ESPN y la revista The Ring siguen considerando a Vasyl Lomachenko el boxeador más completo de la actualidad, ocupando el puesto uno en el ranking de todos los campeones mundiales, aunque con 32 años y su tendencia a lesionarse puede ser que estén mandando un aviso de que está cercano el día de su derrumbe.

Es casi seguro que el monarca ligero de la AMB y la OMB, protegido de Bob Arum y Top Rank, exponga ambos cetros, aunque también posee el del CMB en su mayor jerarquía, el 19 de septiembre en Las Vegas frente al soberano de la FIB, el estadounidense de raíces hondureñas, Teófimo López, con marca de 15-0 y 12 nocauts, y quien le arrebató por la vía rápida la faja al ghanés Richard Commey, con foja entonces de 29-1 y quien la exponía por segunda ocasión.

El ucraniano, 14-1 (12 KO’S), viene de superar por decisión unánime al británico Luke Campbell, por las diademas antes mencionadas y la del CMB que estaba vacante.

Sin embargo, anteriormente había noqueado en cuatro asaltos al inglés Anthony Crolla, pero se lastimó su mano derecha.

Asimismo, derrotó fácilmente por puntos a José Pedraza, pero recibió bastante castigo, a la vez que el venezolano Jorge Linares lo tumbó en el sexto capítulo, aunque sucumbió en el 10 por KO’T, con la mala suerte de romperse el lambrum de su hombro derecho, que requirió una operación y un descanso obligado de seis meses. De hecho, Lomachenko no se trepa a un cuadrilátero desde agosto de 2019, y se cumplirían 13 meses de ausencia si finalmente riñe con López, pegador fortísimo y de mucha reciedumbre.

Aquellos que consideran que Teófimo podría vencerle se basan en que en su segundo pleito el mexicano Orlando Salido le acosó constantemente y obtuvo el veredicto de los jueces, y obviamente este no compara en calidad con el hijo de padres de Honduras.

Lomachenko, sin dudas, es un gimnasta con guantes, cuya movilidad en ángulos le convierte en un gladiador difícil de golpear, y últimamente ha aprovechado además su gran oxigenación para apretar a medida que suenan las campanas.

En fin, la industria necesita este choque para beneplácito de los fanáticos que se han ido pasando a las artes marciales mixtas por mayor violencia y dramatismo.