La ceremonia buscó resaltar entre sus estudiantes los esfuerzos de solidaridad hacia las víctimas, así como el apoyo a sus familiares
La ceremonia buscó resaltar entre sus estudiantes los esfuerzos de solidaridad hacia las víctimas, así como el apoyo a sus familiares
11 de septiembre de 2024 - 12:08 PM
Desde que llegó a dirigir la Escuela Superior Antilles, en la base del Fuerte Buchanan, en Guaynabo, Niels Mateo no ha podido evitar las inquietudes de alumnos para que comparta sus recuerdos sobre los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.
“He hablado con ellos a través de los años, un poco aquí y por allá... la historia en pedacitos”, comenta Mateo. “Pero quieren oírlo todo”.
Ese día, Mateo estaba trabajando como comandante de la Marina en el edificio sede del Pentágono, en la ciudad de Arlington, Virginia, donde el avión del vuelo 77 de American Airlines se estrelló a eso de las 9:37 de la mañana, causando la muerte de 187 personas, según las autoridades.
Mateo resultó ileso porque su oficina estaba en el lado contrario del impacto, pero recuerda que salió en medio de un caos de fuego, humo y confusión colectiva.
“Lo más difícil fue el sentido de no poder hacer nada”, manifestó Mateo, ya retirado del servicio militar.
Sin embargo, lo que es un recuerdo para Mateo y los que, de alguna manera, presenciaron los distintos eventos -en Nueva York, Pensilvania y Virginia- que resultaron en la muerte de casi 3,000 personas, es historia para las generaciones que no habían nacido en ese momento, conmemorado este miércoles, 23 años después.
Cientos de jóvenes de la escuela se reunieron en la cancha de la institución para una actividad en la que guardaron silencio por los fallecidos, pero enfatizando más en la movilización de distintos sectores en solidaridad con las víctimas, sus familiares y sobrevivientes.
“Lo que tratamos de hacer es enviarles un mensaje que sea adecuado para su edad”, expresó Mateo. “Estos niños que están en escuela superior nacieron del 2006 para acá. Para ellos, es historia. Por eso es importante la ceremonia (de recordación), para que sepan que, aunque ocurrió antes de ellos, es algo que nos afecta todavía de diferentes formas”, añadió.
Además de primeros respondedores civiles de Puerto Rico que acudieron a Nueva York, soldados de la Compañía 311 con sede en la isla fue desplegados al Pentágono para apoyar en la búsqueda de restos y efectos personales entre toneladas de escombros.
En ese sentido, Mateo destacó que, pese a las difíciles circunstancias que vivió aquel día del 2001, se llevó la satisfacción de haber podido ayudar a una familia aunque fuera con una sola llamada telefónica horas después del incidente, en una oficina de un pueblo cercano.
“No me centraré en el tema del terrorismo ni de los que participaron en los hechos, sino en la forma que pude ayudar a una familia”, dijo Mateo durante su mensaje a los estudiantes. Relató que “la esposa de un oficial retirado de edad avanzada no había oído de él a eso de las 5:00 de la tarde y entró su llamada, y me preguntó: ‘Comandante Mateo... supe que quizás podía tener noticias de mi esposo’”.
“La conversación pudo ir en distintas direcciones, pero tuve la suerte de decirle a esa familia que él caminó conmigo saliendo del edificio. Lo vi. El alivio fue expresado en lágrimas y en mucha emoción”, recordó Mateo, al indicar que también pudo dejarle un mensaje a su familia a través de la grabadora del teléfono en su casa.
“No todas las familias recibieron ese mensaje. Hay algunos mensajes que nunca lograron salir. Demasiadas personas que no pudieron regresar a sus familias tras ir a trabajar ese día”, agregó. “Hoy recordamos eso, porque no podemos olvidarlo”.
En un aparte con El Nuevo Día, Mateo explicó que, al manejar un tema tan complicado, el objetivo es llevar un “mensaje de optimismo y eso tiene que ver con nuestra habilidad de controlar lo que podemos controlar”.
Diversas organizaciones en Estados Unidos han desarrollado estrategias para abordar el tema con las nuevas generaciones. Por ejemplo, “Morningside Center for Teaching Social Responsibility” enfatiza en que debe esperarse a que los estudiantes hayan cumplido por lo menos 8 años para que puedan entender mejor lo sucedido.
En entrevista con NPR, la entidad explicó que, igualmente, es importante aclararles que las 19 personas responsabilizadas por los atentados eran de una organización extremista específica, para así no fomentar el discrimen hacia una religión o nacionalidad.
Paola Martínez, estudiante de cuarto año en la escuela superior del Fuerte Buchanan, reconoce su interés por el tema desde el punto de vista de cómo resultó en esfuerzos colectivos para brindar apoyo a los afectados.
“Yo nací en el 2007, así que yo no estaba viva, pero cada vez que uno aprende de eso en las clases de historia, lo ve como algo que ayudó a todos a crecer”, manifestó Martínez. “Pensamos en todas las vidas que tristemente se perdieron, pero también en la unidad que tuvimos como país”.
“Cuando surge el tema, a veces uno se pregunta cómo estas cosas pasan, qué ocasiona que pasen ciertos eventos como este, algo tan trágico y cruel”, afirmó. “Siempre pasan cosas malas y eso no está en el control de nadie, solamente en las personas que lo hacen. Uno se pregunta por qué, pero tristemente ya pasó y nos queda crecer y ver cómo podemos progresar. Ya han pasado 23 años, pero comoquiera es un evento que influye”.
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