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El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, indicó ayer que el banco central estadounidense aplicará otra ronda de aumentos en las tasas de interés durante el 2023, pero la magnitud o la frecuencia de tales aumentos dependerá de las condiciones económicas y de que haya señales inequívocas que la inflación se mueve a la baja “sostenidamente”.
Tras informar que el Comité Federal de Mercados Abiertos (FOMC, en inglés) aprobó el séptimo aumento en la tasa de fondos federales, Powell aseguró que el organismo de política monetaria mantendrá “su curso hasta completar el trabajo”, pues si bien las condiciones crediticias se han endurecido de manera sustancial a lo largo del año, todavía “el riesgo de inflación sigue al alza”.
“Las condiciones financieras todavía no se han restringido lo suficiente”, dijo Powell a los periodistas que participaron de la rueda de prensa con motivo de la última reunión del FOMC del 2022.
“Todavía nos falta mucho en el lado de la inflación”, agregó Powell al subrayar que la Fed no revisará su tasa objetivo de inflación. Ello, en caso de que se produzcan más aumentos en las tasas de interés, pero el precio de los bienes y servicios no se modere como interesa la Fed.
Ayer, tal como se esperaba, el banco central estadounidense aplicó un aumento de 50 puntos base en la tasa de fondos federales, elevando ese indicador de entre 3.75% y 4% a entre 4.25% y 4.5%.
Con la determinación, el FOMC -brazo operativo de la Fed- consolidó uno de los ajustes más severos que haya aplicado en un solo año. En apenas 12 meses, la tasa de referencia que utiliza el sistema financiero estadounidense aumentó 4.25%. La última vez que la Fed hizo un ajuste de tal magnitud fue hacia el 2007, un año antes de que estallara la Gran Recesión.
Powell indicó que los datos más recientes apuntan a que los precios ya no aumentan al ritmo que se apreciaba hace un año, pero reconoció que la Fed ha progresado lentamente en proteger el presupuesto de los hogares y empresas.
Una tasa superior al 5%
Al divulgar sus proyecciones, los presidentes de las distintas unidades del banco central estadounidense que integran el FOMC vislumbran que la tasa de referencia supere el 5% durante el 2023.
Según las proyecciones de la Fed, en el 2022, la economía estadounidense, medida por el Producto Interno Bruto, debe crecer entre cuatro a cinco décimas y la inflación rondaría entre 5.6% y 5.8%.
Aunque la Fed anticipa que a mediados del 2023, la inflación comenzaría a contenerse, no sería hasta el 2024 cuando ese indicador rondaría entre 2.3% y 2.7%.
Powell subrayó que no habrá recortes en los tipos de interés hasta que el FOMC se sienta “confiado” en que los precios de los bienes y servicios en Estados Unidos bajen lo suficiente y de manera sostenida como para regresar a una tasa de inflación en la vecindad de 2%.
“Nadie puede saber si habrá una recesión”, contestó Powell cuando se le preguntó si la Fed estaba dispuesta a atestiguar una recesión en Estados Unidos matizada por altos intereses con tal de alcanzar el objetivo de 2% en la tasa de inflación.
A juzgar por las proyecciones develadas ayer, la Fed podría aumentar la tasa de fondos federales otros 75 puntos base el año entrante.
Deficiencia estructural
Powell no precisó cómo la Fed aplicaría la nueva ronda de ajustes en el 2023. Es decir, si el FOMC aumentaría los tipos de interés en 75 puntos base en su primera reunión, programada para el mes de febrero, o si aplicaría aumentos esparcidos a lo largo del año.
El curso de las cosas dependerá de la información que se maneje “reunión tras reunión” y de las señales que ofrezca el mercado de empleo, dijo Powell.
De acuerdo con el líder de la Fed, a pesar del ajuste en tasas aplicado este año, el mercado laboral continúa muy fuerte.
En síntesis, dijo Powell, Estados Unidos necesita llenar alrededor de cuatro millones de puestos de trabajo para los cuales simplemente no hay manos.
“Necesitamos gente”, subrayó Powell al agregar que Estados Unidos padece “una deficiencia estructural “cuando de personas hábiles para trabajar se trata.
Explicó que, tras la pandemia, se han combinado diversos factores. Desde el retiro masivo de personas hábiles para trabajar y un número más bajo de migrantes hasta la pérdida de unas 500,000 vidas de personas en etapa productiva por causa del COVID-19.
Powell reconoció que no es factible contener la inflación sin “dolor”, lo que implica, entre otras cosas, el despido de trabajadores.
Desde la perspectiva del economista, aunque la pérdida de puestos de trabajo pueda ser desalentadora, los hogares se verían más afectados si la inflación “se atrinchera en la economía” como sucedió hace unos 50 años. Entonces, se produjo la llamada “Gran Inflación”, un período en el que la economía estadounidense se contrajo por espacio de dos años y las tasas de interés llegaron al 20%.