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La criminalidad no discrimina con los políticos
El Gobernador y el Comisionado Residente están entre las víctimas del crimen
Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 14 años.
24 de enero de 2011 - 10:53 AM
La alta incidencia criminal que azota al País no es ajena para la representante popular Brenda López de Arrarás, pero tampoco para el gobernador Luis Fortuño.
Al igual que le ocurrió a la legisladora, que el jueves pasado fue víctima de robo, Fortuño también tuvo una inesperada visita de maleantes.
En enero de 2005, desconocidos abrieron el carro de Fortuño, quien en aquel entonces era comisionado residente, y sustrajeron equipo de oficina y documentos de trabajo.
El funcionario y su escolta se encontraban en un restaurante de un centro comercial en Barceloneta al momento del robo, de acuerdo con el informe policiaco.
El jueves pasado, López de Arrarás sintió de cerca el terror que provoca la criminalidad.
Según explicó la representante en comunicado de prensa, se encontraba con su esposo, sus hijos y hermana caminando por el estacionamiento de Plaza Las Américas cuando un hombre, que previamente le había preguntado sobre un estacionamiento, se bajó de su vehículo y le arrebató su teléfono celular.
“Gracias a Dios, no pasó de ser un gran susto”, afirmó la legisladora.
Pese a su reacción, este no es el primer encuentro con el crimen que tiene la representante. En marzo de 2009, intentaron extorsionarla a través de una llamada a su teléfono celular.
Según se publicó en aquel entonces, López de Arrarás recibió una llamada en la que le dijeron “’la vamos a matar'. En ese momento mi hija me habla y la persona me dice 'también sabemos dónde estudian sus hijos’”.
Dijo que el extorsionador alegó que ya le habían pagado, que compraron el arma, pero que intercedió por ella y que le perdonarían la vida si pagaba $3,000.
Una llamada similar la recibió también el ex secretario de Salud, Enrique Vázquez Quintana.
Estos incidentes no llegaron a mayores consecuencias. De hecho, la Policía logró atrapar a dos presidiarios que desde la prisión dirigían un esquema de extorsión.
Sin embargo, para otros políticos la visita de malhechores se convirtió en una tragedia familiar, como lo fue el caso del actual comisionado residente en Washington, Pedro Pierluisi. Éste perdió a su hermano, José Jaime Pierluisi, en medio de un robo.
El joven murió asesinado el 7 de junio de 1994 frente a su residencia en el Condado. A pesar de no oponer resistencia al atraco, recibió un balazo en la nuca luego de que varios sujetos le interceptaron para robar su auto, con el fin de obtener la tablilla de Gobierno para propiciar una fuga de un confinado.
Otros han tenido que enfrentar la criminalidad como testigos. Este fue el caso del ex presidente del Senado, Charlie Rodríguez, quien estuvo presente cuando el cuñado de su novia mató a su esposa, la diseñadora colombiana Clarena Acosta.
Por estos hechos, reportados en la despedida de año del 2009, Rodríguez tuvo que declarar contra el empresario Samuel Viñas en Colombia.
Otros políticos que también han tenido la visita de los pillos son los ex legisladores estadistas Nelson del Valle y Carlos Díaz y el representante penepé Antonio “Toñito” Silva.
Según informes de prensa de noviembre de 2009, los maleantes llegaron hasta la casa de Del Valle en Toa Alta y se marcharon con un botín de $101,200 en efectivo y $8,000 en joyería fina.
“Todo fue por el exceso de confianza, porque aquí esto es bien tranquilo. Todos me quieren. Hay guardias que dan muchas rondas y mi papá vive al frente de mi casa y se pasa siempre en el balcón acostado en una hamaca. Nunca pensé que algo así podría pasar y pues... como dice mi esposa, el que guarda dinero así, lo guarda para otro”, dijo Del Valle en aquel entonces.
En octubre de 1999, le tocó el turno a Silva.
El legislador de Bayamón fue agredido por un espigado asaltante que lo interceptó mientras se encontraba en una panadería en Bayamón, donde lo despojó de $235 en efectivo y de un teléfono celular.
El legislador estadista recibió una contusión en la cabeza y fue atendido por un médico privado, según las autoridades que investigaron el atraco.
Por otro lado, Díaz fue visitado por los pillos en julio de 2006. Pese a que el ex senador residía en una urbanización cerrada de San Juan, desconocidos entraron a su hogar y hurtaron su vehículo oficial y otras pertenencias.
Aparentemente, una de las puertas que daban acceso a la residencia, ubicada en la urbanización San Gerardo de Cupey, se quedó abierta, por lo que los ladrones no tuvieron que forzar la entrada, se reportó.
Una vez adentro, mientras Díaz y su familia dormían, los pillos tomaron las llaves del vehículo y se lo llevaron, indica el informe policiaco. El auto lo dejaron estacionado en un centro comercial en la avenida De Diego en Río Piedras. Pero antes, se apropiaron de un reloj marca Cartier, una computadora portátil, dos celulares y un cheque por concepto de dietas del Senado por la cantidad de $1,300.
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