

27 de julio de 2025 - 10:42 PM
Tailandia y Camboya intercambiaron acusaciones de nuevos ataques el sábado al tiempo que los letales enfrentamientos fronterizos, que entraron en su tercer día, dejaron al menos 33 fallecidos y más de 168,000 desplazados. El presidente Donald Trump se unió a un coro de voces internacionales que pide un alto el fuego.
Se reportaron disparos de artillería y de armas de fuego cerca de varias aldeas fronterizas, ampliando el área de los combates que comenzaron el jueves después que la explosión de mina terrestre en la frontera hiriera a cinco soldados tailandeses. Funcionarios camboyanos y tailandeses afirmaron haber actuado en represalia.
Ambos países retiraron a sus embajadores y Tailandia cerró sus cruces fronterizos con Camboya.
Las autoridades camboyanas reportaron 12 nuevas muertes el sábado, lo que eleva a 13 el total de víctimas mortales en su territorio, y las tailandesas indicaron que un soldado había perdido la vida, aumentando sus bajas a 20, en su mayoría civiles.
El ministro de Información de Camboya, Neth Pheaktra, dijo el sábado que los enfrentamientos habían obligado a 10,865 familias camboyanas, o 37,635 personas, de tres provincias fronterizas a huir a lugares seguros. Autoridades tailandesas indicaron que más de 131,000 personas habían escapado de sus aldeas fronterizas.
La frontera de 500 millas entre Tailandia y Camboya ha sido objeto de disputas durante décadas, pero en el pasado los enfrentamientos han sido limitados y breves. Las tensiones actuales estallaron en mayo, cuando un soldado camboyano murió en un choque que creó una brecha diplomática y sacudió la política nacional tailandesa.
El sábado, el presidente Donald Trump publicó en Truth Social que ha hablado con mandatarios de Tailandia y Camboya y sugirió que no concluirá un acuerdo comercial con ninguno de los dos países si las hostilidades transfronterizas continuaban. Más tarde dijo que ambas partes han acordado reunirse para negociar un alto el fuego.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Tailandia dio una respuesta cortésmente cautelosa a la propuesta de Trump, señalando que el primer ministro interino Phumtham Wechayachai le agradeció su preocupación y se dijo de acuerdo en principio en que se necesita un alto el fuego.
“Sin embargo, Tailandia quisiera ver una intención sincera por parte de Camboya”, subrayó el Ministerio, reiterando el deseo de Bangkok de mantener conversaciones bilaterales con Camboya. De acuerdo con el comunicado, Phumtham pidió a Trump que transmitiera esa posición a la parte camboyana.
Fresh News, una agencia de noticias en línea cercana al gobierno camboyano, reportó que el primer ministro Hun Manet publicó en las redes sociales que Camboya “está de acuerdo con la solicitud de un alto el fuego inmediato e incondicional entre los dos ejércitos”.
Sin embargo, según Fresh News, Hun Manet pareció malinterpretar o tergiversar la posición de Tailandia al considerar que Bangkok estaba de acuerdo con un alto el fuego inmediato.
La intervención de Trump siguió a la creciente presión sobre la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático para aliviar las tensiones entre sus dos miembros.
Durante una reunión de emergencia el viernes, los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas pidieron una desescalada e instaron a la ASEAN a mediar una solución pacífica. El Consejo no emitió una resolución sobre la crisis, pero el ministro de Relaciones Exteriores de Tailandia, Maris Sangiampongsa, dijo el sábado que los 15 miembros del grupo pidieron moderación, el fin de las hostilidades y una resolución pacífica.
El mandatario de Malasia, país que actualmente preside la ASEAN, ha dicho que Tailandia y Camboya están abiertas a una propuesta de alto el fuego. Medios de comunicación malasios publicaron que el primer ministro Anwar Ibrahim ha encargado al ministro de Relaciones Exteriores del país mediar en las conversaciones de paz, pero no se han anunciado planes concretos.
Maris dijo anteriormente el sábado que su país ha acordado en principio la propuesta de alto el fuego de la ASEAN, pero insistió en que Camboya debe cesar primero las hostilidades. Agregó que Tailandia continúa colaborando con Malasia en el asunto.
“Tailandia reafirma su compromiso de resolver el conflicto pacíficamente y de acuerdo con el derecho internacional”, dijo, instando a Camboya a “volver a la mesa de negociaciones con sinceridad y de buena fe”.
El Ministerio de Defensa de Camboya condenó lo que dijo que fue una ofensiva tailandesa ampliada a primera hora del sábado tras el lanzamiento de cinco proyectiles de artillería pesada contra múltiples ubicaciones en la provincia de Pursat. Calificó la operación como un “acto de agresión no provocado y premeditado”.
La portavoz del Ministerio, la teniente general Maly Socheata, afirmó que las tensiones se intensificaron en la provincia de Koh Kong, donde se reportó que cuatro buques navales tailandeses estaban fondeados en alta mar y otros cuatro iban hacia el lugar. El despliegue naval era un “acto de agresión” que podría derivar en un agramiento del conflicto, añadió.
Socheata apuntó que siete civiles y cinco soldados fallecieron en dos días de combates. Anteriormente se había reportado que un hombre murió cuando la pagoda en la que se escondía fue alcanzada por cohetes rivales.
El ejército tailandés negó haber atacado emplazamientos civiles camboyanos y acusó a Nom Pen de usar “escudos humanos” al posicionar sus armas cerca de áreas residenciales.
Por su parte, la Marina de Tailandia acusó en un comunicado el sábado a las fuerzas rivales de lanzar un nuevo ataque en la provincia de Trat. Las tropas del país respondieron con rapidez y “expulsaron con éxito la incursión camboyana en tres puntos clave”, agregó advirtiendo que “la agresión no será tolerada”.
Las autoridades tailandesas alegaron también que varios proyectiles de artillería camboyanos cayeron al otro lado de la frontera en Laos, donde causaron daños en hogares y propiedades. Las autoridades laosianas no han respondido públicamente a la afirmación.
Human Rights Watch instó al Consejo de Seguridad de la ONU y a los gobiernos a presionar a Bangkok y Nom Pen para que respeten el derecho internacional humanitario y tomen medidas para proteger a los civiles. Los niños se han visto perjudicados y las autoridades tailandesas cerraron al menos 852 escuelas y siete hospitales por seguridad, explicó el grupo de derechos en un comunicado el sábado.
Ambas partes han efectuado ataques con cohetes y artillería y, aunque en un primer momento se negaron las afirmaciones camboyanas de que se estaban usando municiones de racimo prohibidas internacionalmente, un portavoz militar tailandés afirmó en un comunicado el viernes que esas armas podrían ser utilizadas “cuando sea necesario” para atacar objetivos militares. HRW condenó el uso de municiones de racimo en áreas habitadas.
Ni Tailandia ni Camboya Forman parte de la Convención sobre Municiones de Racimo, que prohíbe su uso, y las autoridades tailandesas las habían utilizado durante otra disputa fronteriza con Camboya en febrero de 2011 que dejó 20 fallecidos.
“Ni Tailandia ni Camboya parecen estar prestando atención al derecho internacional humanitario, con graves consecuencias para la población civil”, dijo John Sifton, director para Asia de Human Rights Watch, en un comunicado. “Los esfuerzos diplomáticos en curso deben priorizar la protección de los civiles y de la infraestructura civil”.
Tailandia también ha reconocido el uso de aviones F-16 y drones para lanzar ataques aéreos.
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