Nota de archivo: este contenido fue publicado hace más de 30 días.

Tanto niños como adultos se unieron para implorar protección divina ante el inminente impacto de un fenómeno atmosférico nunca antes registrado en Puerto Rico.
Tanto niños como adultos se unieron para implorar protección divina ante el inminente impacto de un fenómeno atmosférico nunca antes registrado en Puerto Rico. (Juan Luis Martínez Pérez)

Eran casi las 8:30 de la noche y los vientos del huracán María ya habían derribado bambús frente a la entrada de la Escuela Elemental Urbana en el barrio Río Abajo de Cidra, a donde unas 60 personas llegaron más temprano buscando resguardo. Las empleadas de comedor escolar, que decidieron pernoctar para asegurarse de que no les faltara alimento, daban los toques finales a la merienda que cerraría la jornada, pero antes había que orar.

💬Ver comentarios