

18 de noviembre de 2025 - 11:10 PM

Caguas - Sobre una mesa en el cine-teatro del Centro Criollo de Ciencias y Tecnología del Caribe (C3Tec), un pequeño robot en forma de perro alienta la curiosidad de casi un centenar de estudiantes. Los niños ríen y gritan emocionados al ver que el animal metálico ladra, corre, mueve la cola e incluso hace lagartijas o “push-ups”.
“A diferencia de un perro natural, este robot hace ejercicios. Esto nos muestra que los robots van a tener unas capacidades mayores para ciertas acciones”, les explicó Alexander Casañas, profesor de Ciencias de Cómputos de la Universidad Ana G. Méndez, durante su charla sobre robótica e inteligencia artificial. “Por ejemplo, nosotros no podemos levantar cosas bien pesadas porque nuestro cuerpo tiene unos límites. Pero, más adelante, habrá un robot que les podrá ayudar a levantar objetos pesados”.
La charla fue una de las actividades que tuvieron lugar en el C3Tec el viernes, durante la celebración del Día Internacional de los Centros y Museos de Ciencia. Este es un evento anual en el que estas instituciones demuestran el rol que desempeñan al concienciar a la población sobre asuntos como el desarrollo sostenible, el cambio climático, la salud, la energía, los residuos, la escasez de agua y la igualdad de género, de acuerdo con información de la Asociación de Centros de Ciencia y Tecnología.
A la actividad, asistieron unas 400 personas, en su mayoría estudiantes entre las edades de 8 y 16 años, informó Tasha Endara, directora ejecutiva de la institución. El evento incluyó distintas exhibiciones, entre ellas, prótesis hechas con impresoras 3D, videojuegos adaptados para jugadores con diversidad funcional, demostraciones de robótica e ingeniería eléctrica, así como réplicas –elaboradas con impresoras 3D– de líneas de producción y empaque de productos farmacéuticos.
“Queremos activar esa vena de la investigación y saciar la curiosidad de nuestros niños y jóvenes por las distintas ramas de las ciencias”, detalló Endara. Agregó que el evento también buscó presentar profesiones y oficios relacionados con las materias STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas, por sus siglas en inglés).
“Somos un complemento al salón de clases y un apoyo para los maestros”, dijo sobre el C3Tec, que tiene varios laboratorios y una exhibición permanente con más de 30 estaciones sobre ciencia y tecnología.
En el cine-teatro, el profesor Casañas respondió preguntas de los alumnos sobre el perro robot, como el costo –unos $300–, cuánto tiempo tomó construirlo –20 horas–, qué tipo de computadora tiene –Raspberry Pi–, cuánta memoria tiene –8 gigas– y cómo se programó –con el lenguaje de programación Python–.
Casañas urgió a estudiantes de todas las edades a hacer preguntas y a desarrollar su curiosidad intelectual y análisis crítico.
“A diferencia de generaciones anteriores, ellos van a estar en un mundo donde la inteligencia artificial va a ser la norma en sus vidas, al igual que ocurrió antes con el internet y los teléfonos inteligentes”, planteó, en un aparte con este diario. “Lo peligroso de la inteligencia artificial es que el ser humano sobreconfíe y tome por cierto todo lo que hace la inteligencia artificial. Por eso, una destreza que tiene que reforzar la educación es el análisis crítico, que es esencial para discernir, en todo este volumen de información que hay, la verdad y la falsedad”.
El profesor también explicó la diferencia entre robótica e inteligencia artificial. “A un robot, sin inteligencia artificial, se le enseña cómo reaccionar a un ambiente, y él va a seguir repitiendo esa acción”, dijo Casañas. “La inteligencia artificial analiza modelos de datos y, con esa data que se le enseñó, empieza a tomar decisiones, lo que quiere decir que puede realizar otras tareas. Es más polifacético”.
Por ejemplo, mientras un robot puede mover cajas de un lugar a otro, a la inteligencia artificial se le pide redactar un ensayo sobre un tema específico y el sistema decide qué palabras utilizar. “Ya se integró la inteligencia artificial con la robótica. Ahora tenemos robots que se adaptan al ambiente y toman decisiones”, destacó Casañas.
El profesor enfatizó en los alumnos la importancia de utilizar estos avances tecnológicos para el bien común. “Con estos sistemas, se puede crear innovación, lo que es muy distinto a solo consumir la inteligencia artificial. Hay que usarla responsablemente”, insistió.
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