

6 de diciembre de 2025 - 12:00 PM


Como una de tres hijas criadas por una madre soltera, Jozian Molina entendió, temprano en su adolescencia, la importancia de estudiar y la necesidad de conseguir toda la ayuda económica que pudiera para completar estudios universitarios.
“Mi mamá me dijo, desde bien joven, que ella no me podía ayudar con ir a la universidad, ella estaba criando a tres hijas solas. Yo sabía que tenía que trabajar muy fuerte”, relató.
Ya en octavo grado, estaba trazando su plan para ir a la universidad y, en la LEAP Academy University Charter School, en la ciudad de Camden, en Nueva Jersey, encontró el apoyo que necesitaba: la oportunidad de adelantar créditos universitarios en la escuela superior y una beca que cubriría los costos de matrícula en la Universidad de Rutgers.
“Se trata de más que cubrir el costo de los estudios”, expresó sobre la filosofía de la institución al preparar a los estudiantes para cursar estudios universitarios. “Los estudiantes no se dan de baja en su primer año porque no pueden con el rigor académico o el contenido, se dan de baja por el choque cultural. Ellos no están acostumbrados a lo que la universidad exige de ellos y, en mi opinión, LEAP hace un muy buen trabajo en asegurar que los estudiantes tengan esa exposición a lo que es la universidad”, añadió Molina, quien completó su bachillerato gracias a la ayuda económica de LEAP y, luego, hizo una maestría en Liderazgo Educativo. Actualmente, es parte de la junta directiva de LEAP Social Enterprise y es la principal oficial académica en Camden.
Preparar a los estudiantes y asegurar que tengan las herramientas para el éxito en la vida universitaria es parte central del modelo educativo de LEAP, que nació en Nueva Jersey y, en Puerto Rico, ya tiene siete escuelas públicas alianza, indicó, por su parte, la fundadora de la institución y principal oficial ejecutiva de LEAP Social Enterprise, Gloria Bonilla Santiago.
“La importancia de este fondo es sostener, desde que los estudiantes están en kínder, que se mantengan en la trayectoria hasta que entren a la universidad. Por eso, no es bueno empezar a hablar (sobre la vida universitaria) en grado nueve o 10, se tiene que hacer desde preescolar”, expuso Bonilla Santiago, quien ha sido profesora en Rutgers.
Karolyna Valette es parte del primer grupo de siete estudiantes graduados de la LEAP STEAM + E Academy of San Juan que este semestre comenzaron estudios universitarios en el recinto de Camden de Rutgers. Los siete recibieron la beca del Fondo Alfredo y Gloria Bonilla Santiago.
“Yo estaba completamente determinada a que me iba a Estados Unidos a estudiar. Mi sueño era irme a Estados Unidos e iba a hacer lo necesario para lograrlo”, relató Valette, quien comenzó un bachillerato en Ciencias de la Salud, con miras a convertirse en veterinaria.
La oportunidad de obtener una beca universitaria si tenía buen promedio y cumplía con criterios de asistencia y disciplina, fue uno de los atractivos para comenzar estudios en LEAP en décimo grado. Una vez en la escuela alianza, también adelantó cursos universitarios como parte de su programa “Early College”, lo que le permitió graduarse de escuela superior con 32 créditos.
Esa experiencia, aseguró, la preparó para el ambiente universitario. “Hay que perder el temor de fallar y no lograr lo que uno tenía en mente. Uno siempre va con una mentalidad o un propósito, no siempre pasa lo que uno quiere, van a haber situaciones, pero con las decepciones uno obtiene los recursos para poder manejarlas”, acotó.
Antes de llegar a LEAP, Molina estudió en una escuela pública tradicional en Nueva Jersey, en la cual no se daban conversaciones con los alumnos de nivel elemental e intermedio sobre la vida después de la escuela.
“Realmente, no dan a los estudiantes el acceso que necesitan a los recursos que están disponibles para nosotros. Así que algo que LEAP hizo muy bien por mí como estudiante, y algo que me enorgullece ahora como una administradora de la escuela, es asegurarnos que hay recursos allá fuera y que tengamos acceso a ellos”, manifestó.
Valette también estudió en una escuela que no daba tanto énfasis a la educación superior. “Pienso que las oportunidades siempre van a existir, siempre hay recursos que te pueden ayudar a estudiar fuera de la isla. Iba a ser más cuesta arriba económicamente, pero yo sabía que mi propósito lo iba a lograr”, indicó, al considerar el camino que habría seguido sin la oportunidad de la beca.
La primera semilla del fondo dotal fue el dinero que Bonilla Santiago recibió del seguro de vida de su esposo, Alfredo Bonilla, quien falleció inesperadamente cuando estaba por abrir la escuela de Camden.
El fondo dotal, creado en 1997, se ha configurado de tal manera que cubre los costos de matrícula de los egresados del sistema LEAP que no son cubiertos por otras ayudas económicas a las que es elegible el estudiante, como sería la beca Pell o becas institucionales, explicó Bonilla Santiago. Las primeras becas se entregaron, en 2005, a unos 40 estudiantes.
Bonilla Santiago precisó que, este año académico, distribuyeron unos $995,000 a 52 estudiantes, de los cuales siete son de planteles puertorriqueños. Actualmente, el fondo dotal cuenta con unos $7 millones.

La educadora apuntó que realizan eventos de recaudación de fondos –como una gala, en San Juan, en noviembre– para asegurar que la beca se sostenga a largo plazo.
“La diferencia entre los niños pobres, latinos, y la mayoría de los niños estadounidenses, de familias ricas, es grande. En nuestro país, un niño rico puede ir o no a la universidad porque su papá lo va a mantener. Pueden coger un año ‘off’ (libre). Los niños pobres no tienen esa opción. Así que, si ustedes no tienen un fondo, papá, mamá no tiene el dinero, no hay problema, porque el fondo soy yo”, expresó Bonilla Santiago sobre la visión que tiene para sus estudiantes en LEAP.
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