El abogado Pablo José Hernández Rivera se encaminó el miércoles formalmente hacia la precandidatura para ser comisionado residente en Washington por el Partido Popular Democrático (PPD), al anunciar un comité exploratorio que le permitirá comenzar a ordenar esa aspiración y recaudar fondos.
Con el eslogan de que Puerto Rico y el PPD “necesitan una renovación” -el país, en la capital estadounidense y su partido, en su liderato- Hernández Rivera colgó al amanecer del martes un vídeo en las redes sociales para oficializar su intención de ser el candidato popular al cargo.
“Soy puertorriqueño, estadolibrista y popular. Y creo que el Partido Popular Democrático necesita nuevas ideas y el Estado Libre Asociado necesita nuevos defensores”, indicó Hernández Rivera.
Tanto el presidente de la Cámara de Representantes, Rafael “Tatito” Hernández Montañez, como el representante Héctor Ferrer Santiago han sido mencionados en el pasado como otros posibles aspirantes a la candidatura del PPD para el puesto de comisionado residente.
El PPD se encamina, a corto plazo, a decidir en mayo, en una elección interna, quien será su presidente. Pero, los aspirantes a puestos electivos tienen hasta fin de año para presentar sus candidaturas para las elecciones de 2024.
Al hacer su anuncio, Hernández Rivera destacó que busca acabar con 20 años consecutivos en el que los electores de la isla han optado por comisionados identificados con el Partido Nuevo Progresista (PNP) y la propuesta de convertir la isla en el estado 51. “Han malgastado su tiempo en plebiscitos estériles y antidemocráticos”, sostuvo.
Para el joven abogado, de 30 años, ésta sería su primera candidatura electoral. Pero, la política ha estado cercana a su familia por largo tiempo. Su abuelo fue el gobernador Rafael Hernández Colón, la segunda figura más importante en la historia del PPD.
Su padre, José Alfredo Hernández Mayoral, aspiró sin éxito en 1999 a la candidatura del PPD a Washington, la cual perdió frente a Aníbal Acevedo Vilá y le dejó con una deuda de $758,000 ante la Comisión Federal de Elecciones (FEC, por sus siglas en inglés).
Con su comité exploratorio, Hernández Rivera podrá comenzar a recaudar fondos y cumplir con las normas de la FEC, que requieren registrar un comité de campaña cuando los recaudos o gastos excedan los $5,000.
Hernández Rivera dijo que, de cara a su intención de ser candidato del PPD a comisionado residente en Washington, propone centrarse en temas económicos, como la búsqueda de nuevos incentivos contributivos federales para la inversión en Puerto Rico que se asemejen a la antigua sección 936 del Código de Rentas Internas federal, y la paridad en programas federales.
Desde la eliminación de la 936, las autoridades de la isla y el sector industrial han intentado –con diferentes énfasis, pero sin éxito alguno-, que el Congreso adopte un nuevo incentivo tributario que promueva la inversión manufacturera.
Con respecto al status político de Puerto Rico, Hernández Rivera reafirmó su defensa del ELA. Pero, consideró que la asociación que promueve con EE.UU. es incompatible con una relación fuera de la cláusula para territorios de la Constitución estadounidense.
Aunque la medida murió al terminar la sesión 117 del Congreso, la Cámara baja federal aprobó decisivamente en diciembre pasado, por vez primera, un proyecto de ley que hubiese vinculado a Estados Unidos con un plebiscito entre la estadidad, la independencia y la libre asociación, dejando fuera el status colonial vigente.
“Creo en limitar los poderes del Congreso, por disposición constitucional, legal o como política pública… un nuevo pacto”, dijo Hernández Rivera, en momentos en que el gobierno federal mantiene una nueva capa de poder sobre Puerto Rico, tras la aprobación en junio de 2016 de la ley Promesa, que impuso una Junta de Supervisión Fiscal por encima del gobierno y creó un sistema de bancarrota territorial para reestructurar la deuda pública.
Hernández Rivera describe el conflicto de la ley Promesa con el “gobierno propio” del territorio “como un argumento en contra de la teoría” de que el Congreso –aún en un sistema en el que un legislativo de Estados Unidos no obliga al próximo-, renunció a su poder sobre los asuntos locales.
Y, como otros en el PPD, piensa que si el entonces gobernador Alejandro García Padilla y el entonces comisionado residente en Washington Pedro Pierluisi, ahora gobernador, no hubiesen respaldado la legislación, el Congreso no habría aprobado Promesa.
En cuanto a cuál debe ser la definición del ELA que promueva el PPD, Hernández Rivera afirmó que su partido tiene que asumir “una postura clara”, que defina la naturaleza de un pacto y el equilibrio de poderes entre Estados Unidos y Puerto Rico.
En marzo de 2021, la Junta de Gobierno del PPD –cuando se opuso al proyecto 2070 de las congresistas demócratas boricuas Nydia Velázquez y Alexandria Ocasio Cortez a favor de una Convención de Status y un referéndum de alternativas no territoriales-, aludió a la definición de status de su programa de gobierno de 2020 que aspiró a “un modelo de asociación política y jurídica” que sea “claramente no colonial” y subsane el problema de “subordinación política”.
Con respecto a la comisionada residente en Washington, Jenniffer González, Hernández Rivera afirmó que “su trabajo ha ido en picada”, particularmente desde que admitió que considera retar al gobernador Pierluisi por la candidatura del PNP a La Fortaleza.
En ese sentido, mencionó que González no llegó a una reunión con el presidente Joe Biden en Nueva York sobre el impacto del huracán Fiona –aunque luego habló con él en el vuelo de regreso del Air Force One-, tuvo que comenzar su participación por la vía virtual en la más reciente audiencia pública del Comité de Recursos Naturales y “aceptó el premio de campeona de las leyes de cabotaje”, entre otras cosas, después de haber recaudado cerca de $60,000 de la industria marítima desde que aspiró por vez primera al puesto de delegada ante la Cámara baja.
En el inicio de su campaña, Hernández Rivera dijo que promoverá que los electores le identifiquen como “Pablo José”.
Descartó que sea una forma de no alinear a electores no populares que le reconozcan como nieto de Hernández Colón.
Pero, aunque afirmó está “bien orgulloso” de su familia, quiere que los electores le conozcan directamente e “ignoren mi apellido”.