte divergencia entre las marcas que continúan con un fuerte crecimiento creativo y de ganancias, como el Grupo Prada, que registró un aumento del 13% en los ingresos del primer trimestre a 1,340 millones de euros, y marcas como Gucci, donde los ingresos disminuyeron un 24% a 1,600 millones de euros en el mismo período.
El propietario de Gucci, Kering, contrató la semana pasada al ejecutivo automotriz italiano Luca De Meo, el ex CEO de Renault, para montar un cambio. La decisión se produce cuando tres de sus marcas, Gucci, Balenciaga y Bottega Veneta, están lanzando nuevos directores creativos.
Las acciones de Kering subieron un 12% tras la noticia del nombramiento. D’Arpizio subrayó su trayectoria, devolviendo la rentabilidad al fabricante de automóviles francés Renault y sus anteriores funciones como director de marketing en Volkswagen y Fiat.
“Todos estos factores resuenan bien juntos en un mercado como el del lujo cuando estás en una fase en la que el crecimiento sigue siendo el nombre del juego, pero también necesitas hacer que la empresa sea más ágil en términos de costos y dar un giro a algunas de las marcas”, dijo.
Las marcas también están haciendo cambios para minimizar el impacto de posibles aranceles de Estados Unidos. Estos incluyen el envío directamente desde los sitios de producción y no desde los almacenes, y la reducción de existencias en las tiendas.
Con los cambios estéticos en marcha, “llenar los canales no tiene mucho sentido”, dijo D’Arpizio.
Aún así, muchos de los vientos en contra que amortiguan el sector están fuera del control de las empresas.
“Muchos de estos aspectos (negativos) no van a cambiar pronto. Lo que puede cambiar es más claridad sobre los aranceles, pero no creo que vayamos a detener las guerras o la inestabilidad política en unos meses”, dijo, añadiendo que la confianza del consumidor de lujo está más estrechamente ligada a las tendencias del mercado de valores que a la geopolítica.
El presidente de la asociación italiana de marcas de lujo Altagamma, Matteo Lunelli, subrayó que el sector registró un crecimiento general del 28% entre 2019 y 2024, “situándonos muy por encima de los niveles prepandémicos”.
Si bien el gasto en lujo es sensible a la agitación mundial, históricamente se recupera rápidamente, impulsado por nuevos mercados y la demanda acumulada.
La crisis financiera de 2008-2009 desplomó las ventas de ropa, bolsos y calzado de lujo de 161,000 millones de euros a 147,000 millones de euros en dos años.
El mercado recuperó con creces las pérdidas en 2010, ya que repuntó un 14%, con una aceleración en el mercado chino. Del mismo modo, después de que las ventas se desplomaran un 21% durante la pandemia, el gasto acumulado impulsó las ventas a nuevos récords.
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